Bien, como lo prometido es deuda, aquí está una de las otras tres historias que prometí para hoy.
Verán, hace mucho, mucho tiempo, un guest que dejó el nombre de AngelyChan me sugirió (en los comentarios de Pequeño detalle), que sería lindo tener a Annabeth contándoles algunas de sus aventuras a sus hermanos menores. Lo cierto es que esta historia no tiene demasiadas referencias a ese otro fanfic, aunque me encantaría que se pasaran por ahí para leerlo. :3
La verdad es que la familia Chase me ha gustado mucho desde La maldición del Titán, y cuando AngelyChan propuso esto, sentí que por fin había encontrado una buena excusa para que Bobby y Mathew hicieran aparición. Sin embargo, y como siempre parece ocurrir conmigo, tenía un desastre en la cabeza, así que en lugar de tener sólo una idea como la gente normal, se me ocurrieron tres, y como todas me parecían demasiado tiernas como para eliminar alguna, terminé por escribirlas todas. Así que... ¡les presento la trilogía de la familia Chase! ¡Empezaremos con esta historia, sigue una titulada Gajes del oficio y, finalmente, Explicación lógica! No deben leerlas todas, por supuesto, pero los invito a hacerlo si, como yo, les habría gustado ver un poco más de los gemelos en la serie.
PD: dado que en los libros la madrastra de Annabeth no tiene nombre decidí nombrarla Danya, sólo lo menciono para que no se confunda.
¡Espero que les guste!
Cuentacuentos
Las palabras semidiós y responsable no iban juntas en una oración como regla general, pero incluso entre los mestizos había algunas excepciones.
Annabeth Chase era una de ellas, pero incluso así todos sabían que la hija de Atenea no era una opción cuando se trataba de situaciones puramente mortales.
Sin embargo, ésa no era una excusa que valiera cuando el deber llamaba, recalcó Danya, decidiendo que el hecho de que Annabeth hubiera vuelto a la casa de su padre en San Francisco era una bendición porque ahora habría un adulto responsable que se quedara a cargo de la casa y de sus hermanos menores respectivamente, en caso de que ella y Frederick tuvieran que salir.
Como esa noche, por ejemplo, en la que ambos adultos estaban fuera debido a una cena de parte del trabajo de Frederick y Annabeth se había quedado como encargada de que la casa "no estallara súbitamente en llamas", según Danya, lo que se traducía como vigilar que Bobby y Mathew no incendiaran la casa por accidente.
Lo cierto es que no era tan complicado como parecía. Annabeth estaba acostumbrada a ser un líder y llevar la batuta en operaciones mucho más complicadas que la receta para la cena, además de que Bobby y Mathew la obedecían generalmente.
Por otro lado, eso no quería decir que no tuvieran momentos en los que decidían ser igual de hiperactivos que los semidioses mismos, aunque Annabeth realmente no podía decir que el quedarse en casa y disfrutar de un maratón de películas con sus hermanos no consiguiera sacarle una sonrisa o que preferiría estar en algún lugar peleando por su vida.
Esa noche en particular, Annabeth se había encargado de la cena —sin incendiar la cocina, gracias Hestia, gracias—, que había consistido en quesadillas y aunque Danya insistía en que eso no era cocinar, sino poner un par de cosas juntas, como hacían los flojos, ni Bobby ni Mathew se habían quejado.
Finalmente y tras hacerse cargo de los platos sucios, la hija de Atenea había decidido que aún era muy temprano para irse a la cama, de tal suerte que los tres habían terminado en la sala de estar, Bobby y Mathew sentados cada uno en un sillón marrón mientras Annabeth se había adueñado de un pedacito de suelo y estaba sentada en posición de loto, resguardando el control remoto después de que sus hermanos se hubieran peleado por él, habiendo terminado por decidir ella la película que en ese momento se reproducía en la televisión, Superman.
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Cuentacuentos
FanfictionEs decir, sí, cuando había vuelto a casa ésa última vez había prometido pasar más tiempo con sus hermanos, y quizás era justo por eso que Danya había empezado a dejarla sola con los chicos, pero aun así... y, bueno, Danya también le había dicho que...