Capítulo 15
-¿Ían? – pregunto con la voz entrecortada por la impresión que me acabo de llevar.
-¿Clarissa, eres tú?- el asombro en su tono es tanto que mis ojos no resisten mas y sueltan a llorar desenfrenados.
-¿Por qué no me lo dijiste, Ían?- pregunto en un susurro
-¿decirte que?
-tú lo sabías...- el nudo en mi garganta entorpece mis palabras- lo supiste todo el tiempo y nunca dijiste nada, ahora se fue- el decirlo en voz alta hace la realidad aún mas dolorosa y no puedo evitarlo, el llanto atenazante hace acto de presencia una vez más y sueno aun peor- ¡no pude despedirme de él! ¡Y tú lo sabias!
-Clarissa...- su voz suena tan cortada como la mía- salgo de inmediato para allá, tengo que explicarte.
-en este momento no creo que quiera verte, estoy cansada de tantas mentiras y verdades a medias, no quiero volver a saber nada de ti- los sonidos que salen de mi garganta son solo un hilo casi inaudible.
Cuelgo el teléfono con demasiado cuidado sin darle oportunidad de responder. Llevo la carta de Leonardo entre mis manos pegadas al pecho. Caigo rendida en el sillón de mi habitación, no tengo siquiera fuerza para llegar a la cama y lloro desconsolada hasta quedarme dormida.
Me despierto antes del amanecer, acorrucada con una manta de lana y la carta sujeta en mi pecho. Estoy completamente entumecida por haber pasado la noche en tan mala posición, pero ni siquiera eso logra hacerme olvidar el helado vacío en mi interior, la idea de que Ían estuviera involucrado en los planes de Leonardo es atroz, y que éste haya pasado su último día de vida secuestrado por el pedazo de mierda de Jason, me llena todavía mas de dolor insoportable, no sé cómo enfrentarme a esto. Regresar a la realidad cada día parece más difícil y en mi fuero interno, desearía poder volver al hospital para que nada me hiciera daño de nuevo, la única razón para quedarme son Raziel y Julia, sin ellos nada de esto tendría el menor sentido.
Me esfuerzo por parecer relajada mientras hago las labores del día, pero conforme pasa el tiempo es más complicado de tolerar. Por la tarde decido llamar a Alex para platicar con él, acerca de lo recién descubierto ayer por la noche. Como es costumbre se aparece casi de inmediato en mi casa y una vez terminado el ritual de mandar a dormir a los niños, nos sentamos plácidamente en la barra de la cocina acompañados de enormes tazas de café, la plática irá para largo.
-ahora dime ¿Qué es lo que no podía esperar, Clari?
- lee esto y me das tu opinión- le digo sin rodeos, entregándole la carta doblada.
Al terminar de leer, su expresión cambia drásticamente, se le ve realmente impresionado, por no decir que entró en estado de shock. Sube la mirada hacia mí y su perplejo rostro me dice tener bastantes cosas por decir.
-¿Cuándo descubriste esto?
-anoche, estaba revisando los artículos personales de Leonardo, cuando me encontré con un paquete, contenía varios exámenes médicos y el sobre con la carta.
-¿y qué piensas?
-¿Qué pienso? No lo sé, quiero decir... esto es tan confuso. No entiendo porque Leonardo me ocultó todo esto, además de pensar que pasó sus últimas horas secuestrado, me hace aún mas dolorosa su ausencia. Por otro lado, Ían sabía perfectamente lo que pasaba y aun así nunca dijo nada. Estoy cansada de vivir entre mentiras y verdades a medias, no sé qué hacer.
-en mi opinión, lo que hicieron ambos fue muy valiente- junto mis cejas para mostrarle mi desaprobación y él sonríe- Clarissa, en serio, ponte en el lugar de Ían... o Leo ¿Qué hubieras hecho tú? Tu esposo lo único que hizo fue darte lo mejor posible antes de terminarse su tiempo... Ían por su parte, les dio a ustedes la oportunidad de disfrutar, él solo debía esperar a que todo esto pasara, ya había esperado tantos años, ¿Por qué no esperar un poco mas por la mujer que ama? Todo tiene perfecto sentido... ¿no lo crees?- su expresión no dejo duda de que estaba orgulloso de ambos hombres, lo que me hizo sentir mas confundida y enfadada de lo que ya me encontraba.