En las buenas y en las malas.

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Narra Gonzalo:

Preparo el desayuno y voy a despertar a Alai. Frutilla duerme cómodamente estirada en la cama.

- Princesa, es hora de levantarse - abre los ojos y ahí están otra vez las lágrimas, ya no soporto verla así. A veces creo que se va a quedar así el resto de su vida, los días siguen pasando y su luz se apaga poco a poco. Come porque la obligo, se baña porque la obligo, camina porque la obligo, es un maldito robot. 

Se sienta en la cama y la tomo de la mano, la llevo a la cocina y se sienta en la mesa. Se queda observando tildada la taza de café con leche frente a ella y los bizcochos. 

- Si preferís puedo ir a comprar medialunas - le ofrezco y a modo de respuesta ella toma un bizcocho y lo muerde. Mastica mecánicamente y luego toma el café sin ningún tipo de expresión en su rostro. 

Tocan el timbre, debe ser Melina. Me tome un par de semanas para cuidar a Alai pero ya debo volver a trabajar, el alquiler no se paga solo y la comida tampoco, así que Meli se va a quedar con ella mientras yo no estoy. 

- Hola Mel - la saludo y ella besa mi mejilla. 

- ¿Cómo está? - me pregunta en un susurro.

Me encojo de hombros - Igual. 

- Gonza te ves muy mal ¿Estás durmiendo bien? 

- La verdad que no, Alai se despierta gritando todas las noches y cuando no lo hace me despierto sobresaltado pensando lo peor... ya sabes lo que pasó la otra vez - Sus amigas están al tanto de todo, suelen venir a visitarla seguido aunque a ella parece no importarle. 

- Me tengo que ir Mel, asegurate de que se dé una ducha y que tome un poco de aire puro. 

- Tranqui Gonza, yo me encargo. - me sonríe y me voy. No salude a Alai pero no creo que vaya a notarlo, hoy es uno de esos días donde no parece notar nada. 

Narra Alai:

Estoy sentada en la cocina cuando llega Melina. 

- Hola mi vida - me saluda besando mi cabeza, no respondo así que continua hablando - Hoy te traje para hacerte un baño de crema en el pelo y pintarte las uñas. 

Me baño, elije mi ropa y se dedica a aplicarme la crema en el pelo con suavidad, masajea mi cabeza y me relajo bastante, luego me coloca una gorra de plástico para que contenga el calor. 

- Hoy deberíamos salir a dar una vuelta ¿Qué opinas? - Más silencio - Bueno, tomo eso como un sí. 

No quiero salir, no quiero ir a dar ninguna vuelta y nada de lo que ella haga me va a sacar del departamento - No quiero ir. - le respondo secamente y para mi sorpresa ella sonríe de oreja a oreja. 

- Sabía que te iba a hacer hablar. 

- Felicitaciones, te ganaste una planta que habla - le suelto con rabia. 

- Dame las manos - ignora mi comentario y comienza a pintarme las uñas de rojo. 

Rojo, mi color favorito o al menos, el que antes lo era.

- Quiero tomar mates ¿hace cuánto que no tomamos mates juntas? - me pregunta y me encojo de hombros a modo de respuesta. 

Prepara el equipo y empieza a cebar mates, tomo algunos mecánicamente y ella parece disfrutar de que le haga caso a sus estúpidas ideas. ¡Como si me hicieran sentir mejor! Nada hace que el dolor se vaya, solo lo hago para que no me sigan insistiendo. 

Cuando la alarma de su celular suena me enjuaga el cabello, luego lo peina y lo seca con el secador, también lo alisa. 

- Ahora si ya te parecés más a mi amiga, la bomba sexy - me dice sonriendo. 

Dime quién soy yo, sin ti a mi lado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora