Estoy feliz, le veré entre poco tiempo, volver a ver esa sonrisa radiante me hace feliz, aunque allá pasado mucho te tengo en mi corazón por siempre mi querida Tarimi.
Mi padre ha ido a recogerme, no hablamos mucho pero sé que está muy feliz de mi regreso, se ve cansado, es ya media noche, en casa deben estar dormidos.
-Mahiko ya llegamos--anuncia.
Aparco el auto, me ayudo con las maletas y nos dirigimos a la casa. Tenía razón todos dormían, la casa estaba oscura, mi padre dejo mis maletas en mi cuarto se despidió y se fue a descansar. De puntillas me dirigí asía la persona que anhelaba ver, abrí con cuidado la puerta sin hacer ruido. Me senté en la cama y me quede viendo su dulce rostro, no había cambiado nada su piel seguía suave, su cabello había crecido un poco más. Recuerdo que gracias a ella fue que aprendía tocar el violín, cuando habíamos salido con mamá al parque ella vio a un señor tocar el violín, le encanto tanto el sonido del instrumento que cada día salíamos a escuchar al señor, hasta que un día el señor ya no iba, al poco tiempo nos enteramos que había muerto de un infarto, Tarimi lloro mucho se deprimió y eso me rompía el corazón. Hable con mis padres y me inscribí en unas clases de violín, aprendí a tocar y resulto que tenía talento, era la más joven de la clase con tan solo 5 años.
Tocaba para Tarimi en el parque, esto la hacía muy feliz, me persuadió para que me inscribiera a concursos y poco a poco comencé a ganar en ellos.
Se despertó, muy lentamente abrió sus lindos ojos color café claros, al verme sonrió y me abrazo.
-Mahiko has vuelto, has vuelto cuanto te eh extrañado—chillo.
-Yo también te eh echado de menos--sonrió-- no hagas ruido están durmiendo.
-Oh hermana me alegra que hayas ganado en el concurso.
-Gracias... fue un concurso muy fuerte, pero logre ganar—sonrió--pero dime ¿Cómo has estado tú?—pregunto.
-Yo muy bien, sabes ya estoy en el jardín, tengo dos nuevas amigas—dice toda orgullosa- mamá me llevo al cine ayer.
-Hermana ¿Me quieres mucho?
-Yo no te quiero, yo te amo Tarimi.
-Her...mana...
De sus ojos brotan lágrimas deslizándose por sus mejillas, las limpio con cuidado, atraigo su pequeño cuerpo hacia mí, siento su calor, escucho su corazón.
-Bien ya debes de dormirte, vamos acuéstate.
-Duerme conmigo—suplica.
Me coge de la mano, me la quedo viendo. "Como decirle no a esos lindos ojos".
-Está bien
-Siiiii—dice feliz.
Me acomodo a su lado y la observo. Esta con los ojos serrados, sus mejillas están algo coloradas. Mi Tarimi, mi dulce Tarimi, la beso en la frente.
-Siempre estaremos juntas—dice.
-Siempre estaremos juntas--digo.
A pasado un mes desde mi regreso a casa, suelo llevar a Tarimi a su colegio y luego yo me dirijo al mío y por la tarde tengo clases de violín.
Después de haber regresado cada momento que puedo me la paso con Tarimi, ella suele traer a sus amigas a casa y les toco un poco de violín eso las pone feliz.
Es de noche, Tarimi se fue a dormir, mis padres me llaman y sé de qué quieren hablar conmigo, hace una semana eh recibido una carta de invitación para estudiar en una academia famosa y para tocar el violín, pero todo esto fuera del país.
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La agonía de mi corazón
FantasyMátalos, mátalos, mátalos es lo que me decía una voz dentro de mí, Tanto era el dolor que tenia que no dude en hacerlo me habían lastimado de la forma más horrible, merecían morir. Al mirarlos tenían una mirada asesina, ellos ya no eran humanos y...