Suspiró al dejar a pato con el resto de perritos en aquella guardería creada de último momento, no es que no quisiera abandonarlo ahí por el resto del día, incluso anhelaba eso; sino que al parecer la bola de pelos se ponía a llorar cada vez que se alejaba de él y atacaba a los otros perros en un intento en vano de seguirle el paso.
-No seas un llorón hijo –le regañó, intentando salir sin ser perseguido. El perro mordisqueó de su pantalón impidiéndole moverse, y estaba tan cansado de aquella actitud que quería lanzarlo al otro lado del mundo con una patada-, que dirá tu padre si se entera de que eres un niño de mami que no quiere quedarse solo.
-Que lo estás mimando demasiado –contestó alguien detrás suyo de improvisto.
Y hablando del rey de roma.
-Ya lo oíste, te tengo muy mimado.
El pequeño perrito no quería separarse de la alma caritativa de madre que tenía, y ahora que su padre estaba ahí podía hacerle entrar en razón a su terca madre sobre el abandono a un menor de edad. Miró con los ojos cordero a su padre, en un intento de que se convenciera de que de todas formas él quería ir con ellos y no quedarse ahí con el resto de perros.
-¿Qué técnica le has estado enseñando al perro? –le preguntó al rubio intentando esquivar la mirada-, casi parece tú pidiendo algo.
-Él aprende observándolo, yo no le he enseñado nada. Ya te dije, salió al que tiene el cinturón de la familia.
El Uchiha no respondió ante el comentario y le hizo el favor al rubio de impedir que el pequeño lo persiguiera mientras que él salía del aula. Pato comenzó a ladrar y a gemir muy fuerte, pero Naruto hizo oídos sordos y se quedó fuera hasta que el otro saliera para ir a clases.
-¿Cómo es que no se te rompe el corazón al oír sus pobres lamentos? –le preguntó bajando las escaleras, observando como otras parejas subían con sus cachorros.
-Fácil, simplemente ignoro el hecho de que tengo un perro. Además, solo es por un curso, después él hará su vida por separado y nunca nos volveremos a ver.
Bajó deprisa para ir a su clase, su clase con el Uchiha mayor.
Volvía a empezar con algebra, y era una de aquellas pequeñas oportunidades que tenía para verlo sin parecer un maniático. Claro, no es que se sintiera particularmente atraído a él, sino que tenía algo en su cuerpo que no podía dejar de ser visto.
-Naruto –llamó Gaara desde una carpeta-, ven aquí.
El rubio avanzó hasta la primera mesa delante del pupitre del maestro, teniendo la mejor vista a las hojas de respuestas de los ejercicios que se tenían que desarrollar. Claramente eso no le interesaba un poco, pero no se deshizo de la idea ya que si Itachi quería que resolviera algo no debería pensar para hacerlo.
-Buenos días clase –saludó con su habitual sonrisa-, y buenos días a ti, Naruto.
Gaara lo codeó para que devolviera el saludo como formalidad, y el ojiazul tanteó un poco en lo que debía decir. ¿Fue un saludo directo? ¿O es que tan solo lo dijo porque se encontraba delante?
Claro que no, de lo contrario también hubiera saludado a Gaara, pero este parecía no interesarle mucho ese punto ¿Acaso se habrá dado cuenta que tenía sus audios? Pero si ni siquiera los había escuchado, por lo que no podía sacar nada de él.
-Buenos días Itachi sensei –respondió girando la cabeza, intentando pensar claramente.
La clase entonces comenzó de la misma forma con la que se estuvo repitiendo en toda la semana, solo que a diferencia de otros días, Naruto se encontraba ocupado pensando en que podía contener aquellas cintas de audio.
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Buscado por amar
Fanfic(Cancelado. Rehaciendo en nueva cuenta) (Cancelado. Rehaciendo en nueva cuenta) (Cancelado. Rehaciendo en nueva cuenta) Siempre fue tratado como un ser sin corazón. Desde su más reciente vasallo hasta sus altos mandos, todos creían que tarde o tempr...