El Hombrecillo Verde
Hay gente que se comporta de manera extraña o actúa de forma indebida.
Esta es una historia de un barrio llamado “La Candelaria”, y de un grupo de chicos rebeldes que llegaron allí un día.
Trata también de un tonto alcalde y de un hombrecillo extraño que vestía con el mismo traje siempre. La gente del barrio se horrorizo con la llegada de estos pequeños traviesos; parecían pulgas brincando de un lado a otro sin quedarse quietos.
Había una vez una población llamada Candelaria ubicada en el centro de Bogotá, era un barrio feliz y atareado donde los niños reían y jugaban e iban a la escuela, la gente marchaba a sus ocupaciones y todo en el barrio transcurría de manera normal.
Pero algo terrible sucedió un día en la candelaria…fueron invadidos por un grupo de chicos rebeldes.
Primero fue un chico que al llegar al barrio en su patineta se cruzo el semáforo en verde de la primera calle. Después lo siguieron los demás chicos inquietos; unos en bici, otros en patines y otros en patinetas.
Se cruzaban las calles, sin utilizar los puentes peatonales, se cruzaban la cebra con los semáforos en verde y no respetaban ninguna señal de transito.
La gente del barrio sus padres y allegados aterrorizados de ver como estos chicos exponían sus vidas trataron por todos los medios de enseñarles a respetar las señales de tránsito, pero nada de esto sirvió los chicos eran muy inquietos y no les prestaron atención.
Llego un momento en que la gente de la candelaria no soporto mas a estos chicos y se reunieron en una de las casas del barrio para decidir que hacer con estos pequeñines
¡Reprendamos a estos niños! Sugirió uno…otro replico ¡Juete es lo que les falta!...¡hay que enviarlos a un internado… pero militar que hay si se enderezan!... y así fueron saliendo varios comentarios pero no llegaron a un acuerdo, no quedaba un solo profesor en el barrio que pudiera educarlos.
De modo que la gente del barrio se dirigió donde el alcalde de la localidad para decidir qué hacer con estos pequeños traviesos, pero él no supo qué hacer y decidió encerarse en su despacho a pensar cual podría ser la solución y le dijo a la gente que el encontraría la respuesta.
Repentinamente se oyó un golpecito en la puerta, cuándo el alcalde abrió la puerta apareció un hombrecito extraño vestido de verde con un gesto amable y una sonrisa en el rostro.
¡Estoy a su disposición Señor Alcalde¡… dijo el hombrecillo, he oído de un grupo de chicos desobedientes, inquietos y que no quieren aprender. Yo los educare y hare que cumplan las normas… JO,JO,JO rio el alcalde… hemos hecho de todo pero estos chicos no entienden, si usted logra hacerlo yo le prometo algo; Se convertirá en mi mano derecha y seria quien me ayude a resolver los problemas en la candelaria y lo mejor con un buen salario.
Muchas gracias Señor alcalde y sonrió con aquella sonrisa tan leve y amigable; aquel hombrecillo de verde iba a marcharse cuando el alcalde le dijo que esperara ¿Cómo lo harás? Pregunto. Cuento con un poder especial que todo el mundo lo tiene pero nadie lo sabe utilizar ¿Cuál? “El don de la palabra”, soy capaz de atraer con mis palabras a quien elija, hombres, chicos, hasta animales…y de enseñarles de la mejor manera cómo comportarse.
Si el alcalde hubiera sido prudente, habría recordado las palabras de que el hombrecito extraño de verde, pero en lugar de eso se alejo de su despacho y olvido al extraño hombrecito.
Esa tarde el hombrecito de verde encontró uno de los chicos en una de las calles de la Candelaria, le sonrió y le pregunto ¿Pequeño tu sabes para que se hicieron las calles?, para que sirve.. respetarlas JA,JA,JA, el chico se le rio en la cara y le contestó “Eso no sirve para nada solo para perder el tiempo”.
El hombrecito se sentó al lado del pequeño y le hizo una nueva pregunta ¿Quieres mucho tu patineta?, pues claro…respondió el pequeño de forma inmediata “es lo que más quiero”, no me hagas preguntas tontas, la cuidas mucho verdad? SIIII repuso el chico… no quiero mas preguntas.
Bueno te explico: replico el hombrecito, así como tú quieres mucho tu patineta de esa misma forma o mas tus padres te quien a ti y les dolería mucho que te llegara a pasar algo por no cumplir ciertas normas.
En ese momento como por arte de magia fueron llegando los demás chicos buscando a su amigo de andanzas, pero se encontraron con que su amigo tenía compañía. El hombrecito al verlos llegar les dijo:”Qué bueno que llegan a tiempo estaba por contarle una historia a su compañero; vengan siéntense ya voy a comenzar, como estaban cansados los chicos aceptaron la invitación del hombrecito verde y se sentaron en aquel anden…
Chicos esta es la historia de “tranquilino” un pequeño como ustedes bastante inquieto que le gustaba montar patineta, bicicleta y patines por las antiguas calles del barrio “La Candelaria”, se la pasaba de arriba para abajo sin respetar las señales de tránsito, se cruzaba semáforos en rojo, no utilizaba los puentes peatonales, se paseaba por medio de los carros…y así se la pasaba arriesgando su vida.
Hasta que una tarde venia bajando en su patineta por esta misma calle donde están ustedes sentados, ven que acá hay un semáforo? , pues este pequeño como venía a gran velocidad se cruzo el semáforo que estaba en verde y de repente “SUASSSSSSSSSSSSSSSS” un carro lo arrollo de tal manera dejándolo inerte y sin movimiento; yo que me encontraba una cuadra más arriba corrí inmediatamente para ayudar al pequeño…pero desafortunadamente ya no respiraba.
Al terminar la historia quedo un gran silencio…cuando los chicos levantaron la cabeza, miraron el rostro de aquel hombrecito verde, que en vez de unas sonrisa leve que tenia al principio, una gota de agua escurría en sus mejillas…
Los chicos quedaron sin palabras por un momento y después uno de ellos les comenzó hacer muchas preguntas;¿Cuáles son las señales de tránsito?, nos podrías enseñar?, él hombrecito acento con su cabeza y les dijo que si de inmediato; así comenzó a explicarles las más básicas e importantes, a que las conocieran y las cumplieran; comenzó con el PARE,PROHIBIDO EL CRUCE,POR ENCIMA DEL PUENTE”, y el mas importante a respetar el semáforo.
Paso una semana y los chicos felices de reunirse todos los días en la misma calle con aquel hombrecito verde, aprendieron las señales como respetarlas, el valor de la vida. Todo el barrio de la candelaria estaban felices porque los niños habían aprendido; entonces el hombrecito se dirijo donde el alcalde para que le cumpliera su promesa del nuevo cargo y del nuevo sueldo.
“A sorpresa cuando el alcalde se negó atenderlo y mando a sus oficiales que sacaran a ese hombre extraño vestido de verde que no conocía…el pobre hombrecito salió decepcionado y triste porque aquél alcalde lo había engañado….
El hombrecito verde comprendió que su trabajo no lo cambiaba por nada y mucho menos por falsas promesas de dinero y que lo mejor era poder seguir enseñando a chicos rebeldes y no rebeldes que fuera encontrando; así que decidió ir de barrio en barrio enseñando a pequeños y grandes a respetar las señales y el principio de resguardar la vida.[i]
[i] Obra de Gloria Gámez
