capítulo 22

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Narra Kam

Antes de abandonar la casa de Shelby, su madre me bombardeó con preguntas como "¿tienes seme?" "¿eres uke tsundere?" "¿puedo filmarte cuando estés con tu novio?". Ahora sé de dónde heredó Shelby su adicción al yaoi.
Luego de responder todas y cada una de sus preguntas, pude largarme del lugar. Pensé en ir al pueblo neko, pero oí que hubo un problema con Daniel, así que decidí ir a donde alguna vez viví... Talvez así podría aclarar las cosas con Oliver.
Caminé hasta el departamento de mi antiguo amo, y toqué la puerta repetidas veces.
Al no abrir nadie, decidí llamar a su celular... Entonces escucho "fantastic baby" sonar desde dentro.
- Oliver, sé que estás ahí. - dije a través de la puerta de madera. No hubo respuesta, por ende decidí usar mi llave, ya que nunca la había devuelto.
Al entrar, noté que todo estaba como lo había dejado. No había cambiado nada... ¿Eso es malo o bueno?
- ¿Am... Oliver? - me corregí. Ese departamento me traía tantos recuerdos... Como aquella vez que casi se quema la cocina mientras Oliver preparaba el desayuno, o cuando descubrió que era humano... Todas las memorias de aquel pasado no tan distante me bombardearon, haciendo que soltara una lágrima. La sequé enseguida, y continué mi búsqueda.
- ¿Dónde estás? - murmuré. Entonces escucho que una puerta se abre, y aparece Oliver.
- ¿Kam? ¿Qué haces aquí? ¿Por qué estás en mi cuarto...? - preguntó confundido. No pude responder, ya que me quedé embobado observando su cuerpo semi desnudo, al cual solo tapaba una simple toalla atada en la cintura.
- Yo... Eh... Y-yo... - balbucié. No podía poner mis pensamientos en orden, mejor dicho, no podía pensar en otra cosa que no fuera "por favor, hazme tuyo".
- No me molesta que estés aquí, en realidad quería hablar contigo... Yo te extraño, Kami... Lamento mucho haberte lastimado. - parecía muy arrepentido, y yo realmente no estaba en condiciones de rechazar su disculpa.
- Te perdono. - susurré. Él me miró sorprendido.
- ¿Es muy pronto para preguntar si quieres volver a intentarlo? - asentí riendo.
- Sí, sí es muy pronto. - reí.
- Bien, ¿entonces quieres que seamos amigos? - volví a asentir con una sonrisa.
- Eso realmente me encantaría. - dije.
- Y otra cosa mas... ¿te mudas conmigo? Tengo una habitación de huéspedes. - preguntó mientras jugueteaba con sus manos.
- Claro, ver a Daniel todos los días me estaba haciendo daño... - suspiré - Una pregunta...
- ¿Sí?
- ¿Puedo llamarlo amo? - pregunté nervioso observando en suelo.
- Eso me encantaría. - respondió abrazándome.
Sentir la calidez de sus brazos a mi alrededor... Otra vez... Es la mejor sensación del mundo.

Narra Zach

- ¡A COMER! - gritó mamá desde abajo. Tomé a Spike de la mano y corrimos hasta el comedor.
- Aquí estamos. - avisé mientras nos sentábamos.
- No sabía que teníamos visitas... - dijo mi padre observando a Spike. Mi papá... Al igual que mi madre parece muy joven, aunque tenga 40 años. A diferencia de ella, él tiene el cabello negro azulado y usa gafas. Detrás de éstas se encuentran unos hipnotizantes ojos púrpura. Y finalmente diré que ama usar traje. Es un hombre muy elegante, y aunque parezca intimidante, es un buen tipo. Digamos que mamá y papá son completamente opuestos, pero según ellos, por eso se aman.
- Oh, él es Spike... Mi novio. - lo presenté. El mencionado me miró confundido, y mi padre abrió los ojos mas de lo normal mientras se atragantaba con el pedazo de carne que estaba masticando.
- ¿Novio? - asentí - ¡Novio! - gritó.
- ¡SÍ! - grité en respuesta.
- Clarisa, ¿tú sabías de esto? - mi madre asintió mientras se limpiaba la boca con la servilleta.
- Claro, pero no te lo dije porque esperaba que te sorprendieras. - respondió mamá.
- ¡PUES CLARO QUE ME SORPRENDÍ! Creí que iba a ser heterosexual... Ya estaba preocupado. ¡Ésta es la mejor sorpresa que me han hecho! - papá se veía extremadamente feliz. Se paró y me abrazó a mi y a Spike - ¿Y quién es el uke?
- En realidad... No lo hemos hecho. - respondí nervioso.
- ¿¡QUÉ!? - gritó mi padre. Negué con la cabeza, a lo que mi madre dijo:
- De ésta noche no pasas virgen, mijo.
- ¿De qué hablan? - mis padres se dedicaron esa mirada que indica que estaban planeando algo, y luego nos miran a nosotros. Parecía que se comunicaban mentalmente.

No sé cómo fue que sucedió, pero me encuentro atado de manos y pies al respaldo de mi cama. Cabe decir que lo único que llevo puesto son mis calzoncillos.
Entonces abren la puerta, y aparece Spike guiado por mi madre, ya que éste tenía los ojos vendados.
- Toma esto, y esto... - ella le entregó algo en la mano - Y no olvides que no es necesario que pueda caminar luego.
- ¿De qué habla? - preguntó Spike confundido.
- Quítate la venda. - dijo mamá antes de abandonar el cuarto. Spike siguió su orden y se la quitó.
Cuando me vio, su rostro cambió por completo. Intenté hablar, pero un pañuelo estaba metido en mi boca evitándolo.
Spike miró sus manos, y vi un frasco negro y un pequeño paquetito. Que no sea lo que creo...
- Lubricante y un condón... - susurró... Diablos.
Spike se acercó lentamente a mi, y me observó de arriba a abajo. No pude evitar sonrojarme, ya que él tenía la ropa puesta.
- Zach, lo siento, pero ésta noche voy a disfrutarla. - dijo abalanzándose sobre mi.
Comenzó besando mi cuello, haciendo que soltara leves gemidos callados por la tela que se encontraba en mi boca.
- Esto estorba. - dijo quitándola.
Continuó con mi cuello, y bajó hasta mis pezones. Mordisqueaba el derecho mientras pellizcaba el contrario. Lo lamia y estiraba, luego cambió de pezón, haciendo el mismo procedimiento.
De mi parte solo salían gemidos de placer.
Su lengua recorrió todo mi abdomen hasta llegar al elástico de mis boxers, entonces los bajó en un rápido movimiento.
Observó mi erección por unos segundos antes de metérsela en la boca y comenzar a lamerla.
Su cabeza subía y bajaba al ritmo de mis caderas. El placer que sentía en ese momento es inexplicable.
Mientras hacía esto, desataba mis pies para poder posicionarse entre mis piernas.
Quitó por completo mi bóxer, y comenzó a desatar su pantalón. En realidad se desnudó por completo en menos de diez segundos, y se puso el condón para luego tomar el frasco de lubricante y enterrar un par de dedos en él.
Coló un dedo por mi entrada. Luego dos... Y finalmente tres, moviéndolos en círculos.
Cuando ya pasaron unos segundos, y mi entrada estaba lo suficientemente dilatada, sacó los dedos y metió algo mucho mas grueso en su lugar.
No fue nada gentil... Lo metió completo de una embestida. Solté un grito desgarrador, pues el dolor de ese momento era infernal.
Comenzó a moverse lentamente para luego aumentar la velocidad, haciendo que el dolor se tornara en placer. No recuerdo cuándo dejé de gritar para gemir.
Mis manos seguían atadas, y las muñecas dolían, pero no me importaba nada mas que Spike en ese momento.
Como si me leyera la mente, cortó la soga con una de sus garras, permitiéndome abrazarlo.
Mis uñas se clavaron en su espalda. Nuestros cuerpos estaban cubiertos de sudor, y yo ya estaba a punto de correrme.
La mejor parte fue cuando Spike y yo nos corrimos al mismo tiempo. Él en mi interior y yo en mi pecho.
Salió cuidadosamente, y se recostó en la cama abrazándome.
- ¿Estás bien? - me preguntó con la respiración irregular.
- S-sí... - susurré, ya que hasta respirar dolía.
- ¿Te gustó?
- No preguntes eso, idiota. - me sonrojé. Él rió.
- Te amo, Zachari. Te amo como nunca he amado a alguien. - fueron las últimas palabras que oí antes de rendirme ante Morfeo.

Mi mascota (yaoi/gay)© Donde viven las historias. Descúbrelo ahora