La primera vez que robé

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Había una duda que no dejaba de darle vueltas, ¿tenía novía o no?
Entonces volvió a leer las conversaciones anteriores y sacó sus propias conclusiones.
Puede que le encantara Javier, pero de algo estaba segura, tenía que alejarse antes de sentir algo más por él.

Habían pasado ya semanas, meses incluso que no veía a Javier, cuando una tarde Alejandra y Rita, una amiga del barrio, habían salido a probar unos cócteles y estaban más divertidas y alegres que nunca.
Alejandra vió a Javier de lejos y se dirigía a saludarlo, pero tenía tanta emoción de verlo que en un impulso no dudó en correr hacia él y robarle un beso.

Después de un momento analizó lo que había hecho, era la primera vez que robaba a un chico, un beso.
En el fondo se sentía feliz de haberlo hecho, pero una parte de ella sabía que no estaba bien.
Javier se quedó consternado, lo único que hizo fue marcharse.

Al día siguiente Alejandra recordó lo que había hecho y empezó a reír entre las sábanas de lo avergonzada que estaba, entonces decidió llamar a Rita para que le contara más detalles de lo sucedido.
- Nena estabamos hablando y fue cuando lo viste y pasó tan rápido que en segundos lo besaste.
- ¿Él se fue verdad? Preguntó Alejandra con la intención de que le confirmara lo que ya sabía.
- Sí, parece que tenía que salir porque estaba con un amigo. Tuvimos suerte de que tu madre no nos viera, estaba muy cerca. Dijo Rita riendo.

Alejandra decidió escribir a Javier y se disculpó por haberle robado aquel beso.
El respondió sutilmente:
- Si no te gustó el beso... te lo devuelvo.
Ella solo sonrió y volvió a sentirse avergonza.
Ese mismo día Javier le propuso salir a pasear y que le acompañara a comprar una película, élla aceptó. Mientras caminaban élla volvió a pedirle disculpas y él dijo: -No pasa nada! Conversaron un poco mientras caminaban, compraron la película y al regresar a casa Javier le dijo:
-¿Quieres un café?
Ella respondió:
-No gracias, un chupa chup está bien.
Después se despidieron.
Aquella noche Alejandra no dejó de pensar en él, pensó que quizás era diferente a los otros chicos. En todo el camino Javi había sido algo tímido, pero a la vez no y eso le encantaba de él.

Cada vez que Alejandra salía por su barrio tenía la esperanza de encontrarlo y ese día sucedió, se encontraron y saludaron. Llovía muy fuerte y Alejandra decidió esperar junto a Javier a que pasara el mal tiempo, mientras hablaban y reían juntos. Javier a petición de Alejandra la acompañó cerca de casa y él se regresó bajo la lluvía.
Alejandra no tenía duda que le gustaba mucho y que a su lado se sentía demasiado bien.

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