TE PERDONO.

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Te perdono por una simple razón. Te perdono por el simple hecho de que eres mi madre y eso me basta, todo lo demás está de sobra. Y es que no te perdono porque creciste en otra época y con otros conocimientos. Creciste tú, como mujer, pensando que nosotras debíamos tener a un hombre, un macho que debía tener a su hembra para que le sirviera. Realmente no eras ni eres tú el problema, sino esta sociedad enferma de tantas normas creadas por hombres. Aunque a mí eso no me basta. La ignorancia no es razón suficiente para perdonar ofensas y odios. Y es que la única razón por la que te perdono, te repito, es porque eres mi madre y siempre lo serás.

Sé que nunca quisiste ofenderme. Sé que cada lágrima que derramaste no fue porque te dolía que tu hija fuera lesbiana, sino porque el vecino, tu amigo, tu amiga de la iglesia, el sacerdote, tu hermano, tus padres, te dijeron que era malo si tenías una hija con esta vida. Te escuché llorar tres noches y yo, al lado de tu cuarto, lloraba contigo. Lloré en silencio, aunque en esos días quise aparentar ser fuerte. Te perdono, porque sé que nunca quisiste lastimarme.

Mamá, ¿sabes? No creo necesario decirte que te perdono, pero sí siento que es necesario que me escuches decírtelo. Siento que necesitas escucharme porque al final no guardo rencor hacia ti. Sí creo que un perdón a veces es necesario para poder decir que no me importa el pasado. Que me importa cuando te veo interesada en conocerme. En conocer del tema.

Te digo que no importa porque sé que el proceso de comprensión a veces suele tardar. Lo sé y quién mejor que yo para saber que todo esto es un proceso de aceptación para poder salir del clóset. Salir del clóset incluso para ti que eres heterosexual. Te perdono y te amo. Por eso, aunque hay varias cosas que desconoces, reconozco que son más las que ya conoces y que con esas cosas ya estás cambiando a esta sociedad que me aparta.

Te perdono, pero también te agradezco. Te agradezco porque has podido ver que yo también soy feliz con mi novia. Porque viste que hay un futuro siendo una mujer, tal y como soy, sin esconderme de mis vecinos y amigos. Gracias, porque hoy comprendes que no es mi lucha, sino nuestra lucha. Porque hoy sabes que la felicidad no depende del sexo al decido amar, sino cuánto decido amar.

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