EL TRIDENTE DEL DEMONIO

La endidura sobre la faz de la tierra

Sin vida un mundo no sería lo mismo.
Un Rey necesitaba verse reflejado en lo imperfecto.
Del soplido surgió el alma y el espíritu. Y la vida comenzó como en un abrir y cerrar de ojos.
Dos espiritus recorrían el nuevo mundo. El Dios Supremo deseaba que todo estuviese debidamente calibrado. Los ángeles cantaban alabanzas por todo lo creado. Pero el servidor del Altisimo, Satanás sintió estupor y le replicó: -"Esta nueva creación suya, mi Dios, ha de traicionarle. Dejeme demostrarle con cada uno de ellos que por un minuto más del sol sobre sus ojos le dejarían y me servirian.-
Y el Dios Supremo exclamó: -" Muy bien, mi siervo Satanás, te daré dominio sobre mi creación y tentarás a cada uno de los hombres conforme a sus caminos. Te daré poder mediante un arma que llevará mi nombre y tú la utilizarás cuando yo lo demande. No podrás hacer lo que dispongas tú, ni pasarás por alto mi nombre ni mis mandamientos. Así será hasta que haya un ser humano que entregue todo por mi gloria"-
Entonces a Satanás le fue entregado un tridente con el cual tenía poder sobre el mundo.
-"Mi Dios, dejeme probarle que estos seres no son capaces de obedecerle. Deles un mandato, yo iré, les mentiré y si lo quebrantan, Tú, Oh Señor los herirás conforme a tu sabiduría"-
Fue así como el ser humano tuvo su primer prueba de fuego. El Dios Altisimo les ordenó no comer un fruto. Algo tan simple que deberían obedecer.
Sin embargo Satanás con su astucia logró convencer al ser humano y comieron el fruto prohibido.
Dios en su misericordia pensó que no podía lastimar al ser humano. Pero había hecho una promesa y era su deber cumplirla. Entonces le dió poder a Satanas para que hiriera los lugares más profundos de la tierra.
Y Satanas al salir de su morada exclamó a viva voz: -"por cuanto desobedeciste a tu Dios, morador de la tierra, yo seré dueño de sus cimientos y temblarán a raíz de tus ofensas a Mi Señor. "-
Entonces Satanas lanzó su tridente sobre la tierra y fue creada una endidura sobre su faz, la cual temblaba a raíz del pecado del hombre contra su Dios.
Y vió Dios que esto no era nada bueno, pero su promesa habría de ser cumplida.