Intento escribirte está carta (y digo "intentar" porque no tengo palabras suficientes para expresar lo que siento) porque, aunque no la vayas a leer, quiero que sepas que te quiero muchísimo.
Antes de nada, querría agradecerte absolutamente todo lo que has hecho por mí: muchas gracias por darme ánimos indirectamente, por alegrarme mis días grises, por hacerme sonreír cada vez que veo una foto tuya, por hacer que me sienta mejor conmigo misma, por hacerme más fuerte, más feliz y mejor persona. Muchas gracias por enseñarme que no me tengo que rendir nunca, y que si no consigo algo a la primera, no tengo que dejar de intentarlo, gracias también por enseñarme a no creerme nada de lo que los demás digan, y por enseñarme a que las críticas de los demás me pueden incluso hacer más fuerte. También me has enseñado a valorar un poco más el esfuerzo de los demás. Gracias por haberme hecho más fuerte y feliz.
Gracias también por haber confiado más y más en ti mismo, y a la vez, darme seguridad a mi. Porque verte feliz es lo único que quiero.
Quiero que sepas, que voy a apoyarte en todas tus decisiones y las respeteraré, que estaré contigo hasta el final, que tienes una voz increíble, la cual es capaz de hacerme llorar cuando estoy feliz, y sonreír cuando estoy triste. También quiero que sepas que te quiero muchísimo, y que si algún día consigo abrazarte, se que me sentiré como si tuviese a mi mundo envuelto en mis brazos, y te diré todo esto mirándote fijamente a los ojos.
Quizá no me haya expresado bien, o quizá sí, pero ya he mencionado que lo que siento es imposible describirlo con palabras.
Muchas gracias de corazón por todo lo que has hecho.
Te quiero.
