Tres grados y una sonrisa

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Solo eran tres grados... Tres grados y una sonrisa, ¿qué tal difícil era hacerlo? Por qué no lo hice? Solo eran algunos centímetros, quizás un metro, Marcos dice que no sé medir, así que quizá era más de un metro, pero ¿qué es un metro, un centímetro o seis kilómetros?

Solo tres grados, quizá seis, girar los ojos rápidamente seis grados y sonreír feliz y ruborizada, con la mente en blanco, el corazón en un puño, solo eran tres grados, ¿qué habría dicho entonces? No tengo idea, pero ahora esos seis grados y una sonrisa me torturan ¿en el alma?

Había jurado hacía años que no permitiría cabida en mi vida al hubiera, que jamás volvería a limitarme por miedo... Y aquí estoy, sufriendo por tres grados y una sonrisa. Me miraste más de una vez, aunque antes me habías evitado, en el mismo sitio (de antes), del mismo modo, dando media vuelta de modo comprensiblemente incomprensible. Tres grados y una sonrisa... ¿Qué habría dicho? Con el corazón desbocado y las manos temblorosas, con un pequeño foquito de alerta, no, más bien mil foquitos de alerta, ¿qué habría dicho? Casi con certeza hola, casi seguro preguntaría por la escuela y hablarían de temas absurdos, reprimiendo desesperadamente los deseos de conocer su alma, de tocar sus sueños, de en fin, al fin conocerlo.

Pero quizá no estamos listos, quizá aún no somos uno para el otro, quizá la vida, Dios, el alma desea esperar para que la inclinación extraña, inexplicable, absurda, ridícula, inesperada de mirarnos fijamente a los ojos sin hablar de ninguna otra cosa, de mirarse a los ojos como otros hacen el amor , de mirarse intensamente, hasta que el aire no baste, hasta que la vida sea plena, hasta que inventemos el modo de llegar al fondo del alma, mirar de ese modo especial que no sé de dónde viene, que no se qué es.

Quizá es solo terror a que sea cierto, quizá es solo que nos aterra finalmente conectar, coincidir, conectar, en fin mirarnos y colapsar. O quizá nos aterra quizá es solo que me muero, que muero por mirarte y moriré sí te miro, quizá es que este nudo en el estómago, debajo de mi pecho, junto al corazón, quizá es que tres grados y una sonrisa significan la muerte porque no habrá vuelta atrás, porque caeremos en el foso del que no se sale sí no es en pedazos, quizá, quizá, quizá, quizá te bese algún día y quizá viva todos mis días deseándolo, arrepintiéndome por tres grados y una sonrisa.
Es de un modo absurdo, ridiculo, impensable, es simplemente un secreto a voces, un misterio compartido, un secreto que no acordamos guardar porque no sabemos que existe, un secreto extraño entre tú y yo que... Que conocemos cuando nos miramos, que supimos que nos dijimos tantas noches veces sin tocarnos, hablarnos, sin siquiera mirarnos, un presentimiento fatal de que no hay vuelta atrás sí giro tres grados y sonrío.

Me miraste más de una vez y fingí no darme cuenta, te mire una o dos veces, una vez te tuve enfrente me ruborice me abrume tanto y trate de mirar a otro lado sin lograrlo, estabas demasiado cerca, moviéndote conmigo, tu hermana lo notó, creo, y supo que yo también te evitaba.

¿Cómo contarte mis secretos más oscuros al mirarte? ¿Cómo exponerme? Reconocer, reconocer, reconocer que te quiero de un modo que no me explico, no por no saber por qué, más bien por no saber cómo, de qué manera, en qué sentido, hacia dónde te amo... no no te amo, y sin embargo te extraño, te extraño de un modo ridículo, como se extraña algo entrañable algo que ya es parte de mi, como se extraña el alma... Eso es lo que ha pasado, el alma, mi alma, de modo extraño, absurdo, ridículo, impensable, de modo extraño mi alma se ha quedado un poquito pegada a la tuya.
Si, parece que al final sí me torturan el alma, esos tres o seis grados y esa sonrisa que quedaron en proyecto, en el condenado y maldito universo del hubiera, no necesitaba más que una sonrisa ¿qué habrías hecho entonces? ¿Mirarme en lo profundo sin ver nada realmente? Mirarte eternamente, mirarte eternamente me gustaría, ¿podría mirarte eternamente? Lo dudo, pero lo intentaría ¿cuánto tiempo pasaría antes de que se volviera incomodo? ¿Antes de que sintiéramos la necesidad, la urgencia de decir algo que no sea hola...?

Los ojos son preciosos, puedes describir mil mundos con los ojos, y quizá encontré mil mundos en tus ojos, ¿en qué grado esto es cierto? ¿Cómo saber sí es verdad? ¿Es posible que fuera de lo cierto exista una realidad? Que aquel beso, aquellos tres grados y una sonrisa existan en una realidad, y que esa realidad te alcance, y lo sepas? ¿Sabrás reconocer en ello mi huella? ¿Serás de aquellos que saben buscar el amor en el aire y mirar más allá? Te quiero, te quiero como se quieren las cosas absurdas y lejanas, como se quieren a las ideas y los ideales, te quiero como eres como quisiera que fueses. Te quiero sin conocerte y al mismo tiempo sé que no te quiero porque no te conozco, o quizá sí te conozco y.... quizá sí te conozco.

Medio metro, quizá.
Girar tres grados y sonreír.
Porque quizá sí te conozco y... quizá sí te conozco.
Aeropuerto. L.M.G. 14-09-16

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⏰ Última actualización: Mar 20, 2017 ⏰

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La típica historia de un amor no correspondidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora