One shot

6.6K 388 72
                                    

Mi mirada se perdía en el horizonte, justo en aquél lugar en el que la Torre Eiffel acariciaba el cielo con lentitud, quieta y luminosa. Un suspiro salió de mis labios mientras por mi mente pasaba un recuerdo suyo, de su sonrisa. Sonrisa que me hizo sonreir mientras por mi mente pasaba la pregunta que tantas veces me había hecho. ¿Quién era ella?

No sé cuánto llevaba allí pero sabía que ya habían pasado varias horas desde que dije que me iba a acostar, horas que, como tantas otras veces, había pasado sentado en aquella abandonada azotea mirando como la Torre Eiffel rozaba el cielo mientras me preguntaba en qué lugar de esta enorme ciudad estaría ella soñando. Al final, ya tarde, me levanté y lancé mi última mirada hacia aquel faro de metal antes de desaparecer en una rápida carrera entre las calles de aquella enorme ciudad.

Estaba cansado como tantas otras mañanas desde que aquel anillo había acabado extrañamente en mis manos, y sobretodo desde que aquella rutina de salidas nocturnas se había colado en mi agenda pero hoy era un dia en el que debía hacer demasiadas cosas, como pasaba la mayor parte del tiempo, y no podía ponerme perezoso.

El día no parecía tener nada especial, como la mayoria, pero, tambien como la mayoria, el dia fue bastante extraño tras la aparición de Lady Wifi. Esto hizo que no pudiera ir a las clases de esgrima ni a las sesiones de fotografía aunque nadie hizo muchas preguntas de mis faltas ya que todos estaban más pendientes de si Lady Wifi desvelaba de verdad la identidad de LadyBug. Aunque esto no es lo que de verdad me importo de este día, lo que de verdad me gusto fue el tiempo que pude pasar con ella, Ladybug.

Recuerdo que Nino me dijo en un principio que Chloe era Ladybug, cosa que me extrañó bastante, para nada se parecía a Ladybug, en verdad ni siquiera me la imaginaba ayudando a otras personas, por suerte la propia Ladybug me lo demostró al aparecer a mi lado cuando Chloe se estaba cosplayenando de ella justo delante nuestra, en su habitación, la cual vigilabamos.

En verdad lo que me gustó de este día fue cuando pude ver en la cara de Ladybug la preocupación tras salvarme de aquel congelador. Aunque lo que de verdad me preguntaba yo era que habría pasado si hubiese desbloqueado la puerta antes de que yo encontrase mi anillo ¿Qué habría dicho de mi verdadero yo? ¿Me conocería? Yo siento que la conozco en la vida real pero no sé si es verdad, si puede ser que de alguna forma jamás nos hayamos visto sin ponernos las máscaras, ella parece creer que es así.

Algunas veces me siento estúpido al recordar que podría haber conocido la verdadera identidad de Ladybug solo con abrir una puerta pero ¿De verdad querría traicionar su confianza de una forma tan ruin? No quiero que se enfade conmigo, quiero que cuando ella esté preparada podamos saber la verdad uno del otro. Aunque no puedo esperar a que ese día llegue.

El día siguiente fue bastante aburrido, yo no podía parar de pensar en Ladybug ¿Quien era? ¿Donde estaría en ese momento? Esto me hizo estar distraído en clases pero por suerte no vimos nada importante.

La realidad es que no podía esperar a que apareciese un akuma para poder ver de nuevo a Ladybug pero parecía que eso no iba a suceder. No sabía cuándo podría volver a verla, era algo que odiaba, no tenía forma de saber nada de ella, siquiera podía contactar con ella sin que ambos estuviéramos transformados. Pensando en que podría hacer la campana sonó sacándome de mis ensoñaciones. Comencé a recoger con pesadez lo que había dejado sobre la mesa cuando Marinette, la chica que se sentaba detrás mía, se paró a mí lado.

–Ho-hola.– Su voz sonaba entrecortada y nerviosa como la mayoría de las veces pero no me importó demasiado, estaba ya acostumbrado y Marinette era una buena amiga.– ¿Me podrias dejar los apuntes de química? Creo que los míos están mal...

–Claro.– Dije sonriendo sacando los folios que correspondían a lo que me había pedido.

–Gracias.– Susurró ella antes de correr hacia Alya.

Tras esto terminé de recoger y salí junto a Nino mientras este me contaban algunas cosas a las que, debo admitir, no presté mucha atención.

Una mano pasó por delante de mi cara sorprendiendome y haciendome parar de golpe.

–Adrien ¿Sucede algo? Sueles estar distraído pero hoy lo estas más de lo normal.– Dijo Nino mientras pasaba una mano delante de mi cara.

Suspiré volviendole a mirar.

–No, estoy bien.– Me adelanté hasta la limusina saludandole con la mano mientras el suspiraba levemente molesto aunque me devolvió el saludo antes de dirigirse hacia su casa.

Durante el trayecto en limusina mi mente divagó hasta Ladybug de nuevo. Desde el día anterior mi mente no había sido capaz de separarse de su imagen ni un segundo y es que la idea de haber podido ver quien era me revoloteaba por la cabeza. No quería que ella se molestase pero me hubiese gustado saber quien era, conocerla más allá de la máscara.

Al llegar a la mansión me fui directamente a mi cuarto donde, tras cerrar la puerta mi tiré a la cama. Plagg no tardó en salir de mi volsa de la escuela para correr hacia un pequeño plato con algo de queso que me solían dejar desde que el Kwami había empezado a vivir conmigo. Normalmente solía discutir con él sobre el olor que dejaba en mi habitación aquel queso pero ese dia no estaba con ganas de ello.

De vez en cuando miraba por la ventana preguntándome si hoy pasaría algo. Había días en los que los akumas aparecían en días seguidos pero otras veces tardaban un par de días en volver a aparecer por lo que nunca sabía cuándo podría volver a ver a mi amada.

Cuando casi había llegado la hora de ir a esgrima y Plagg se había comido un segundo plato de queso escuché una explosión que provenía del exterior. Rápidamente miré por la ventana para ver como una pequeña columna de humo comenzaba a subir por entre los edificios. No pude evitar que una pequeña sonrisa apareció en mi rostro cuando por mi mente pasó la idea de poder volver a ver a Ladybug.

–¡Plagg, transformame!– Grité levantándome de la cama con energías renovadas para segundos después de transformarme salir por la ventana.

Tardé unos minutos en llegar hasta el epicentro de todo aquel desastre en el cual se encontraba un chico de aspecto robótico que tenía bajo su control los cables de la ciudad. La explosión que había visto desde mi habitación había sido al de un coche que permanecía en llamas mientras aquel chico reía.

Ladybug no tardó en llegar y junto a ella conseguimos sacar el akuma del reloj del chico. Bueno, mas bien yo la ayudé pues ella era siempre la que tenía las buenas ideas y la que conseguía arreglarlo todo.

Cuando todo terminó y chocamos los puños vi que Ladybug estaba apunto de salir corriendo pero antes de que lo pudiera hacer la agarré de la mano.

–Por favor, nadie se enterará.– Le pedí acercandome mas ella pero rápidamente deshizo el agarre.

–Ya lo hemos hablado es mejor así.– Y sin mas salió corriendo lejos de mí.

Notaba un pequeño vacío en mi interior mientras la veía correr. Una parte de mí me gritaba que aquella era mi única oportunidad, que si no lo hacía ahora jamas tendria el valor ni la oportunidad de verla, de saber quien era ella. Era hoy o nunca.

Fue como si mis pies tomasen el control de mi cuerpo y me enpujasen hacia adelante, hacia ella. Sabía que mi anillo estaba parpadeando al igual que lo debían estar haciendo los pendientes de Ladybug. Mi mente no pensaba, no reaccionaba, solo me gritaba que siguiera adelante, que llegase hasta ella, era lo único que me importaba en aquel momento.

Vi como mi mano rodeaba la suya, como mi cuerpo la abrazaba hasta quedar yo apoyado contra una pared de un subterráneo vacio con ella entre mis brazos. En ese instante ambas transformaciones se deshicieron y ambos mostrando nuestras verdaderas identidades.

–My Lady...  

Hoy o nunca.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora