El trono perdido (Laberinto)

Capitulo 4

Habían pasado tres años desde que Laberinto se había estrenado, y Jennifer y David no se habían vuelto a ver. Aunque ella cada tanto veía su cara en algún video que pasaban por MTV y se quedara pegada al televisor hasta que terminara. Pero no tenía demasiado tiempo para eso, ya estaba en segundo año de la universidad, donde estudiaba filosofía.

Un día, mientras buscaba un libro en la biblioteca, sintió el clásico grupo de gente entrando, eran los de primer año en su primer recorrido por toda la universidad.

No le prestó mucha atención, hasta que sintió que le tocaban el hombro. Al darse vuelta vio un rostro muy familiar: era Duncan.

-Duncan Bowie, ¿Qué haces aquí?- Pregunto riéndose.

-Shhh- la hizo callar- aquí soy Duncan Jones.

La abrazo un largo rato hasta que se sentaron a charlar.

-¿Así que te decidiste por filosofía?- Bromeo.

-Bueno, en realidad es para seguir a mi novia, ella estudia aquí.

Jenny se sintió aliviada, siempre había tenido miedo de que Duncan se sintiera....confundido.

-¿Seguro que no quieres ir con el resto de los nuevos alumnos?- Dijo.

-No me han mostrado nada que no haya sabido al inscribirme- Bromeo. Ahí ella noto que estaba heredando el mismo humor que su padre.

-¿Vamos por un café?- Lo invito. Ambos caminaron muy animadamente hasta el bar del campus.

-¿Cómo ha estado tu padre?- Pregunto mientras le traían sus cafés. Duncan noto como habían crecido ambos, los dos ya habían perdido esa tierna imagen infantil y parecían verdaderos adultos.

-Ehh, el ha estado...raro, se enferma a cada rato, le viven haciendo estudios- Jennifer sintió como si fuera a llorar al oír eso- pero yo sé lo que tiene....

-¿Qué tiene?- Dijo con las lagrimas a punto de brotar.

Duncan se acerco hacia ella y le contesto casi como un susurro:

-Tu lo sabes también, el no es de aquí. Su vida en este mundo...se apaga, como una vela.

Jenny se quedo impactada al escuchar eso.

Mientras tanto, un hombre de cabellos rubios y ojos mágicamente desiguales esta acostado en una cama. Su aspecto desaliñado le hace ver envejecido, aunque aun es joven.

Toma un pequeño libro, y lee en un idioma no entendible para el humano, de sus manos sale algo parecido a una débil burbuja, pero se deshace rápidamente.

-¡¿Qué mierda me pasa?!- Grita tirando el pequeño libro, que aterriza en el suelo, cerca de un gato que rápidamente sale corriendo asustado.

-No puedo recordar los hechizos, no puedo crear nada- las lagrimas empiezan a brotar de sus ojos tristes- mi cuerpo me duele como si todos mis huesos estuvieran rotos.... ¿Que me pasa?

Tratando de tranquilizarse, acuesta su cabeza en la almohada, y llora hasta que se duerme.

El sabía bien que le pasaba, estaba perdiendo su magia, y sin ella, su vida no duraría mucho.