Capítulo 4: ¿Lugar especial?

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No era difícil saber quién maldecía pero no quería arriesgarme. Tome el cuchillo más largo y agresivo que encontré en la cocina, camine por el pasillo. Vi una sombra 'Vamos, Mille. No seas una niña' decía a mí misma. Podía apostar que mi reparación era ruidosa. La sombra pareció oírme y se fue, escuche puertas abrirse, giré sobre mí misma viendo paranoica cada puerta que me rodeaba mientras las apuntaba con el cuchillo. Una mano cubrió mis ojos y se me corto la respiración, solté el cuchillo 'Estupida y mil veces estupida. Denme un Oscar por la mejor acción del día'. Sentí unos labios presionarse sobre el lóbulo de mi oreja y al siguiente su voz me tranquilizo en una parte.

-No pasa nada, niña agresiva.

-Nathan... - Dije por un hilo de voz. Y lo siguiente que hice fue clavar mi codo en su costilla. - Estupido, casi me matas del susto. Agradece de que tenga dedos de mantequilla sino ahora mismo podría hacer picadillo de Nathan. No suena mal, tal vez abra un restaurante y ponga eso como platillo principal. - Tal vez estába con los ovarios en la garganta por tal susto pero no podía evitar hablotear como siempre lo hago.

-Calma, Mille. Sígueme. - Dijo en un tono tan relajado e hipnotizante que me gusto.

-Ni de loca me voy contigo.

-Vendrás porque te conviene. Así que mueve ese bonito trasero tuyo y sígueme. - Dijo antes de deslizarse por la ventana. Alguna parte de mi quería quedarse pero por otra estaba el ir, él estar afuera, lo tenía que seguir. Y eso hice, pase la ventana y la atore con una rama mientras corría persiguiéndolo. No era difícil, desde atrás se podía distinguir su buena forma, ¡Dios! ¡Ese trasero! Tenía unos buenos brazos, su cabello resaltaba a la luz de la luna, de por atrás era hermoso. Pase a su costado y tenía un exquisito perfil. No tenía idea como pero lo había rebasado, mis piernas no sentían nada solo quería seguir. Y lo vi, era hermoso. Frene y contemple aquella hermosa vista, no tenía idea por donde vine solo sabía que había llegado a un lugar hermoso, aún lugar que por alguna razón sentía que me pertenecía.

-Bienvenida al mejor lugar que tú vista podrá apreciar. - dijo Nathan llegando como si nada.

-Ya lo creo. - Y lo era, había un pequeño Puente que dividía el lago, los árboles alrededor le daban un hermoso toque de frescura, aún siendo de noche podía decir que el agua se veía cálida, lista para recibirme, como si me hablara. En un abrir y cerrar de ojos me tenía en la orilla del lago reflejando mi rostro, podía ver mi perfilada nariz, mis ojos color cafés, y... ¿Por qué mi cabello era de otro color? Estaba sonriendo, pero mi cabello era de otro color. Me veía hermosa, parecía una diosa, Afrodita quedaría opacada con mi belleza. Sentí su olor a mi lado, Nathan también se reflejaba, era hermoso, sonreía. El reflejo cambio como una serie de imágenes, era confuso pero hermoso. Hipnotizante. Sumergí mis manos en el lago y el agua era cálida, me quería meter en el agua, pero sabía que saldría mojada. Jugué con mis manos en el agua hasta que me paré y vi a Nathan observarme. Me quite los zapatos, la ropa exterior. Quede en prendas menores pero no me importó. Nathan hizo lo mismo. No lo observe. Solo entre a tan bello lago.

Sentí los brazos de Nathan atraerme a él mientras reía. Por alguna razón yo también reía en sus brazos.

-Te ves hermosa. - Pude sentir el rubor en mis mejillas.

-Eres hermoso. - Dije apreciándolo por primera vez. Tenía el cuerpo marcado, brazos fuertes, clavículas marcadas, mandíbula hermosa, pómulos. Todo. Reí y me aleje juguetonamente de él mientras me sumergía en el lago. Volví a emerger soltando un sonoro suspiro, el agua estába a una temperatura lo suficiente agradable como para hacer que quisiera volver sumergirme, normalmente yo odiaría estar dentro del agua, pero en éste lugar... Todo parecía diferente, sentía una atracción inexplicable hacia el lago, sentía la necesidad de bañarme en sus aguas y admirar los árboles por horas hasta descubrir el color exacto de sus hojas.

-¿Mille?

No me volví, sentía algo inexplicable e incontrolable en mi interior, era como si todas las células de mi cuerpo se hubieran puesto de acuerdo y fueran guiadas a un sólo lugar. Hipnotizada. Así estaba, el agua tan danzante a mi alrededor, era tan clara que podía ver las piedras del fondo, si es que hubieran piedras. Espera... ¿Qué? Un susurro cerca de mi oreja de hizo darme cuenta de que estaba perdida en mis pensamientos.

-Mille, ¿quieres ver algo impresionante? Aparte de mi, claro - dijo Nathan detrás de mí con su mano intentando tomarme de la cintura como si lo dudará. ¿Él dudar? ¿Dónde estoy? ¿Otra dimensión? ¿Qué le pasa a Nathan? Lo ignore y seguí viendo a los peces que estaban pasando entre mis piernas, como me encantaría hacer que girarán a mi alrededor, que me rodearan a mí y a Nathan y que saltaran del agua como esas películas que veía de pequeña.

Sentí un remolino a mi alrededor, el agua, los peces. Genial, estaba quedando loca. 'Sabíamos que podías hacerlo' escuche un susurro de voces en mi cabeza. 'Sigan, pequeños pececines. Ustedes pueden' es lo único que pensaba. Voltee y vi a un muy cautivado Nathan.

-Impresionante, pequeña. Pero, mira esto. Su vista se fue a la orilla donde estaba un pequeño zorrillo cerca de nuestra ropa, hice una mueca de desagrado, pero Nathan solo vio al animal fijamente y en un abrir y cerrar de ojos esté se fue asustado. Como si se sintiera la presa de algo o de alguien.

-Lindo cabello, Mille. - Busque mi reflejo en el agua y ahí estaba, mi cabello castaño en un pelirrojo hermoso. Sentí la mano de Nathan en mi cintura descubierta y me deje atraer por él. Pequeñas luciérnagas salieron de entre el pasto. Yo seguía dándole mensajes de aliento a los peces como si lo escucharan. Loca, así estoy quedando.

Nathan se inclinó en mi oído y lo escuche susurrar:

-Podemos... Hacer algo divertido, pequeña controladores de inocentes peces.

-¿Qué entra en una definición de 'divertido'? Lo sentí presionarse más contra mi, tanto que pude sentir... Los músculos bien tonificados de su abdomen, resistí la tentación de voltearme y tocarlos con mis propias manos.

-Mille... -murmuró él en mi oído provocando que un escalofrío me recorriera por la columna, se sentía tan bien...

«Mille»

Eso ya no se sentía nada bien. De pronto sólo sentí frío, era como si al hermoso lugar le hubieran quitado su corazón, lo único cálido eran los brazos de Nathan rodeándome. Nos movimos lentamente de lado a lado, él presionándose más hacia mi pero solo tocaba mi cintura, yo tenía mi cabeza en su hombro y una mano encima de la suya. Lo único que decíamos era nuestros nombres, una y otra vez. En susurros, girando en un mismo eje. Aquel lugar hermoso era hermoso peo había algo que estaba mal, decían nuestros nombres como si fuera un canto.

-Mille. - Beso mi hombro dejando caer el tirante del sujetador, no me movía solo quería dejarme llevar. El lago era tan Hermoso, que era como una droga. Una gran droga.

-Nathan. - su mano recorrió mi brazo pero sus labios repartían pequeños besos en mi cuello. - Tienes una idea retorcida sobre lo que es diversión...

-Mille, mi Mille. Me gusta tu olor.

-Tu Mille. - Repetí entrelazando mis dedos con los de él - Mi Nathan. Tienes un gran abdomen. Él sonrió contra mi piel

-Y tu tienes... - su mano fue bajando de mi brazo hasta mi cintura, en el trayecto sus dedos acariciaban suavemente mi piel desnuda - tienes... - murmuró deteniéndose en mís caderas y apretándome un poco más contra él, si eso fuera posible, sentía cada músculo de su cuerpo, incluso sentía como se empezaba a emocionar más de lo normal de la cintura para abajo.

«Mille»

El ambiente a mí alrededor pareció bajar de temperatura. Nathan se apartó de golpe de mí y miró al rededor como buscando algo.

-Vete Mille... - murmuró sin verme a los ojos, sus bellos y azules ojos estaban ocupados viendo hacia más allá del bosque, frunci el ceño, no iba a irme.

-¿Que sucede? - pregunte mirando en la misma dirección que él.

-Vete.

Ahora Bien, esa no fue una petición, y no me gustaba recibir órdenes, además... ¿Qué mierda le pasaba? Un segundo él estaba todo cariñoso y excitado, y al siguiente se comportaba frío y distante, así no podía.

-Dime que pasa, ahora. - Nathan se quedó callado unos segundos mientras apretaba los labios, podía jurar que estaba pensando en matarme en este momento, pero si pensaba hacerme algo no lo logró, se detuvo, mejor dicho algo lo detuvo...

The Dark Side Of HeavenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora