primer paso enamorada: capitulo 8

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Estaba tumbado en la cama, pensando en cómo dar mi primer paso para enamorarla. Cerré los ojos, imaginándola con esa sonrisa tan bella y ese pelo tan hermoso. Cuando la conocí en el verano, aquel día que estaba triste fue porque me peleé con mi padre. Si le regalo bombones o flores, ese sería el primer paso para enamorarse de una persona, pero dudo mucho que me acepte. Soy un desconocido para ella. Suspiro. Necesito enamorarla, dar ese paso para que se enamore de mí, pero no sé cómo darlo. Este paso está complicado. Todo me da vueltas en la cama. Seguro que si le doy rosas o bombones, voy a parecer un acosador sin venir a cuento. ¿Qué puedo hacer con estos sentimientos que siento por Yasmile? Me pongo boca arriba en la cama, mirando al techo. ¿Por qué me tuve que enamorar ese día de verano? Pero no estoy arrepentido para nada. Me alegro de haberla conocido. Ni siquiera sabía que estaba en frente de su casa en el verano. Me levanté de la cama de un salto, caminando hacia la puerta de mi habitación, saliendo de ella. Estaba caminando por el pasillo cuando veo la habitación de mi madre medio abierta. Entro. Está recogiendo sus cosas; seguramente saldrá corriendo, como hace siempre, con la excusa de que tiene un evento importante en algún país lejos de aquí, de la casa. Y luego volverá como si no hubiera pasado nada. Suspiro hondo, por qué siempre es así con ella. Pero ya estamos acostumbrados. Ni siquiera se ha dado cuenta de mi presencia, que estoy dentro de su habitación. Me siento en la cama y la estaba mirando. Era tan hermosa. Mi madre tenía el pelo tan negro como la noche, unos ojos avellana tan claros, medía 1,80 metros. Siempre se maquilla; ella dice que su maquillaje es como una segunda piel. De pequeño, la admiraba tanto que incluso me planteé estudiar diseño para hacerle los vestidos que ella quisiera, pero fui creciendo y me di cuenta de que es una cobarde. A la hora de defenderse de las discusiones de su marido, dejaba que pegara a sus hijos; así ella podía irse sin preocupación. Me levanto de la cama, saliendo de su habitación. Seguí caminando por el pasillo. Veo la habitación de mi hermano mayor. Él tuvo la suerte de largarse cuando tuvo la oportunidad, para estudiar afuera. Apenas media en nuestra otra ciudad, que es donde crecimos, y ahora está en Los Ángeles, ajeno a todo lo que pasa en esta casa. Me apoyo en la pared. Odio las reuniones familiares; siempre que papá organiza alguna, acaba mal, con peleas o gritos. Me separo de la pared y sigo caminando, bajando las escaleras a la segunda planta. Había tres plantas en esta enorme mansión, y oigo ruido. Camino hacia donde estaba el ruido. Eran los gemelos. ¿Qué estarán haciendo esos diablos pequeños? Los dos eran idénticos a mi padre en la cara; era como verlo a él. En cambio, yo y mi hermano mayor nos parecemos a mi madre. Iba a seguir de largo, los iba a ignorar, hasta que los veo de reojo. Me paro. Los estaba observando. Son tan pequeños, toda mi atención, que son ajenos a cómo son realmente nuestros padres. Lo que me duele es que mi madre apenas les hace caso, y padre está solo en el trabajo. Para ellos, es mejor así. Los estoy observando; están en su juego, que ni siquiera se han dado cuenta de que estoy aquí delante de ellos. Sonrío de oreja a oreja. Tendría que hablar un poco con ellos, ya que son mis hermanos pequeños. Me siento en el suelo, sigo observando a los dos. Son una mini versión de mi padre; es lo único bueno que ha hecho ese señor, traer a estos dos al mundo. De reojo, veo cómo mi madre baja con la maleta, pasando al lado de ellos. Los ha ignorado por completo. Una lástima que trate así a sus hijos. Me levanto. Toso un poco, se quedan quietos. Se da la vuelta, ve cómo soy yo quien ha tosido. Oigo su risita. Suspiro.

Nash: ¿Qué están haciendo vosotros dos? ¿Sois unos traviesos?

Los gemelos se miran entre ellos.

Ero gemelo 1 : Nada, hermano, no estamos haciendo nada.

Mars gemelo 2 : Así es, hermano. Nada, solo estamos jugando. ¿A que sí, Ero?

Nash: Tengo la sensación de que me estáis mintiendo los dos.

Ero: Hermano, te prometo que no estamos mintiendo. Solo estábamos jugando. -Los dos gemelos niegan con la cabeza.

Mars: Gemelo Ero tiene razón, hermano. No estamos haciendo nada malo, solo jugando.

Ero: ¿Ves, gemelo Mars? Nuestro hermano sigue sospechando.

Mars: Gemelo Ero, ¿Qué podemos hacer para que nuestro hermano deje de sospechar?

Los dos gemelos se ponen a pensar y miran a su hermano.

Nash: -Suspiro- A ver, vosotros dos, ¿Qué estáis planeando ahora?

Mars: No estamos planeando nada, ¿verdad, gemelo Ero?

Ero: -Asiente- No estamos haciendo nada malo, y además, no tienes pruebas.

Mars: ¡Pero cállate, hermano Ero! Se lo vas a contar nuestra travesura.

Ero: -Se tapa la boca con la mano- Tienes razón, hermano Mars.

Nash: -Me río- Sois un caso perdido. -Me acerco a ellos y los abrazo-

Los gemelos se separan de su hermano y se miran.

Mars: Hermano Ero, creo que es hora de huir.

Ero: Hermano Mars, es verdad. ¡Es hora de salir corriendo! -Salen corriendo lejos de su hermano mayor-

Nash: ¿Qué voy a hacer con esos pequeños traviesos? -Veo cómo salen corriendo, ocultando su travesura, la que hayan hecho esta vez-

Me doy la vuelta, sigo caminando por el pasillo. Llego hasta las escaleras y las bajo hasta la primera planta. Tenía algo de hambre, así que fui a la cocina. Se me acaba de ocurrir una cosa: si pongo a Yasmile celosa, a lo mejor así se puede fijar en mí. Entro en la cocina. Me estaba preparando un bocadillo de tomate con aceite; estaba súper rico. Me doy la vuelta, saliendo de la cocina con el bocadillo en la mano. Y estoy comiendo el bocadillo por el camino. Me siento en el sofá, enciendo la televisión hasta que mi padre llega, se sienta al otro lado del sofá. Así, una tarde más en esta familia de locos. Cambio de canales.

Cuando Te ConociDonde viven las historias. Descúbrelo ahora