Él la observó como si no pudiese creer que esa chica lo estuviese mirando, ni mucho menos de esa forma. No era normal que eso ocurriese así. La rutina era que todo el mundo pasara de él y que él, asimismo, pasara de todo el mundo. Era un intercambio justo y, desde los pensamientos del joven, de esa forma nadie salía herido. No había margen al error si ni siquiera existía la posibilidad de que algo fuera de lugar sucediera.
La falta de hechos implicaba la falta de consecuencias. Todos estaban a salvo.
Sin embargo y muy a pesar de todo, allí estaba esa chica. No la había visto nunca por los pasillos, ni siquiera durante el almuerzo. No podía reconocerla en lo absoluto. Pero ahí, justo a su lado, parecía estar tan conforme que ni siquiera podía darse cuenta de que todos estaban riéndose de él, no con él. Estaba siendo un imbécil, pero a ella parecía no importarle.
Su sonrisa tenía algo diferente. El joven no comprendió qué era con exactitud, pero le gustó. Por un momento pareció olvidarse del margen al que pertenecía. Por un solo instante, solo uno, alguien no lo hacía sentir que sobraba.
Por fin sintió que alguien lo miraba, ya no desde la lejanía.
Esta es una idea que nació de mí literalmente luego de enamorarme de El arte de pasar de todo. Tengo la mayor parte de la historia escrita, pero me tomaré mi tiempo para publicar las partes dependiendo del apoyo que reciba. Van a odiarme, puedo asegurarlo.
Ilusm
ESTÁS LEYENDO
Desde donde nacen las estrellas y los colores
Short StoryClyde está lleno de inseguridades, pero entre ellas hay una seguridad: Jugar a la ruleta rusa con las personas ya no es divertido. No cuando eso lo llevó a conocerla a ella.
