Capítulo 12

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¡Oh, oh. Mi papá ha llegado!

Y viene con... ¿Mi mama? Pero si ellos no se llevan bien, también esta mi abuela y mi prima.

Son las 6:00 pm, debería estar en casa, debería estar viviendo en casa mejor dicho. Pero estoy aquí. ¡Mi papá me matará! Piensa en una idea, Amanda. Piensa, piensa y... ¡Ya esta!

-Ayudame a bajar por el balcón.-Le digo a Sebas en un apuro.

-¿Qué? ¿Estás loca? No bajarás por mi balcón, no vaya a ser que te caigas- me mira horrorizado.

¡Ay! Pero que romántico mi novio cuando me llama loca. *tos* Sarcasmo *tos*.

-Sebas, necesito estar en ni casa ya. La única manera es bajando por aquí y hacer como si estaba en el patio lavando ropa- digo como si fuera obvio.

-Okay, pero yo bajaré primero para atraparte- lo fulminó con la mirada, pero luego de unos segundos, suspiro y me resigno a que no aceptará un no por respuesta.

- Esta bien, vamos-. Baja de un brinco, yo lo sigo deslizándome por las rejillas con sumo cuidado de no tropezar. Me suelto y él me atrapa.

Cuando estamos en el patio de mi casa, me pongo a mojar algunas ropas de forma acelerada. Menos mal traje las llaves conmigo porque había dejado todo con seguro. Se las entrego a Sebas, le digo que le quite el seguro a la puerta y lo hace. Se pone a ayudarme a exprimir y tender la ropa en las cuerdas. En eso, mi prima entra (o sale, ya que el patio queda detrás de la casa) y abre mucho los ojos al ver a Sebastián. Ya se partió, ya. Me dice mi conciencia.

-¡Abuela! Ya la conseguí-. Se voltea para gritarle y luego vuelve su cara hacia nosotros-. Hola, Amanda. Buenas noches, quien quiera que seas.

Esa mujer a veces puede ser tan odiosa.

Mi abuela sale al patio seguida de todos los demás, nos miran a mí y a Sebas alternativamente medio sorprendidos y medio pensativos.

-Hola, familia. ¿Cómo están?- Trato de sonar casual y lo logro.

-Bien- responden al unísono.

-La bendición- les digo mirándolos como una niña pequeña.

-Dios te bendiga hija-. Vuelven a responder al unísono. Están muy callados, eso no es normal en ellos. Frecuentemente están haciéndole bullying a alguien o hablando de cualquier cosa. Imagino que no saber de Sebas les abruma. Pero a mamá no se que le pasa, ella ya sabe de él. Y como si hubiese leído mi mente, mi mamá rompe el hielo acercándose a mí para darme un abrazo.

-Hija, si estas grande-. Siempre me dice lo mismo-. Presentanos a tu amiguito- me susurra en el oído mientras me abraza para que nadie lo note.

- Mamá, papá, abuela, Dayana, él es Sebastián Di Lorenzo- digo apuntándolo con mi dedo índice-. Mi novio-. Susurro apenada. Es el primer novio que les presento ¿Qué digo? Si es el primero que tengo. Estoy tan nerviosa por sus reacciones.

-Un gusto, Sebastián-. Mi mamá le tiende la mano emocionada.

-El placer es todo mío, señora-. Responde Sebastián estrechándole la mano. Se acerca mi prima y luego mi abuela quien lo ve con recelo. Finalmente mi papá se acerca desafiante y le ofrece la mano.

-Señor Di Lorenzo, un gusto-. Esboza una sonrisa que no llega a sus ojos.

-Igual para mí, señor Altobelli- dice Sebas nervioso y asustado por la presencia imponente de mi padre, pero lo disimula bien.

-Pasemos a casa, prepararé la cena-Dice mi mamá tratando de aligerar la tensión. Todos le hacemos caso y entramos.

Sebastián me hala con él para hablar conmigo en privado, mi papá se da cuenta y lo mira horrible pero sigue caminando. A lo mejor piensa que nos besaremos a escondidas para entrar y actuar como si nunca nos hubiéramos besados antes. ¡Por Dios, papá! Ya tengo 19 años ¿Sí?

No soy suficienteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora