Catorce

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Un rayo de luz fino que cruzaba el vidrio  por la parte de la ventana descubierta pegó en los párpados de Phil haciéndolo abrir los ojos, estirando su cuerpo en las sabanas grises que se sentían en una buena temperatura complaciendo a sus piernas que se encontraban doloridas. Se fijó en Jamie que estaba a su lado intentando no despertarlo, no sabía exactamente que sentir al mirarlo porque la verdad era que tal vez era demasiado bonito pero no llegaba a provocarle nada como para desvelarse haciendo fantasías tontas junto a él, aunque sí se le venía a la cabeza quien era el perfecto para eso, pero simplemente no le quiso dar importancia en ese momento.

Jugar, eso le gustaba y eso estaba haciendo, no había nada de malo. Se rió para su interior luego siguió mirando a Jamie con el cabello claro que las sombras y luces que transmitía e cuarto oscuro y el día iluminado le dejaba ver, le hubiera gustado ver a Dan de esa manera con toda la espalda descubierta de lado, respirando suave y con líneas de luz y sombra que lo hacía parecer sacado de un blog de fotografías de chicos lindos.

Se sentó en el colchón recostando su espalda en el respaldar de la cama lentamente, pensando en lo que había hecho la noche anterior. Hace mucho que no había tenido sexo, tan cerca pero tan lejos siempre le pasaba y le pareció que le hizo bueno. Se había acostado con Dan tres o cuatro veces, pero el recuerdo que le quedaba era casi efímero, besar a Dan era tan raro, de alguna manera no sentía su cuerpo a la hora de hacerlo, era como que se sentía muy real, pero internamente y no en el exterior, pero siempre se entristecía a la hora de pensar en que el castaño jamás sentiría lo mismo.

Él ojiazul se mordió el labio, se había divertido la noche anterior, definitivamente y de seguro Jamie pensaba en lo mismo. Estiró una mano hacia el cabello claro del otro chico lo acaricio con suavidad a ritmo de su respiración haciendo que se volteara lentamente y sonriera sin siquiera abrir los ojos.

Phil quitó su mano sintiéndose mal por despertarlo pero al mismo tiempo a gusto con la sonrisa, no estaba preparado para que Jamie abriera sus ojos, aunque lo hizo. Sus pupilas haciéndose pequeñas por la luz que le provocaba a sus ojos un aspecto de gema celeste.

— Hola. — le susurró Phil mirándolo desde ese alto punto.

— Hola. — le respondo el otro quitando la mirada para acomodarse. — ¿Dormiste bien?— le preguntó.

Phil asintió y le preguntó de vuelta obteniendo la misma respuesta que había brindado.

— ¿Tienes que volver donde Shanna?— le preguntó Jamie tratando de acomodarse igual a él.

— Creo que si, pero no tengo prisa. — le respondió. — ¿Por qué?

Jamie lo miró como un niño y volvió a como estaba. Se encogió de hombros.

Hubo un silencio mientras pensaba la pregunta que al final fue roto por la misma.

— ¿Vives con Shanna por lo que pasó con aquel chico?

Phil fijo su mirada en la nada, pensando de nuevo en Dan recordando que Jamie y él habían hablado de ello la tarde anterior.

Él ojiazul solo asintió, casi haciendo cucharas con la boca.

Jamie lo miró, lo abrazó pensando en cómo se debería de estar sintiendo y Phil le devolvió el abrazo aún más fuerte.

— No te sientas mal, hiciste bien en alejarte y sé que él jamás te dará por vencido, solo dale el tiempo de que el iguale el dolor que te hizo sentir. — le dijo pegado a su cuerpo.

Y ahí fue donde todo se le vino a la cabeza y probablemente dejo derrumbarse.

Sollozó suavemente sobre el hombro del rubio y dejó consentirse por otro corazón roto.





Dan se estaba cansando, imaginándose a Phil completamente en manos de un desconocido y no del mismo, como miraría a sus ojos y acariciaría su pelo a la ves que se apoyaría de sus brazos a la hora de intensificar un beso, diablos ¿Por qué tenía que tener dos partes de él mismo tan cambiante? Por eso es que nunca obtenía lo que quería en verdad. Tal vez un día estaba seguro de cuando quería a su amigo pero otros podía estar completamente en contra de dejarse llevar por ello y negándolo rotundamente, Phil lo sabía bien, ¿Cómo no? Si era de las únicas personas que sabían cómo era Dan de cambiante.

Nadie le podía hacerse sentir tan mierda como Phil lo hacía. Trataba de convencerse a sí mismo de que ya no importaba pero era una grande mentira. Así que solo dejo que lo siguiera haciendo, se lo merecía de todas maneras.

Así que por fin, hizo lo último que le quedaba, encendió la cámara se sentó en su cama con los ojos cansados de tanto reprimir las lágrimas y comenzó soltar todo lo que le quedaba guardado, capaz de humillarse y abandonar quién era con tal de decir por una vez lo que quería.

Don't Let Me Go | PhanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora