Capítulo 1

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Cian despertó con el sonido del rutinario al lado de su cama, maldijo mentalmente el día en que inventaron ese artefacto, pensó repetidas veces como mejoraría su vida si no existiera ese aparato.
-Siguiente- dijo mientras lo tomaba entre sus manos.
-Tiene 40 minutos para vestirse, si tarda más llegará tarde- contestó la máquina.
Ella se levantó y caminó hacia el baño, cerró la ventana y revisó que no hubiera manera de que las cámaras la vieran, tamborileó en el lavabo con sus dedos hasta que decidió abrir la llave y comenzar a lavarse la cara, colocó el jabón sobre su rostro, después de hacerlo ella dudó un poco sobre lo que haría a continuación, de alguna manera sentía que la verían, aunque no fuera así, los únicos cuartos que no tenían cámaras eran el baño y las recámaras, las recámaras solían tenerlas, pero gracias a una protesta realizada hacía casi cincuenta años que lo consideraba "una violación a la privacidad humana" ya no las tenían.
Esa había sido la última protesta. En la época donde ella vivía nadie protestaba, la policía y el gobierno eran incuestionables, la vida de cada persona era calculada, a la edad de seis años les asignaban su primer rutinario, lo que controlaba la vida de cada uno, un pequeño aparato que les dictaba lo que debían hacer, a qué hora debían llegar, comer, dormir, etcétera.
Finalmente la chica se decidió a hacerlo, comenzó a jugar con el agua, algo que sería bastante normal, excepto porque la chica no estaba tocando el agua, la movía, pero no la tocaba, la manipulaba con su mente, descubrió que podía hacerlo a los cinco años, cuando por accidente tiró el florero de su madre. Quizá en ese momento, esa niña no tenía la edad suficiente para muchas cosas, sin embargo tenía la necesaria como para saber que si sus padres descubrían que era diferente, no dudarían en venderla a beneficio de la ciencia si así se los indicaban. Colocó el agua en su lugar inicial y salió del baño, se colocó las prendas que usaría y dio un vistazo al rutinario, diez minutos de anticipación, lo metió en su bolsillo y partió al colegio.

CianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora