Acabo de regresar de la habitación de Lexie, mi beba de tres meses. Mi adorado esposo está en la ducha. Yo me acomodo en mi lugar de la cama y enciendo la tv; escucho como la regadera deja de sonar, ha cerrado en grifo. Después de unos minutos sale del baño envuelto en una toalla por la cintura, el no repara en mi presencia y yo sólo dejo de ver la tv para observarlo pasearse por la habitación y entonces pienso: «Es tan hermoso, tan perfecto, no puedo creer que me ame, ¿Porque me ama?» Y mientras pensaba todo esto, él simplemente abría su cajón y sacaba un boxer, después soltaba la toalla dejándola caer al suelo, completamente desnudo ante mí, colocándose su boxer me miró y dijo:
- ¿Disfrutando de lo que ves?
Pero yo no respondí. Me había quedado absorta en mis pensamientos. Él terminó de "vestirse", se colocó desodorante, y caminó hacia la cama, trapó en ella, y cuando me di cuenta lo tenía sobre mí, su rostro a centimetros del mío y preguntó:
- ¿Qué pasa?
Pero yo seguía sin decir nada, y estoy más que segura que mi expresión era seria.
- Amor, dime qué te pasa.
- Nada. -logré decir al fin
- No me digas que nada, te conozco muy bien, algo tienes.
- ¿Por qué me Amas? -pregunté con un hilo de voz
- ¿Qué? -preguntó confundido- ¿Qué clase de pregunta es esa?
- Solo respondeme. -pedí
- No te entiendo Any. ¿A dónde quieres llegar con esto?
- Solo Quiero saber, porque no lo entiendo.
Mis ojos empezaban a arder por las lágrimas que se aproximaban. Entonces Nick me tomó de los hombros, me miró fijamente y dijo:
- Y yo no te entiendo a ti, pero igual te voy a responder... Te Amo porque eres la mejor persona en este mundo, atenta, cariñosa, respetuosa, amorosa, la mejor madre, la más hermosa... -bufé interrumpiéndolo- ¿Porque haces así? -preguntó
- Porque eso no es cierto...
- ¿Qué no es cierto? -preguntó algo enojado
- Que soy hermosa... -dije mirando hacia otro sitio de la habitación
- Claro que lo eres -dijo en tono de regaño- ¿Por qué piensas lo contrario?
- ¡Nick, mírame! -pedí casi desesperadamente
- Te veo. -me dice mirándome a la cara
- No -suspiré- Mírame -levanté mi bata por mis hombros quedándome en ropa interior- ¿Qué es lo que ves?
- Una mujer hermosa -repitió
- No seas mentiroso. Mira, estoy gorda, durante el embarazo me salieron estas estrías en mis nalgas, ¡me hacen lucir horrible! -no resistí más y empecé a llorar- Y tú eres tan... Perfecto. No entiendo cómo puedes mirarme, o peor aún, hacerme el amor, ¿no te da asco lo gorda que estoy? -pregunté con dolor en mi voz
El rostro de Nick estaba rojo de la rabia, era la primera vez en dos años que tenemos de casados que lo veía así, me tomó del brazo y me jaló para sentarme.
- Escuchame bien Any Jonas, porque será la única vez que lo diga. Te amo gorda o flaca, con estrías o sin ellas, chiquita o alta, blanca o morena, con dientes o sin dientes, -suspira- tu cuerpo cambió, lo sé, pero fue porque tuviste un bebé, y pienses lo que pienses, te amo, amo tu cuerpo tal cual como está, nunca me daría asco hacerte el amor, me encanta hacerte el amor, es lo que más amo hacer, no dudes nunca de que te amo, siempre va ser así. -me besa
- Nick... -digo tocando su rostro
- En tal caso, me pregunto, ¿qué haces tú conmigo?
- ¿Cómo dices? -pregunté mientras me secaba las lágrimas.
- Recuerda que tengo diabetes. -dice serio
- ¿Y?
- ¿Cómo que "y"? Cómo puedes vivir con un hombre enfermo...
- Nick no hables así de ti mismo -lo regañé- es cierto que tienes diabetes, pero la controlas, diariamente, todo está bien, así que no hables así como si te despresiaras. Te amo, eres el mejor hombre que pude haber encontrado, y si Dios me diera la oportunidad de vivir otra vida, quisiera que fuera contigo -empecé a llorar de nuevo- contigo y nadie más.
- No llores más princesa, por favor. Me parte el alma verte llorar. ¿Te das cuenta de que no somos perfectos? Tú me amas como soy, y yo te amo como eres. Nunca lo dudes, ¿ok?
Asentí y le ofrecí mis labios, el muy sabiamente los aceptó. Me dio un beso largo, suave, tierno y dulce, poco a poco me fue acostando de nuevo en la cama, el no dejaba de besarme, después fue bajando a mi cuello.
- ¿Tenemos tiempo? -preguntó mientras dejaba tiernos besos en mi cuello
- Sí -jadeé- Lexie tiene al rededor de 15 minutos dormida. -gemí
- Perfecto. -Nick sonreía, me sonreía, y volvió a besarme
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Alguna veces tenemos nuestra autoestima por lo suelos, no todo el tiempo solemos pensar que somos hermosas, algunos días hasta nos vemos feas en el espejo. Pero siempre va a existir una persona que piense lo contrario, puede ser tu madre, una hermana, un novio, o en este caso, un esposo. Esa persona que te ama incondicionalmente, que te acepta con defectos y virtudes, el hombre que siempre te verá con amor, el hombre que te entrega su corazón sin dudas, ese hombre para el cual siempre serás su princesa.