Como cada año, el final del verano marcaba el inicio de las clases, y eso significaba estudiar, conocer gente nueva... y en fin, pasarlo bien, ya que cada día es una nueva aventura.
Este verano había sido uno de los mejores de mis cortos 17 años. Había conocido gente nueva, había reído, había llorado, y lo más importante lo había pasado genial. Estaba preparada para comenzar el último curso en el instituto, al año siguiente iría a la universidad y tendría que separarme de todos y cada uno de mis amigos, y por eso, estaba dispuesta a aprovechar este año al máximo.
Me despierto y miro la hora: 09:15. "Mierda" murmuro, en tan sólo una hora comienzan las clases y no quiero llegar tarde. Me visto lo más rápido que puedo y me coloco una camiseta de manga corta azul marino con rayas blancas. Me coloco mis vaqueros de la suerte y arreglo mi pelo lo mejor que puedo.
A los cinco minutos de haber acabado suena un claxon en la calle, enseguida me asomo por la ventana y veo el descapotable rojo de mi mejor amiga Caroline, que como siempre venía a buscarme para ir juntas.
Bajo rápidamente y me meto en su coche.
-Que guapa vas zorra.-Me dice ella arrancando y saliendo a toda prisa de mi calle.
-No tanto como tú, amor.- Le contesto y las dos reímos.
Enciendo la radio y en ese momento suena una canción de The Beatles que hace que las dos cantemos al unísono.
-Cassandra, ¿no tienes miedo por saber en que clase estamos?¿te imaginas que nos separan y no podemos estar juntas?- Me pregunta mi amiga. En ese mismo momento, me percato de que lo que dice puede ser verdad, esto significaría separarme de la que ha sido mi mejor amiga y compañera de clase durante nueve años.
Niego con la cabeza y le digo:
-Tranquila, si este año no estamos juntas en clase, siempre nos quedarán los recreos.
-Ya... cambiando de tema, el otro día hablé con Marc, me dijo que podíamos quedar un día de estos y encantada le dije que sí.
Marc había sido su "amor de verano" se conocieron hace un par de meses en una fiesta en la playa, y por lo que parecía, aquel romance no solo iba a quedar en el verano.
-Jo, que suerte, yo también quiero un chico así.- Le contesto yo, y para cuando nos queremos dar cuenta ya hemos llegado al instituto.
Salimos del aparcamiento y nos dirigimos a saludar a toda nuestra pandilla de amigos, entre los que se encuentran Dylan, Kat, Matt y Taylor. Este último me da un largo abrazo, ya que llevábamos sin vernos desde finales del curso pasado, porque él había pasado todo el verano en casa de sus abuelos en Australia.
-Te he echado de menos pequeñaja.- Me dice y me da un fuerte beso en la frente.
-Y yo Tay-Tay, ya me contarás que tal han ido tus vacaciones.
-No hay mucha cosa que contar... fiestas, muuuchas fiestas.- Ríe, y nos dirigimos hasta el edificio principal del instituto, dónde acababan de publicar las listas de los alumnos, y de sus clases.
Nos ponemos los seis a mirarlas detenidamente. Encuentro mi nombre: Cassandra Poe. Y miro la clase en la cual me han asignado: Clase 15.
-Chicos, ¿en que clase estáis?- Pregunto a mis amigos.
-En la 14.- Dicen Kat, Dylan y Caroline al unísono.
No. No, puede ser, no estoy en la misma clase que mi mejor amiga.
-Mierda, estoy en la 15.- Digo mirándolos a todos.-¿Y vosotros?- Digo refiriéndome al resto de mis amigos.
-En la 15.-Dice Tay. Bien, por lo menos no estaré sola.
-No. Joder, yo estoy en la 20. Otro año solo.- Dice enfadado Matt.
Los minutos pasan, y tras despedirnos de Caroline y los demás, Taylor y yo nos dirigimos a nuestra clase. Entramos y echo un vistazo rápido a mis compañeros, la mayoría son rostros conocidos.
Solo quedan dos sitios libres al fondo del aula. Uno está al lado de James, un chico que juega en el mismo equipo de Tay. Estos se saludan, y como temía mi amigo me abandona.
No me queda más remedio que sentarme en el último pupitre libre, al lado de Hendry Thomas. Hendry es el chico más popular del instituto. Es conocido por ser un rompe-corazones y estar siempre metido en cualquier lío. Típico. Es muy guapo, eso hay que reconocerlo. Lo más curioso de él es que a pesar de solo tener 17 años, tiene su cuerpo lleno de tatuajes.
-Hola.- Le digo yo. Nunca he intercambiado más de una frase seguida con él, por lo que no nos conocemos mucho.
El chico está mirando fijamente a su móvil, y no se molesta en saludar, solo suelta un pequeño gruñido a modo de respuesta.
"Qué bien lo voy a pasar" pienso sarcásticamente.
El profesor entra en clase y comienza la clase. Física. Bien, no puedo odiar más esta asignatura. A mitad de la clase, me atrevo a mirar a mi compañero de pupitre y a hablarle:
-¿No copias?- Le pregunto.
-Qué mierda te importa si copio o no, imbécil.- Me responde él, y me mira con sus fríos ojos azules.
-Oye, a mi no me hables así. Yo solo te lo preguntaba porque me ha parecido raro que no copies, simplemente, no me estaba metiendo contigo ni nada por el estilo.-Le respondo yo con un cabreo más que obvio.
-No te metas donde no te llaman niñata.-Tras decirme esto, se coloca los auriculares y comienza a escuchar música, sin importarle nada.
El resto de la clase transcurre con normalidad, y por supuesto mi estúpido compañero y yo, no volvemos a dirigirnos la palabra.
Cuando suena el timbre, comienzo a recoger todas mis cosas, pero alguien me empuja y hace que las tire todas al suelo.
Levanto mi cabeza y me encuentro con la sonrisa arrogante de Hendry.
-Hasta luego, nena.
Tras decir esto sale disparado hacia afuera. Dios, pero qué estúpido es.
El día pasa más lento de lo que parece, y al final de las clases me encuentro con Caroline, la cual tiene que llevarme hasta casa.
-Cassandra, lo siento mucho muchísimo, pero no puedo llevarte a casa, porque Marc me acaba de llamar y hemos quedado en menos de diez minutos. Lo siento, de verdad, prometo que te lo recompensaré.
Tras decir esto, mi mejor amiga sale disparada del aparcamiento. "Genial, vaya día" susurro lentamente. Todo el aparcamiento estaba vacío, ya solo quedaban unas pocas personas que salían sin prisa ninguna del edificio.
Me dispongo a andar cuando escucho una voz irritante detrás de mí:
-Hasta tus amigos te dejan sola. Patético.-Me giro y me encuentro con el estúpido de mi compañero de pupitre seguido de sus dos mejores amigos, Frank y Ray, los cuales se ríen por lo que ha dicho su amigo.
Ignoro sus palabras y comienzo a caminar hasta mi casa.
El día ha sido peor de lo que esperaba, pero en mis adentros sigo teniendo la esperanza de que el curso no será tan malo.
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No me llames más.
RomanceLlegar tarde a veces tiene sus consecuencias. Dos polos opuestos, dos almas iguales. Cassandra Poe nunca se habría imaginado que toda su vida se pondría patas arriba cuando Hendry Thomas, el compañero rebelde de clase, se interpusiera en su camino...