Al siguiente día Rob había despertado, lo del demonio debió ser un sueño. Giró al otro lado de la cama y ahí estaba el demonio. Acostada a un lado suyo y aún totalmente desnuda.-Buenos días dormilón-.
-¿Podrías ponerte algo de ropa?-.
-Pero si la traigo puesta-. Señaló sus tatuajes rojos que parecían flemas de fuego, y no cubrían su cuerpo. -No te preocupes, nadie más que tu puede verme-.
-¿Y quien será tu primer víctima?-.
Rob no sabía ni por donde comenzar, -No lo se-.
-¿Qué hay de tus padres?, siempre te ignoran, te insultan, te maltratan.. deberías empezar por ellos-.
-Aún si quisiese matarlos pronto alguien notaría que mi familia no esta ahí-.
Lacroix cortó su muñeca con su uña, -Bebe esto-.
-Me niego-.
No había tiempo así que agarró a Rob a la fuerza y le hizo beber su sangre contra su propia voluntad. -Deja te explico, mi sangre puede ayudar de muchas maneras, con ella puedes controlar a quién sea, excepto demonios como yo-. Su muñeca se había curado en segundos. -Claro que solo puedes hacerlo con mi sangre en tu sistema o..-.
-¿O qué?-.
-Hay otra manera de hacerlo sin tener que beber mi sangre pero no creo que te guste- Lacroix se levantó de la cama.
-Dime, de todos modos no tengo nada que perder-.
-Tu lo pediste, necesitas dejarte marcar- respondió.
-¿Dejarme marcar?-.
Lacroix peino sus cabellos ondulados con el peine de Rob. -Si, debes dejarme marcarte.. como cuando marcan a un caballo pero en este caso voy a tener que marcarte con la sangre de la persona más pura y sana que conozcas o exista aquí-.
-Sigo sin entender, ¿como me vas a marcar con su sangre?-.
-Haciéndote un tatuaje con su sangre, claro, puede ser el símbolo que quieras-.
A Rob no le gustaba la presencia de Lacroix, su simple imagen era aterradora, tenía el cuerpo cubierto de sangre que se suponía que eran "tatuajes". Pensó en la gente inocente que tuvo que ser sacrificada para que ella pudiese hacerse esos tatuajes. Sus labios eran rojos, un rojo bastante obscuro. Su cabello ondulado le llegaba a los hombros y era de un color café obscuro. Sus ojos eran lo único natural en ella, un color algo naranja pero lo que más le perturbaba de ella eran sus cuernos, eran grandes y parecían terriblemente pesados.
-Prefiero el tatuaje, beber tu sangre es perturbador-.
Lacroix empezó a reír, -Creo que se donde conseguir el material para tu tatuaje-.
Pronto llegaron a su destino. -¿¡Me trajiste a la iglesia!?- Rob estaba dando vueltas, no se lo creía.
-¿Quieres el tatuaje o no?-.
-¿Pero por que la iglesia?-.
-El señor padre es la persona más amable y pura que he visto en este miserable pueblo-. Lacroix entró y Rob decidió quedarse fuera.
Minutos después Lacroix salió de la iglesia con una copa en la mano, no había señales de sangre en sus manos. -Eso fue fácil-. Le entregó la copa a Rob y dentro de ella había sangre.
Hacerse el tatuaje no fue doloroso, Lacroix simplemente le hizo una cortada en forma de triangulo con tres puntos dentro de el. El tatuaje fue hecho en la palma de su mano. -¿Qué no se va a notar?-.
-Relájate, nadie más que nosotros lo puede ver.. a excepción de otros demonios-.
Una vez regresando a casa su padre estuvo a punto de golpearlo pero Rob movió la mano por instinto y empujó a su padre.
-Te dije que el tatuaje era útil-.
Rob entró a su habitación sin habérselo creído, por primera vez en su vida logro que su padre no lo golpeará. Ahora tenía un poder increíble, se decidió. Lo iba a usar aunque fuese lo último que hiciese.
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Sin remordimientos
HorrorTu vida es un asco y desearías matar a todo aquel que te ha hecho daño, ¿qué harías si de repente se te presenta la oportunidad de hacerlo?. Créditos al artista de la portada.