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¡Tu!, ¡si, tu!,
Cuéntame por lo bajo
y en silencio,
cuál es el fascinante
y delicioso secreto
que guardan tus besos.
¡No disimules!,
no te hagas el tonto conmigo,
pues imaginaras
cual ha sido el error,
que en tu inocente crimen,
con tus labios has cometido.

No mires a otro lado,
no te comportes
como si la cosa no fuera contigo,
como si no fueras el culpable
del veneno, que en mi corazón
disimuladamente has introducido,
con el disparo de tu sonrisa
y el dardo de tu mirada.

¿Y ahora que hago yo?
¡Dime donde puedo curar mi herida!
Pues tu rostro
de mi sueño no me quito,
y tu cuerpo en mi lecho
cada noche yo imagino,
recorriendo cada centímetro
cual boba abre un caramelo,
salivando mí deseo
por cada minuto que no te tengo.

Dime querido brujo
de mi feliz sentimiento,
¿Donde tienes el antídoto...?
¿Donde escondes mi remedio...?

Mira bien lo que haces,
pues solo tú
serás el culpable,
de la muerte de esta honrada
y enamorada princesa.

Sentimientos escondidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora