Ante tanta confusión emocional, no sabía cómo reaccionar, porque habíamos estado lejos, aun estando cerca, y sintiéndonos cerca, aun estado lejos el uno del otro. Al siguiente día la llamé, a ver cómo había pasado la noche. Yo había estado tirado en mi cama, mirando hacia el techo, muy pensativo, y un poco nostálgico, por cómo estuve tan cerca del abismo.
-Buenos días, mi amor, ¿has dormido bien?
-Amanecí cansada, parece como si hubiera corrido ayer. -Dijo con la voz de recién levantada.
-Pues ayer recorriste toda mi vida con tus besos. -Dije entre risas. Ella también rió.
-¿Podemos vernos hoy? -Preguntó, incluso conociendo mi respuesta casi que de memoria.
-Enseguida voy para allá. -Colgué. No le podía dar el chance de que pensara en decirme que no, que era muy pronto o cualquier otra excusa.De camino a su casa recibí una llamada de ella, pero no contesté. Sin embargo, ella insistía mucho y lo único que me imaginé fue que a lo mejor quería que nos viéramos más tarde o algo por el estilo, por lo que decidí no contestar ninguna llamada suya.
Al llegar a su casa, se noté un ambiente muy tenso. La mamá de Alejandra estaba llorando y su padre la consolaba. Aleja no estaba por allí, y le pregunté a uno de sus primos, el menor de la familia, André y no supo decirme dónde estaba ella.
-Cuéntame, pequeño, ¿qué ha pasado aquí? -Le pregunté desesperado.
-Es Michael, algo le pasó. -Contestó entre lágrimas y un sentimiento notorio de desesperación.Michael era hermano de Peter, primo de Alejandra, y era creo que más descarrilado de este. Andabde rumba en rumba, de mujeriego, y tenía contactos con tipos muy peligrosos. Creo que trabajaba con la mafia y eso quizá había tenido sus consecuencias. Pero, ¿dónde estaba mi Aleja? Repetía en mi mente constantemente un "Alejandra, ¿dónde estás?", con la esperanza de encontrarla bien y en efecto a su primo.
Tardé alrededor de media hora en encontrarla, ya que se encontraba en una localidad cercana de allí, y no iba a ser un encuentro muy lindo, puesto que Alejandra estaba de rodillas en el piso, llorando sin consuelo, frente al cuerpo de su primo, quien lucía muy mal, pálido, y con una herida profunda en su abdomen. Por otro lado, Peter estaba huyendo, y logró salvarse, porque era a por él por quien iban. De inmediato corrí a abrazar a Aleja, para que permitiera que los paramédicos realizaran su trabajo. Como era de esperarse, ella se alteró e intentó soltarse de mí. Ese era otro primo que ella tanto quería, pero tenía muy mala pinta, a decir verdad. Corrimos a tomar un taxi, y en menos de quince minutos llegamos al hospital, en donde pasamos por un verdadero calvario para poder llegar a la sala en donde estaba Michael. Los médicos murmuraban y por los gestos que hacían, suponía que no era nada bueno lo que se avecinaba. Apreté muy fuerte a Aleja y ella lloraba cada vez con más intensidad. En el fondo ella sabía lo que se aproximaba, aunque no se quisiera hacer a esa idea. Acabábamos de salir de una mala racha, cuando ya estábamos entrando en otra, porque al verla así, mi corazón se caiga, y se quebraba en pedazos.
Allí pasamos todo el día, y Aleja muy poco comió ese día. Por más que intenté animarla llevándole alimentos que tanto amaba, su apetito era inexistente, ya que su mente estaba en otro sitio.
-Amor, todo estará bien, pero debes comer un poco. -Intenté convencerla. No iba a ser posible.
-Ya te he dicho que no quiero. Lo único que quiero, es verlo de nuevo caminando, comiéndose mis emparedados. -Reprochó entre lágrimas y pataletas. La abracé.Ella tenía un corazón inmenso, y podría decir que el dolor que su primo sentía, ella podía percibirlo.
-Fueron ellos, los Medicci. Andaban rondando por mi casa, buscándolo, quizás. -Dijo con una mirada de odio y dolor.
-¿Estás completamente segura de eso?
-Totalmente. Si Michael muere, te juro que... Nada. -Y me abrazó más fuerte aún.Era incómodo estar en tal situación, viendo a su primo tendido en esa cama, luchando por su vida, o quizás queriendo no vivir. Por otra parte, ver a Aleja en ese estado, era algo que no podía soportar, y mis súplicas al cielo no se hicieron esperar, porque suficiente habíamos tenido, como para luchar contra el luto de un familiar suyo, eso hubieras sido un golpe muy duro. Todo iba a ser en vano. A las siete y cuarto de ese mismo día, el corazón de su primo dijo "basta, hasta aquí llegué" y la herida con arma cortupunzante, había logrado acabar con la vida de alguien que ella cargó cuando era bebé, alguien a quien tanto aconsejó para que siguiera un mejor camino, pero él decidió otro. A esa hora de la noche, sus órganos dejaron de funcionar, y el sonido de aquella maquinita, retumbó en los oídos de Aleja, quien gritaba y se lamentaba.
-¡No puede ser! ¡Primo, abre los ojos, te digo! -Gritaba sin cesar.
Yo intenté calmarla, pero su fuerza era desmedida. Alejandra pataleaba y daba gritos de lamento, y yo soló podía contenerla. Después de un rato su llanto empezó a ceder. Llegaron sus demás familiares, con sus ojos enrojecidos, y algunos llorando con mayor intensidad.
-Recuerdo que una vez, él me defendió de un niño que me estaba acosando en la escuela. A pesar de tener cinco años menos que yo, era muy protector. Fue mi héroe ese día. -Me dijo Aleja, entre suspiros profundos, y con tono de resignación.
-Seguro te quería mucho, es más, se notaba, por cómo te abrazaba cuando te veía.
-Ahora ya no estará, ¿tiene esto algún sentido? -Preguntó al aire.
-Amor, yo estoy aquí, y no te dejaré. -Intenté consolarla.Las exequias se realizaron al día siguiente y acudieron muchísimas personas a su funeral. Era un tipo muy conocido, y a pesar de andar en malos pasos, no le hacía daño a nadie. Fueron dos kilos más de droga que intentó hurtar, para tener más ganancias. Dos kilos que hoy lo tienen descansando eternamente.
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Sentir que vuelo cuando te abrazo
RomanceHay una sensación diferente al encontrarme piel a piel contigo, y me llevó tiempo asimilar, que incluso sin tocarme, me haces sentir vivo, porque precisamente de eso se trata la vida. Eres mi vida. Quizás cueste cuidar un amor por el cual se esperó...