Capítulo 23: Ojala se mueran todos los Blackwells.

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Went's PoV

—La verdad es que cumpliste con tu deber y mas, hijo.— Sonrió mi padre palmeando mi hombro y pasando por delante de mí para posicionarse enfrente de todos teniendo una buena vista de cada una de nuestras caras. Yo me limite a tensar mi mandíbula sin responder nada. 

—Yo lo hubiera hecho mejor.— Mire hacia Daniel, quien solo pasaba sus uñas por su pecho.— Ni siquiera te la tiraste.— Sonrió junto a Emma, quien se encuentra sentada en sus piernas. 

—Imbécil.— Masculle entre dientes. 

Mis pensamientos están en otro lugar, solo podía pensar en Tamara, quien en estos instantes todavía está en la silla con sus muñecas atadas, al igual que sus tobillos, y su boca amordazada. Cuando mi padre se fue, sin que nadie se diera cuenta, me limite a curar su delicada pie, ella aun se estaba inconsciente, pero no me fue imposible quedarme viendo como la tanza provocó que sangrara y quedarán cicatrices. También las vende y volví a atar el hilo, solo que esta vez más flojo para que no apreté demasiado sus heridas, sabiendo que así, para ella seria mas facil escaparse.

Hace siglos, en la época de la extinción de los vilenie, los socier se unieron para crear un liquido para derrotarlos sin necesidad de matar a toda nuestra población, ya que un cuarenta por ciento estaba invadida por esa especie. Básicamente, lo que le inyectaron a Tamara fue ese mismo líquido; que poco a poco le va sacando cada poder que contiene por dentro, debilitando su energía a su paso, haciéndola lo más humana posible. Por eso mismo, mi padre le mintió cuando dijo que habíamos podido apagar todos sus pouvoirs, Tamara tiene tanto poder que ni siquiera todo el pueblo junto se lo podría sacar, por ello tardaron muchos años en poder contra ellos. Sin contar que, no sólo la inyección se necesita, sino, aparte de eso, también hace falta el poder de tres revenants, quince socier y un roi. Y si, mi padre al ser el líder de Bellowille, no le costó nada tener a todo el pueblo en el castillo recitando las rimas del hechizo hacia la vilenie quien, también, está inconsciente en esos momentos.

Por eso no quería que ella estuviera sola. Me di cuenta que al leer la carta de sus abuelos, Tamara iba a terminar de comprender todo y eso solo significaba una cosa; la extracción sería cuanto antes.  Al principio pensé que todo lo que diría esa carta es que ella es una vilenie y ya, pero comprendí que no. Las preguntas que ella me hacía y su repentino acercamiento a Damia hizo que mi hermano se diera cuenta de cosas que yo ya sospechaba.

Intente, mierda, juro que intente alejarla y hacerle creer a mi padre que ella aun no estaba lista para la extracción porque para eso, un vilenie necesita dominar sus poderes al completo, y efectivamente Tamara aun no esta lista. Efectivamente, la cague.

Daniel, el maldito metiche, me olía el culo siempre para ver si todo lo que yo le decía al Roi era cierto. Cuando vio que Tamara había asesinado a dos personas en una noche, fue corriendo como un perro a chuparle las medias a nuestro padre. Él, enterándose de lo sucedido, mandó a Emma a completar la primera fase de todo; secuestrarla. Damia habia dejado de ayudarnos, yo sabia que era porque,- aunque no lo parezca-, ella es una chica de familia y nunca sería capaz de defraudar a alguien con quien comparte su misma sangre.

Ella no es cobarde como yo.

—¿Qué hacemos con los viejos?.— Preguntó Emma ignorando las caricias que Daniel le hacía en el muslo. Son los dos tal para cual.

—No decir nada.— Aclare y todos me miraron.— Por ahora lo importante es la extinción.— Murmure bajo, odiandome por todo.

—Exacto.—De un salto mi padre se levantó de su silla para luego dirigirse a la puerta, antes de cerrarla se volteo y clavó sus ojos en mí.— Échale un vistazo, Went.— Asentí por instinto.— Ah, y empieza a olvidarte ya de ella.

Siendo Otra ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora