Preguntas sin respuestas

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Al transcurrir el tiempo, pude darme cuenta de muchas cosas. Una de ellas era quejarme por cosas que no eran de total gravedad como la de que no quería ir al colegio, despertarme temprano, armar berrinches para recibir dinero sólo para mi recreo. Perdí la noción del tiempo que viví como una colegiante hija de papá. Pero todo cambió cuando cumplí la mayoría de edad... Mi vida dio un giro de 360 grados. La responsabilidad se me hizo más grande y pude notar que vivía quejándome por minorías e inecesarias cosas comparado a la realidad de ahora. La historia es otra, no vivo en un cuento de Adas.

La Chica Universitaria Donde viven las historias. Descúbrelo ahora