#Capítulo 18

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Scorpius P.O.V.

No había visto en mi vida una casa tan extraña como La Madriguera. Parecía hecha a pedazos. Como si la primera planta la hubiesen hecho al principio, y años más tarde le hubieran añadido otra habitación por necesidad. La verdad es que al menos podrían haberse preocupado de poner la madera del mismo color. No obstante, la casa en conjunto era... original. Sabía que Rose se encontraba en aquella casa y no en la suya porque la familia Weasley al completo se alojaría allí después de la boda de su... ¿prima? ¿Tía? ¿Hermana? No sé. La verdad es que ya había perdido la cuenta con aquella familia.  

Salté el muro con una sonrisa, recordando los acontecimientos de un par de noches antes, donde Rose había dicho que podría quererme. Mis pies se hundieron en una descuidada hierba. Me oculté tras un cobertizo casi en ruinas, con las ventanas tan llenas de polvo que casi ni se podía ver en su interior. Aunque creo que vi algo parecido a un coche muggle de color azul.

Me asomé lentamente hacia el jardín, donde aún estaba la carpa de la boda de la hermana... tía... Bueno, de una familiar de Rose. Allí sentados estaban un hombre muy viejo, que supuse que sería Arthur Weasley. Mi abuelo me había contado atrocidades sobre él. A su lado, un hombre delgaducho, de pelo azabache y gafas, y otro alto, pelirrojo y con la cara de llena de pecas. Intentando camuflarme entre la maleza, rodeé el extraño edificio. Creo que la habitación de Rose está en la tercera planta. Alcé la cabeza. La casa era tan irregular que no sería difícil trepar por ella. Apoyándome en las irregularidades de la madera, fui ascendiendo. Vale, tal vez no había sido tan buena idea subir por ahí. Me había quedado sin apoyos. Al parecer, habían reparado esa parte de la casa poco antes, y la madera estaba totalmente lisa. Un vértigo que no había sentido jugando al quidditch mucho más alto me inundó de repente. Usando toda la fuerza de mis piernas (Parkinson nos había puesto a darle vueltas al castillo), me impulsé hacia arriba. Creo que me rompí los dedos al agarrarme al alféizar de la ventana de Rose. Lentamente entré a la habitación, y aterricé en el suelo sin mucha elegancia. Suerte que ella no estaba allí en ese momento.

Miré a mi alrededor. Parecía una habitación hecha por niños. Había dos camas, una perfectamente estirada y otra totalmente revuelta. Alrededor de la segunda, había un cerco de ropa de chica arrugada, como si se hubiese probado mil combinaciones por las mañanas. 

Miré a la puerta, y como si tuviera poderes telepáticos, ésta se abrió. Pero no era Rose. Era su primo el idiota. Como la categoría de primos idiotas de Rose está repleta de gente, tendré que especificar más. El delgaducho, despeinado, de pelo negro y cara de cachorrito abandonado.

- ¿¡Qué haces tú aquí!? - exclamó Albus Severus Potter.

 Miré a mi alrededor, como si la excusa se pudiese materializar ante mí.

- ¿Y... y tú?

Bravo, Scorpius. De verdad. Eres un maldito genio.

- Mis... mis abuelos viven aquí - gritó él echándose las manos a la cabeza.

- Pues no sé como...- susurré. El arma más conocida de mi familia son nuestras afiladas palabras -. Parece a punto de derrumbarse.

Potter me señaló con un dedo amenazante, aunque tembloroso. ¿Por qué estaba en Gryffindor?

- Llama a tu prima - le ordené antes de que pudiera hacer nada más.

- Creo que tendrás que especificar más, Malfoy.

- Rose... - dijo una voz femenina entrando en la habitación. Cerré los ojos, con la desesperación empezando a atacar mi cuerpo. La prima loca de Rose. Lily Potter. Estupendo. El día no podía ir mejor. Abrió los ojos al verme, pero su reacción no fue para nada como la de su hermano (creo que es su hermano, tal vez sea su primo quinto o algo así). Lily sonrió, y no me gustaba nada esa sonrisa -. ¡Lo sabía! - gritó entusiasmada -. ¡Sabía que estabas con Rose!

Te Odio, Scorpius Malfoy #Wattys16Donde viven las historias. Descúbrelo ahora