Eran principios del otoño en Londres, el cielo siempre estaba nublado pero en los alrededores se apreciaban el gran paisaje con tonos anaranjados y como el amanecer alumbraba el Big benn, pero dejando a un lado eso presentaremos a nuestra protagonista, su nombre era Mia. Mía era una chica de 16 años que asistía a la preparatoria, ella no era como las demás chicas, era diferente. Siempre vestía algo práctico y sencillo, utilizaba unos jeans oscuros y una blusa negra o con tonos oscuros, su mejor accesorio era su teléfono, unos audífonos y un libro; se ponía los audífonos y se desconectaba del mundo por casi la mayor parte del día.
En esa misma mañana Mía despertó para ir a la escuela, se vistió tomo su mochila y se fue. Sus padres casi nunca estaban, ya que ellos entraban a trabajar un poco más temprano, pero en fin eso lo dejamos para después. Como siempre Mía entro al salón de historia y se sentó hasta atrás, sacó sus cosas y espero a que timbrara. Cuando llegó el señor Steine sucedió algo fuera de lo común. Al parecer llego un nuevo chico de intercambio de Nueva York, vestía unos jeans rotos y una chaqueta negra, tenía una camisa gris y claro, no podían faltar sus converse negros. Cuando entró y le pregunto al profesor:
-¿usted es el profesor de Historia? - dijo aquel chico
- Si así es.
- Que alivió, soy el nuevo chico de intercambio.
- Ah, entonces tu eres Christopher?
- Chris, dígame Chris.
- Muy bien Chris, toma asiento.
Y así fue, el nuevo chico entro al salón y pasó lo inesperado, decidió sentarse junto a Mía. Ella pensaba que se sentaría junto a una de las chicas populares pero no, decidió estar con ella, y todo comenzó con un "Hola".
