Guren no recordaba la última vez que había sido humillado de tal forma. Ni si quiera en la vez pasada estuvieron a punto de arrestarlo, y vaya que había hecho cosas fuera de los límites legales.
Despertó con un fuerte dolor de cabeza y la boca seca. Trato de buscar a su compañero de tragos de la noche anterior pero ni si quiera sabia donde se encontraba él. Se percató de que tenía la ropa empapada y se puso de pie solo para llevarse la sorpresa de que había estado durmiendo dentro de una fuente. Sentía todo el cuerpo pesado al salir del agua a trompicones. Giro en todas las direcciones buscando reconocer el lugar. Era grande, un jardín muy grande, la fuente que había usado como cama estaba en el centro junto a una estatua de un ángel extendiendo las alas, el agua tenía un color muy extraño. Había unos altos rosales alrededor, encerrándolo en un cuadrado perfectamente formado, frente a las flores se erguía una gran estructura blanca. "No es la casa de Shinya, pues ya he entrado varias veces y no luce así" pensó. Entonces ¿Dónde diablos se encontraba?
Siguió caminando buscando una salida pero lo detuvo un quejido masculino proveniente de los arbustos. Se acercó lentamente, temeroso de que hubiese sido descubierto. Entre basura, insectos y pasto se encontraba Shinya. Estaba peleando medio dormido con un gato, el felino maulló mientras lanzaba un arañazo, el chico soltó una maldición como respuesta, después el animal corrió asustado. "Maldito idiota"
Guren tomo al ojiazul por los brazos para ponerlo de pie.
-Déjame, estúpido gato- se quejó Shinya, aún no estaba despierto del todo.
-Cállate Shinya, tenemos que salir de aquí antes de que alguien nos vea.- susurró Guren.
Logro poner a su amigo en pie, resoplo victorioso porque aún no habían sido descubiertos. Paso un brazo de Shinya sobre su hombro para salir de ahí. El chico caminaba torpemente, al igual que Guren, este se tropezó con una silla y cayeron al suelo. Soltó el aire de golpe cuando el albino se estrelló contra su abdomen. Maldijo entre dientes.
Comenzaba a desesperarse. Habían entrado de alguna forma, de alguna forma tenían que salir.
Caminaron hasta un extremo, los rosales formaban una pared y por debajo había cavado un gran agujero. "La entrada", supuso.
Sentó a Shinya en el agujero y le empujo despacio hacia afuera, el chico no paraba de decirle piropos y cosas obscenas. Guren le decía en voz baja que se arrastrara hacia fuera pero él no respondía. Le dio un gran golpe en el trasero para hacerlo reaccionar y el cuerpo comenzó a moverse.
El pelinegro salió rápidamente al otro lado. Tomo al chico y caminaron para alejarse de ahí. Como no tenía idea de donde estaban, tomaron un taxi hacia la casa de Guren. Tentó sus pantalones para sacar su billetera pero paro en seco, no llevaba pantalones. Saco un billete del bolsillo de la horrible camisa de flamencos de Shinya para pagar.
Al abrir la puerta de su departamento, lo envolvió el olor de la noche pasada: alcohol, comida en el suelo además de un fuerte olor a pintura. Guren percibió otro aroma y se acercó a la fuente deseando estar equivocado. Camino hasta la ventana donde había pintura verde regada y un bulto negro cubierto de cenizas. ¡Fuego! Giro enojado hacia Shinya pero un fuerte dolor de cabeza lo detuvo. Los recuerdos le llegaron de golpe.
Ambos habían apostado por ver quien se ponía ebrio más rápido. Guren sabía que iba a ganar, puesto que Shinya no suele tomar alcohol.
El albino, como había supuesto Guren, estaba en el suelo diciendo estupideces después de unos cuantos tragos. Por el contrario, el pelinegro seguía sirviendo tequila.
-Yo pague por eso, Guren, déjame tomar lo que quiera.- reclamó el chico en el suelo, arrastrando las palabras.
-Ni lo pienses, este muy ebrio.- le lanzo una mirada despectiva.- Además, gane. Espero que pagues lo prometido.
-¡No voy a rasurarle las cejas a Yuichiro mientras duerme!- se puso de pie protestando.
Guren lo ignoro prendiendo un cigarrillo.
-Tú aceptaste.
-Porque pensaba que ibas a perder.- le dedico una mirada asesina y camino hasta él.- Aparte, aun puedo beber.
Tomó la botella e imitando a su novio comenzó a hablar.
-Mírenme, soy el señor Ichinose, no puedo ponerme ebrio, además de que humillo a una pobre y bella criatura llamada Shinya porque soy un desgraciado patético.- dio un gran sorbo antes de hacer gesto por el calor del líquido.
-¿Alguna vez te han dicho que eres un borracho malacopa?
-Cierra la boca, idiota- lo señalo y bebió tequila de nuevo. Esta vez el ardor hizo que tirara la botella. Guren se levantó inmediatamente, empapado.
-¡Imbécil! ¡Amaba estos pantalones, marcaban mi trasero perfectamente!
Shinya tenía la más épica y adorable expresión de terror en el rostro.
-Carajo, Guren, lo siento.- bajo la mirada para después preguntar algo- ¿Y tú cigarrillo?
-Debió de caerse cuando me levante, no importa.
-Creo que no me estas entendiendo...- su cara paso de terror a pánico.- Guren, tus pantalones se están incendiando.
Guren trato de mantener la calma y no asesinar a la persona frente a él.
Inconscientemente se tiró al suelo y comenzó a rodar para apagar las llamas, que por suerte, no eran muchas. Shinya salió corriendo en busca de algo para apagarlas.
Después de unos cuantos giros, no había más signos mayores de fuego, el pobre chico se quitó los restos del pantalón. En ese instante el Shinya apareció con una cubeta en las manos y la lanzo hacia Guren. Este se quedó congelado. "Ahora si mato a este idiota" pensó.
-Shinya...
-¿Si?- respondió su novio con una sonrisa tonta.
-Sabes que me acabas de arrojar ¿no?
-Claro, agua.- puso las manos en su cintura, victorioso.
-¿Agua verde?
-Por supuesto que agua ver... ESPERA ¿QUÉ?- abrió los ojos de golpe, bajo la mirada hacia lo que había hecho. Puso las manos sobre su rostro, esperando la reprimenda.
-Bien, ahora que hemos aclarado que me estoy cubierto de pintura de la cintura para abajo.- respiro profundo.- Dime, ¿Qué tan inflamable es la pintura?- Guren formo unos puños con las manos.
-No quiero responder.- Shinya le dio la espalda.
-Shinya, ¿Qué tanto?
Giro hacia él, estaba muy sonrojado.
-Mucho...
-Exacto- aspiro profundo de nuevo para comenzar a gritar.- MUCHO, MALDITO IDIOTA, PUDISTE MATARME.
-Perdón... no me fije.
-No te... ¿No pudiste traer el mendigo extintor?
-Guren- se puso las manos sobre los ojos.
-De todas las malditas cosas que pudiste haber traído, lo mejor ¿fue pintura? ¿De dónde carajo la sacaste?- el pelinegro sentía la rabia creciendo es su interior.
-Guren...
-Cierra la boca.- alzo la voz para ignorarlo. – Si no fuera porque eres un inmaduro que no sabe perder, nada de esto hubiera pasado.
-Guren.- quito las manos de sus ojos y señalo algo junto a Guren. Él bajo la mirada lentamente. La pintura había caído también sobre los restos del pantalón el cual comenzó a incendiarse de nuevo. Guren estalló de ira. Shinya, al imaginar que pasaría eso, se echó a correr hacia la puerta del departamento.
-¡Vuelve acá, maldito desgraciado!- Gritó Guren mientras buscaba desesperadamente el extintor. Para cuando lo tuvo en sus manos, las cortinas ya estaban en llamas. Maldijo y apago el fuego.
Salió corriendo en busca de Shinya. Ya que el ojíazul se había parado varias veces para vomitar, no llevaba mucha ventaja. Guren lo vio e inmediatamente lo comenzó a perseguir. Una mujer con un atuendo provocativo observo con asombro la escena.
Shinya no paró hasta llegar a un edificio. Sabía que Guren le iba pisando los talones y que iba a vengarse. Desesperado por encontrar refugio, trato de forzar las puertas del edificio, como no cedían, cubrió sus nudillos con su chaqueta, seguido de esto comenzó a dar puñetazo contra las puertas de cristal. Su mano estaba sangrando cuando Guren lo tacleo para después dar vueltas en el suelo lanzando golpes al aire. La joven que estaba presenciando todo lo que hacían, llamó a la policía, preocupada por esos dos dementes.
Cuando la policía llego, ambos estaban acostados sobre el pavimento. Uno se acercó para esposar a Guren que estaba medio dormido, pero este abrió los ojos, se puso de pie lo más rápido que pudo, cargo a Shinya, que estaba inconsciente, y escaparon. La patrulla comenzó a seguirlos. "La mansión de Shinya, ahí no nos encontrarán" pensó el ebrio Guren.
Después de correr cargando a un chico que probablemente estuviera muerto, a altas horas de la noche, sin pantalones y con la cabeza nublada por el alcohol además del cansancio, el juicio de Guren estaba algo errado.
Llegaron hasta un vecindario de alta clase. Guren busco desesperadamente un lugar para esconderse. Una gran casa con un jardín enorme como protección parecía una buena opción. Se apresuró hasta la pared de plantas que rodeaban la casa y comenzó a cavar un hoyo en el suelo. Cuando estuvo lo suficientemente grande, arrastro a Shinya por el, después él lo siguió. Espero unos cuantos minutos, rezando porque los policías no pudieran encontrarlos. Al escuchar a la sirena de la patrulla pasar de largo, camino sin rumbo por la propiedad, se tropezó y cayó dormido. Despertó por la molestia del sol en los ojos, se sorprendió al ver que estaba en una fuente, además de que el agua era verde por alguna extraña razón.Unas ganas incontrolables de vomitar lo regresaron a la realidad. Ya que no pudo llegar al baño, siguió el ejemplo de Shinya. El chico, al verlo, grito con asco.
-Contrólate, Guren. En serio, no sé por qué me retas a beber tequila si ni si quiera puedes evitar vomitar en tu suelo. Como sea, no pienso limpiar eso.- señalo los desperdicios- Aunque tu departamento ya luce espantoso.
Guren suspiro, evitando explotar.
-Por cierto, Guren, ¿Por qué no tienes pantalones?
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El chico de plata-GureShin
FanfictionUna vez que Guren acepta sus sentimientos por Shinya comienza una nueva vida con él, en la cual ninguno de los dos sabe que les deparará el futuro. Recopilación de oneshots x