Capítulo III; Definiciones.

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Una definición es la explicación o aclaración de algo dudoso pero, 

¿cómo se puede definir tu destino si aún no ha dejado de ser dudoso?


Las gotitas de lluvia resbalaban por su ventana. Tomó tanto aire como podía y se dio la vuelta en la cama. El choque de la lluvia contra su ventana le despertó, y no era que le desagradase (de hecho era mejor que el horrible sonido de la alarma), pero si pretendía dormir al menos unos minutos más. Eran apenas las nueve de la mañana y debía comenzar a alistarse para salir en al menos unos quince minutos... sin embargo, no podía dormir de vuelta, así que resignado, salió de sus deliciosas y calientes mantas, y se fue a preparar una bebida caliente para el clima que debía soportar durante al menos, toda la mañana.

La humeante taza de café que tenía en su mesa le esperaba para cuando salió de bañarse, ya cambiado con lo primero que encontró en su armario, asegurándose de llevarse una sudadera con capucha (la que usualmente siempre llevaba), ya que carecía un paraguas, debía hallar cómo resguardarse de la lluvia. Sería genial que no fuese un día importante en la universidad, lamentablemente tendría exámenes, y a esos, por más que deseara, no podía faltar.

Sólo había una cosa que le animaba, vería a KyuHyun.

Se apresuró a tomar su bebida caliente, pues cuando menos se dio cuenta, el pequeño reloj que tenía en su cocina indicaba que debía salir en breve. Tenía una seria manía con el tiempo, tanto, que tenía relojes en cada rincón de su casa. Salió, bajando las escaleras del edificio de tres pisos donde estaba. Se cubrió la cabeza con la capucha y se colocó los audífonos como era su costumbre, sacando su teléfono de su bolsillo, sin buscar una canción en específico, poniéndolo en aleatorio. La canción que salió le brindó unas ganas de bailarla, por lo que, como siempre, al menos cada que se hallaba animado; no se preocupó si lo miraban, se dedicó a hacer una coreografía improvisada en plena calle mientras avanzaba a la estación de autobús.

Se tomó su tiempo, pues había salido un poco antes de lo previsto, a pesar de que para él ya iba tarde. Siempre le gustaba ir en calma, y salir tarde, no ayudaba mucho en su viaje tranquilo. Alcanzó asiento, así que después de pagar, entró y tomó un lugar cerca de la ventana, volviendo a mirar las gotitas golpear contra el vidrio.

Su cabeza se movía al compás de la música, sin poder mantenerse quieto por un segundo, Evans estaba ansioso, sus dedos golpeteaban en sus rodillas sin orden específico, y no podía dejar de sonreír. Bien, había despertado más temprano de lo normal, pero había amanecido de buenas. Ese día no tuvo ninguna pesadilla extraña. Tal vez ir con el psicólogo de la universidad había funcionado.

Una respiración honda más y cerró los ojos, dejándose llevar por el ritmo. Sin saber cuándo cayó dormido de nuevo. Cuando se dio cuenta, el conductor le llamaba, diciendo que era la última parada que haría, que por suerte era frente a su destino. Se bajó con rapidez, bastante agitado, se había despertado de golpe y eso siempre le causaba desconcierto. Avanzó a su aula por mera costumbre, dejando que sus pies le guiaran, pues su vida era tan rutinaria, que inconscientemente ya sabía qué hacer. Subió algunos pisos por los escalones y entró, buscando un asiento cerca a la ventana, en realidad siempre le habían gustado esos lugares y a cada clase buscaba ocuparlos. Sacó su lapicero y la libreta donde siempre hacía cosas al azar, comenzando a dibujar aquella figura que aparecía en sus sueños, justo en la muñeca del joven que ahora tenía un rostro, unas alas, mientras esperaba a que llegara el profesor y los demás alumnos, los cuales llegaron uno a uno hasta que se llenó, y al final, KyuHyun, quedando como siempre en frente.

En busca del amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora