Beso de niña [JiHao]

¿Me enseñas?

                  

-Hyung, nosotros somos amigos, ¿verdad? –Pregunto el menor de los dos con su siempre voz tierna y esa sonrisa encantadora trazada en sus labios.

-Claro Ming, somos amigos. ¿Por qué la duda? –Contesto un sonriente caballero, siempre atento a todos.

-¿Entonces puedo preguntar algo y dejar los honoríficos por ahora?

-Claro Ming, de hecho a veces se me hace raro tanto honorifico, en LA no los usamos.

-Josh, ¿sabes besar? –Preguntó de nuevo el chino de ojos grandes, sorprendiendo al americano, el cual casi se atraganta con el café que estaba bebiendo.

-Bueno Ming, pues... si... se besar, todos saben. Creo. –Intentó disimular su sonrojo con el ataque de tos que aún tenía debido al café.

-¿Si? Entonces... ¿Me puedes enseñar? No digo que yo no sepa, ni tampoco que tenga ganas de ser experto, solo tengo esa duda.

-Ejem... Ming no creo que...

-Vamos Josh, solo será entre nosotros y prometo no decirle a nadie, no hay nadie por aquí... anda, ¿sí? dijiste que somos amigos.

-Está bien, está bien. Te enseñaré, pero no deberíamos mencionar esto a nadie.

-Gracias Josh, sabía que podía contar contigo en esto.-El menor de los dos se acercó hasta la litera donde se encontraba su mayor y buen amigo Joshua, sentándose a horcajadas sobre el mismo.

Era la primera y más extraña noche en donde se encontraban solos, les habían dejado una semana entera de vacaciones para que todos regresaran a sus casas, son sus familias, pero lamentablemente la familia de Joshua no estaba en LA y este tuvo que retrasar su vuelo y sus vacaciones unos días hasta que sus familiares regresaran. Minghao por su parte, había perdido el vuelo esa misma mañana por un pequeño percance, tuvo que volver al apartamento por su olvidado pasaporte, pero aquello tenía dos cosas buenas, una era que le repondrían el vuelo aunque sería hasta la tarde del siguiente día y lo segundo fue que al regresar al departamento, encontró a su hyung favorito, sólo dentro de esas cuatro paredes, tocando su tan adorada guitarra.

Joshua aparto el café, que ya estaba más frío que él, dejándolo a un costado de su cama e inconscientemente una de sus manos fue hacia la cintura del menor que ya se encontraba sobre él.

Carraspeo un poco con la intención de que su voz no sonara tan avergonzada ni nerviosa – Bueno, estem... amh...

-Josh~ -Se quejó el menor dando unos saltitos sobre Joshua, incomodando ligeramente más al mayor.

-Está bien... entonces, cierra los ojos. –El menor le hizo caso, cerrando los ojos al instante. Una vez así y tomando todo el coraje que el caballero poseía se acercó lentamente hasta el menor, sin despegar ni un solo momento su vista de esos labios color cereza, posando sobre ellos, los suyos propios dándole un casto beso y despegándose casi de inmediato.

Joshua sentía la cara arder, nunca creyó que algún día, si quiera por accidente, pudiera probar esos delicados labios que siempre sonreían, de su menor.

En lo que Joshua estaba volando y pensando un ceño cruzó por la cara del menor, tomando por sorpresa al caballero. ¿A caso lo había hecho mal? ¿No era bueno en ello? ¿El menor se había arrepentido y ahora usaría esas tácticas de chinos que todos los chinos siempre saben, sobre él?

-N-no... te... gustó?

-Joshua... -Murmuro bajo pero audible al contrario.

-S-si?