Capitulo 20

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Capitulo 20.

Como siempre los primeros rayos de luz que iluminaron la habitación de Raimundo, fueron los que me indicaron que era hora de empezar el día.

Lentamente abrí un ojo y luego el otro, intenté moverme pero Raimundo me acorralada entre sus brazos. A pesar de que últimamente dormía con Raimundo, está vez fue muy distinta, me sentí bien, protegida y cómoda.

Raimundo aun estaba durmiendo, a el le encantaba dormir todo el día. Pero este iba a ser un día muy diferente. Era el día en que nos escaparíamos, dejaríamos la isla por un  tiempo y, cuando las cosas se enfríen volveríamos.

Lo que más me apenaba era dejar a Amelia y a Peter ¿Por cuánto tiempo no los vería? Quizás mucho, nadie lo sabe.

-Raimundo-dije para que se despertara mientras me movía-Raimundo despierta.

Lentamente abrió los ojos, acompañado de un bostezo, se estiró y por último me miro. Al verme me sonrió e involuntariamente yo hice lo mismo.

-Hola-dijo Raimundo.

-Hola-solté una de mis malditas risas nerviosas, lo cual a él lo hizo reír.

Raimundo se acomodó para quedar justo frente a mi cara. Nos miramos por unos largos segundos. Sus facciones eran perfectas, sus pómulos se veían firmes y formaban un ángulo perfecto con su barbilla, sus labios eran largos y delgados, de color rosado pálido que combinaban perfectamente con su piel blanca, que con los rayos que venían de afuera se veía limpia y hermosa, su nariz fina y delgada estaba rosando la mía, sus ojos verde claro quedaban enmarcados con sus larguísimas pestañas negras, su pelo extremadamente negro estaba alborotado y se le formaban ondas en la parte del cuello, también caía perfectamente sobre su frente, algunas puntas se juntaban con sus cejas y, por último su olor, un olor propio de él, un olor a libertad y a mar, que era propio de la isla.

-Este día es especial-dijo suave y profundo.

-Muy especial-dije sonriendo.

-Hoy nos vamos. Hoy empezamos una vida juntos-sonrió al decir la palabra “juntos”.

-Lo sé-dije rodeando mis brazos en su cuello.

-Te prometo que será perfecto-terminó de decir e inmediatamente me besó. Nuestro beso fue igual que el de anoche, simplemente perfecto.

Después de largos segundos nos separamos.

-Creo que es hora de levantarse-dije.

-Claro-dijo y se quitó encima de mí, se levantó de la cama en donde habíamos dormido, se dirigió a su closet, buscó un pantalón negro y una polera roja gastada.

-Me encanta esa polera-siempre me había gustado, para mí era con la mejor polera que se veía.

El se quitó la polera con la que había dormido y yo casi me desmayo. Su cuerpo era perfecto, no tan marcado, lo justo y necesario, era delgado y su cuerpo daba la sensación de ser muy duro, pero su piel se veía suave.

-Me voy a bañar-dijo profundo-después te toca-terminó de decir y me guiñó el ojo.

Sentí como mi sangre se calentó y mis mejillas se ponían rojas, mi respiración se volvió agitada e irregular “Cálmate, Belén”

Busqué mi ropa que me iba a poner para el día y quizás muchos más. Una polera blanca manga corta, unos jeans azul marino y las zapatillas de siempre.

Esperé a  que Raimundo saliera de la ducha para poder entrar al baño a ducharme y vestirme.

Raimundo salió a los pocos minutos del baño. Aquí darse una ducha de más de tres minutos era un deseo prohibido.

En un lugar muy lejano.Where stories live. Discover now