My curse [m-preg]

Capítulo 38 ~ Cachorro

Bueno, me ha costado este capítulo, pero creo que es mi favorito xD en fin, espero que os guste.

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38.

Los días que restaban para el día B -de bichito- fueron pasando tranquilos. Aunque las hierbas que le había llevado Carmen lo ayudaban con el dolor, lo cierto era que Stiles no recordaba nunca haber estado tan mal.

El cambio de año lo pasaron intentando tranquilizar a la pantera, que no dejaba de llorar y gimotear sin parar, dolorida como estaba. Sólo dejaba que se acercase Derek: al resto enseñaba los dientes y gemía agónica.

Era un dolor tan apabullante, tan increíblemente fuerte que lo dejaba agotado cuando le daba algo de tregua, o cuando conseguían administrarle algo de morfina. Aquel sufrimiento le iba a volver loco, e iba a volver locos a sus amigos, que no podían hacer nada por él.

Por su parte, Derek sentía cada vez más la presencia del lobato en el interior de la pantera, como si estuviera ya allí. Pero también lo notaba con Stiles de humano, como si su esencia estuviera adherida a él, pegándose a su piel. Sabía que no podía ser de esa forma, pero joder, el olor del cachorro estaba tan presente que le embotaba los sentidos.

Aquella tarde estaba siendo especialmente horrible para Stiles. No paraba de retorcerse bajo su forma humana, pero es que también le dolía como pantera. Las raíces no le hacían nada y los ojos estaban todo el tiempo de color ambarino, incluso siendo el chico castaño, que en ese momento estaba hecho un ovillo en el suelo.

-Stiles, ¿podemos hacer algo para aliviarte? -preguntó Isaac. Los gritos de dolor que emitía el castaño daban miedo, y habían tenido que insonorizar el cuarto por medio de magia.

-¡MATADME! -berreó desde el suelo.

-¡No vamos a hacer eso! -siseó Scott sin saber qué hacer. Su abuela seguía sentada en la otra cama, enfrascada en un libro enorme sin parar de leer y pasar páginas.

Derek estaba revisando un calendario con expresión adusta, contando los días desde que lo anudó por última vez hasta aquel día. Frunció el ceño y resopló preocupado.

-Carmen, han pasado tres meses ya. -Se situó frente a la mujer y miró a Stiles, que seguía pataleando-. ¿Crees que ya es hora? -preguntó a la misma vez que ella levantaba la mirada.

-Sin duda. Estoy segura de que es eso -murmuró dejando el libro a un lado. A Derek le cambió totalmente la expresión y se mordió el labio inferior con preocupación.

-¿Y qué podemos hacer? Me está matando verlo así, Carmen. Necesito hacer algo por él.

-Tenemos que esperar.

-¡¿Qué tenemos que esperar, por el amor de dios?!

De repente en el lugar de Stiles apareció la pantera nebulosa rugiendo de dolor. La marca azul que tenía en la frente y que luego se había colocado en su estómago, se había intensificado y ocupaba todo su vientre. Derek notaba el pecho oprimiéndole, con ganas de llorar por verlo tan dolorido.

-Necesitamos toallas, Derek. Toallas, agua caliente, aguja, hilo y busca algo para cortar la hemorragia -explicó Carmen levantándose y colocando ambas manos sobre la tripa de la pantera, y notando los movimientos del bebé que estaba dentro-. Será mejor que os deis prisa -les dijo a Isaac y a Derek, que se lanzaron rápidamente al pasillo y bajaron a toda prisa.