Capítulo 13

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POV Sebastián.

Es increíble, su papa prácticamente me corrió de la casa, no es justo. Y para colmo no puedo conciliar el sueño, ella me tiene tan acostumbrado a su pequeño cuerpo, a su aroma, a su cabello todo esponjado y ahora que no tengo nada de eso en mi cama, siento que me volveré loco— Suspiro.

Al parecer esta va a ser una noche larga, muy larga—. Me acuesto en la cama y me cubro con mi sábana.

Ella me dijo que sería por hoy nada más y la verdad espero que sea así, porque esto es un infierno. No es que sea dramático ni nada, pero he pasado todo un mes con la mujer en mis brazos perdiéndola de vista sólo cuando debemos ir a clases y ahora también debo dejarla dormir sola.

Esto me recuerda a la primera noche que pasé cuando Ana murió, fue tan difícil. Aunque eso no se compara ya que Amanda no ha muerto. ¡Por Dios! Ni que lo haga, sería la peor mala suerte de este mundo. Esa noche no pude dormir nada, ya las lágrimas no salían de mis ojos de tanto que había llorado, pero lloraba por dentro como nunca antes lo había hecho. Era un sentimiento tan desagradable, nuestra relación era perfecta, estaba muy enamorado, la amaba mejor dicho.

Recuerdo que luego de un tiempo decidí venirme porque ya no aguantaba las preguntas ni las miradas de lastima de los demás. No me gustaba que me señalaran como el chico que perdió a su novia en un accidente. Así que cuando me sentía mas fuerte, cuando ya lo había asimilado bien y había entendido que podía seguir adelante, decidí venirme para empezar una nueva vida. No quería enamorarme de nuevo, así que decidí sacarle provecho a mi cuerpo definido y a mis ojos azules para conseguir satisfacción. Muchas se enamoraron y a esas les rompí el corazón, pero al mismo tiempo me tenía cautivado una muchachita que pasaba todos los días frente a mi negocio y además, detrás de mi casa bailaba, cantaba, reía, hablaba y era ella en su máxima expresión.
Era inevitable dejar de verla, ES inevitable.

Ella es tan segura de si misma y es fuerte, tiene una risa graciosa y una sonrisa hermosa, todos voltean a mirarla cuando llega a la universidad y aunque ella no se da cuenta, a todos les agrada. Mis amigos siempre hablaban de ella, decían que era simpática y yo sólo observaba en silencio. Ella no nota nada de esto, siempre me dice que no trata a nadie, que ella es invisible a diferencia de mí que soy reconocido y respetado y todos quieren ser mis amigos.

Es increíble ya que las chicas le tienen respeto y se sienten amenazadas por ella y su cautivadora presencia, y los chicos tienen que ver mucho con ella aunque eso no me emociona porque es mi novia. Tienen que respetarme.

Ella no se siente capaz de lograr lo que quiere, pero creo que puedo ayudarla a sentirse suficiente con sigo misma.

Creo que tanto pensar ya me dio algo de sueño, mejor me voy a dormir antes de que me agarre el amanecer.

***

Me despierto a las 6:00 am como es de costumbre, me volteo para darle un cálido abrazo a mi princesa pero al hacerlo, caigo en cuenta de que hoy no durmió conmigo. Suspiro y me levanto de la cama con resignación, me cepillo los dientes y me doy un baño. Es gracioso, recuerdo que a Amanda no le gustaba bañarse conmigo porque le daba pena, sólo lo hizo una vez y no hubo escenas eróticas, simplemente nos bañamos juntos, pero le daba mucha pena. No se por qué, ella está loca.

Me visto y agarro mi teléfono para llamar a mi novia quien contesta en medio del segundo tono.

—Hola mi amor, justo estaba a punto de llamarte ¿Como dormiste?— me dice Amanda con emoción.

No soy suficienteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora