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Joshua Peterson observaba su antiguo reloj victoriano que estaba ubicado en su vieja y desvencijada sala contemporánea a la cocina, su padre, que venía bajando las escaleras lentamente, puso su pie en el último peldaño y se acercó a Joshua, luego, entre un intercambio de miradas le dijo –No puedes estar aquí todo el día- Joshua frunció el ceño y mientras se encogía de hombros le contestó -¿Y qué propones que haga?, la televisión es aburrida y los juegos de ordenador son una basura- El señor Ainslynn tomó aire y tras un gran suspiro siguió su camino hacia la cocina. Joshua se levantó y se acercó a su vieja ventana; Tras acariciar aquella empeñada ventana, Joshua empezó a observar con melancolía como la fuerte lluvia que invadía Roses Pines azotaba aquellos árboles que estaban en su patio. Roses Pines era un pueblo inglés perdido entre los árboles donde casi todos los días había una fuerte llovizna sin lamento, era muy aburrido, pensaba Joshua. Su vida era complicación tras complicación en Londres pero su madre, la señora Holmes, cansada de la despreocupada vida de su hijo, decidió enviárselo a su padre, el señor Ainslynn Peterson quien era un hombre robusto con tez morena, que además, poseía unos vivarachos ojos color miel y una alargada barba encrespada. Joshua se alejó de la ventana y fue hasta la cocina para tomar un poco de chocolate caliente, ¡El frio lo estaba matando!, al coger su taza de chocolate, caminó hasta las escaleras para llegar a su alcoba, dejó la taza de vidrio en su hermosa mesa de ébano y se abalanzó a la cama cayendo boca abajo, Joshua se había dormido y cuando despertó se percató que ya era de día, <Voy a llegar tarde a la escuela> pensó, así que rápidamente cogió su mochila y salió con premura para montar su pequeña bicicleta roja que a pesar de su tamaño, eran tan rápida como una bestia. Joshua pedaleó y pedaleó, sus jadeos se hacían más intensos y empezaba a sudar imperceptiblemente. –Por fin llegué- se dijo mientras secaba el sudor de su frente, aparcó la bicicleta cerca de la entrada y corrió por los pasillos hasta llegar a su salón que estaba ubicada en lo más recóndito de aquellos pasillos. Joshua abrió la puerta poco a poco y agachó su cabeza para ver si alguien estaba adentro –Pase adelante- dijo el profesor mientras con una expresión de molestia miraba hostilmente a Joshua –Siento la demora- dijo el joven mientras se ruborizaba, vaya vergüenza había pasado, Joshua terminó de acceder al aula y caminó con la mirada agachada hasta el último puesto, cuando el joven llegó dejó sus cosas a un lado de la mesa y la chica que estaba a su lado lo miró con una mirada pícara y atrevida –Hola- le dijo mientras acomodaba su lacia y rubia melena –Emm, hola- contestó Joshua con nerviosismo –Me llamo Charlotte Fibberton, soy nueva también- le respondió la chica con una amigable sonrisa. Charlotte era una hermosa jovencita de cabello rubio con un par de ojos verdes que enamoraban a cualquiera, intercambiaron una plática durante toda la hora hasta que el timbre resonó en aquella pequeña aula; Joshua recogió todas sus cosas y salió con júbilo del salón de clases, parece ser que aquella hermosa chica le mejoró el ánimo; mientras Joshua caminaba por los pasillos de la escuela, vio que en el patio habían un par de chicos apuestos de contextura delgada buscando algo debajo del árbol que cubría casi todo el patio descanso -¿Qué buscan?- les dijo Joshua mientras se acercaba a los jóvenes lentamente, los jóvenes se voltearon con nerviosismo –No es nada- dijo uno de ellos –Puedo ayudarlos, no tengo más nada que hacer- dijo Joshua mientras se ponía en cuclillas
-Escucha, si verdaderamente quieres ayudar podrías irte de aquí y no decirle a nadie ¿vale?- Joshua puso una cara de asombro y le respondió –Soy nuevo en este lugar, sólo quiero alguien con quien hablar, ¿ustedes pertenecen a un club o algo? Los misteriosos jóvenes intercambiaron miradas por unos instantes y se acercaron un poco, luego de unos susurros uno de los chicos argumentó –Si, nuestro club se llama el club de los merodeadores- Joshua se cansó de su posición y decidió sentarse en el suelo -¿Merodeadores?, ¿Algo así como detectives?- dijo Joshua -Así es, estamos buscando pistas para un caso reciente- Joshua soltó una pequeña burla pero al no aguantar soltó una enorme carcajada, uno de los jóvenes se irritó y le dijo -¿Pasa algo?- Joshua lo miró a los ojos y le contestó –Es qué, sonaron como un par de infantes- el joven se irritó más y con una histeria enorme le dijo –Escucha... en esta escuela hay cosas raras, desde hace una semana llevamos un caso, tal parece que una de las alumnas es abusada sexualmente por el profesor Kerling, estuvimos vigilándolo todo el día y enterró algo por aquí- Joshua se enserió y exclamó –Vaya, lo siento... pensé que estaban bromeando, eh, puedo vigilar por si alguien viene- el misterioso joven asintió con la cabeza y volvió a excavar con su amigo, Joshua se acercó al profesor Kerling que estaba degustando un suculento trozo de píe de manzana cerca de los jóvenes y le dijo que un alumno solicitaba su ayudaba en el piso de arriba, el profesor miró por encima del hombro de Joshua y vio que los jóvenes estaban cerca del árbol, el profesor Kerling se impacientó y tras un ataqué de nerviosismo le respondió a Joshua –Si ya voy, hazme un favor, vigila a esos muchachos, son unos mentirosos compulsivos ¿vale?- Joshua se volvió a extrañar y lo único que podía pensar es que ese profesor ocultaba algo; el profesor se alejó despaciosamente y observando de reojo a los jóvenes cerca del árbol, una vez que el profesor Kerling se desapareció en el horizonte, Joshua corrió y excavó premeditadamente hasta que su dedo chocó con algo sólido, <Mi primer día y ya me meteré en cosas raras> pensó en su cabeza –Chicos encontré algo- dijo Joshua en murmullo, jaló lo que parecía ser una bolsa negra de plástico y al sacarla vio que dentro de la bolsa plástica había una especie de sobre, los jóvenes rellenaron los hoyos rápidamente y corrieron hasta el salón donde su club estaba ubicado. –Niño, has sido de gran ayuda, siento haberme molestado contigo, mi nombre es Marcus y este jovencito de acá es mi mejor amigo Peter- Joshua chocó las manos con ambos jóvenes y les dijo –Gracias, me llamo Joshua- los jóvenes cerraron la puerta del club y desviaron sus miradas al paquete –Aquí vamos- dijo Marcus mientras acercaba sus manos al sobre, al abrirla, los jóvenes quedaron impactados de aquel hallazgo –¿Pero qué?- se dijo Peter mientras ponía una cara de disgusto, Joshua se murió a carcajadas y les dijo –Les dije que era algo infantil, no estaba violando a esa niña y si mi hipótesis es correcta, es posible que sea cercana a esa niña y le estaba comprando esta clase de cosas para ocultar su inclinación sexual- lo que los jóvenes habían encontrado era una pila de revistas homosexuales, de repente la puerta resonó fuertemente en los tímpanos de los muchachos, -¡Abran la puerta!- gritó el profesor Kerling, los jóvenes no se esforzaron en lo absoluto por ocultar las pruebas y le abrieron la puerta al profesor Kerling, -pase adelante- dijo Marcus, el profesor Kerling vio que la habitación estaba repleta de fotos de él junto a la muchacha que le vendía el material, además de eso, vio que sus revistas estaban allí -¿Me estaban vigilando?- dijo el profesor con una cara de pánico y a su vez de desesperación, Marcus se acercó al profesor y al poner su brazo en el hombro del despechado hombre añadió –Escuche, lo sentimos, pensamos que estaba teniendo una relación sentimental con esa estudiante y no podíamos permitirlo, nuestro club es para investigar cosas, ¿recuerda?- el hombre cayó de rodillas al suelo y empezó a soltar lagrimas lentamente –Saben mi secreto, mi vida está arruinada-
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Merodeadores: La misteriosa desaparición de Chelsea Fibberton
Mystery / ThrillerJoshua Peterson observa a unos misteriosos jóvenes excavando en el patio de la escuela, ¿qué hacen?, ¿por qué lo hacen? se preguntaba, pronto descubre que son los creadores del club de los merodeadores, un dedicado grupo que ama resolver misterios...