Recuerdo muy bien ese día. Cuando todavía no lo conocía y mi vida era relativamente normal. Estaba, como siempre, tabajando en aquel bar en el centro de Madison (Wisconsin), atendiendo a aquellos que venían a ahogar sus penas en alcohol.
Mi turno acabó a la misma hora que de costumbre, y en la puerta del bar, un coche negro y viejo, con ruedas y cristales rotos, me alarmó por la falta de matrícula, pero seguía en el mismo lugar de siempre.
Aún no se cómo ni porqué, pero fue así como conocí al gilipollas más importante en mi presente.
Cuando me dirigía a casa, aquel callejón que siempre ignoraba cuando pasaba por delante de él, emitió un extraño sonido. Un ruido que instintivamente lo relacioné con el grito de una chica. Sin pensar en lo que hacía, me adentré por entre la oscuridad del callejón, donde a cada paso que daba, la frecuencia de los gritos y la sensación de inquietud aumentaban.
Cada vez estaba más cerca, y los gritos de aquella mujer, me advertían de alguna manera.
Sabía perfectamente que iba a hacer la mayor de las locuras; pero debía hacerlo. De un salto un tanto torpe, salí de mi escondite, dejándome ver tanto a mi como al presente. Una chica de cabellos rubios estaba de cuclillas en la esquina de la pared, con la cabeza gacha. Sus brazos estaban cubriendo el rostro y parte de su cabeza. Aterrada no dejaba de gritar. Me acerqué a la chica lentamente, estirando mis brazos hacia ella.
A tan sólo tres pasos de ella, me di cuenta de la gran cantidad de sangre que brotaba de su hombro.
Cuando iba a ayudarla, gritó:
- ¡Por favor.... No me hagas daño! ¡No me mates!... ¡Te juro que no se lo diré a nadie!... ¡Pero déjame ir!... Te lo suplico... - lloraba y lloraba desconsoladamente. Me quité mi chaqueta para ponérsela encima, cuando...- ¡¡Aaaaaahhhhggg!! - Un cuchillo, salió de la nada para enterrarse en mi cintura alta (junto al abdomen). Entonces me percaté de que no estábamos para nada solas. Una risa maquiabélica y aterradora se oía de entre las sombras. Hasta que, la persona que producía esa molesta risa, salió de su escondrijo mostrando su horrible rostro.
- Parece que ahora no sólo tengo una víctima. Si no que ahora tengo dos. Jajajajajaja. ¿Quién lo diría? La suerte parece estar de mi parte. - Aquel mounstruo se acercaba poco a poco a nosotras.
Yo seguía de pie. Y viendo la situación, pensé lo más rápido que pude, y con todas mis fuerzas, saqué el cuchillo que tenía en mi cintura, y, soportando como pude el dolor, utilicé aquel arma que me había dañado, a mi favor.
Lo cogí con mi mano derecha, apuntando hacia él, mientras que con mi mano izquierda, ayudaba a levantarse a la chica, por la cual, estoy ahora mismo aquí.
- Ooooh vamos. ¿En serio crees que vas a poder conmigo, y en ese estado? Jajajajaja. Por lo que veo te gusta soñar despierta. Anda, llora, sufre, agoniza, grita... Muere para mi, y alégrame así la noche. - Se acercaba cada vez más. No le contesté, estaba muy molesta. El hecho de que un imbécil, que se cree un asesino en serie, me toque los cojones, me estaba molestando de verdad.
- Apártate... - Fue lo único que dije, intentando calmarme.
- Jajajajajaja... ¿Sabes? Eres muy divertida, y entretenida... Qué pena para ti, que tenga que acabar con tu vida. - Aunque aún estaba a cinco metros de mi, era demasiado cerca para mi gusto. Seguía caminando lentamente, poniendo mis nervios de punta y a mi corazón a mil por hora. Por mucho que me moleste, este tipo me estaba ocasionando miedo. Cosa que llevo sin sentir desde hace mucho, mucho tiempo.
La chica, una vez se puso en pie, me miró, y con un muy leve 'lo siento', me empujó hacia adelante, acortando la distancia entre el mounstruo y yo, y, aprovechando que este se distrajo unas milésimas de segundos conmigo, ella, salió corriendo del lugar, dejándome a mi suerte.
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Dirty Blood [Creepypasta]
Teen FictionHas intentado matarme demasiadas veces... Nunca te has rendido. Incluso después de ser una de los vuestros, has hecho todo lo posible por destruirme... Eres despreciable, desagradable, mentiroso, imbécil, rastrero, ruín, vulgar, detestable y un mald...