Os escribo
desde el umbral de la muerte
desde el fondo de infinitos abismos
tras una vida
de probada desgracia
desde la noche más negra
de madrugadas descuartizadas
desde un cartucho sucio y oscuro
dentro de cuatro paredes sedientas
desde un colchón viejo y roto
desde un cuerpo decrépito
de voz agónica
de mirada y sonrisa obscena
y corazón aritmico
desde el alma en tinieblas
y desde una vida en ruinas