Capítulo 15

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Stiles se despertó sin recordar realmente lo que había soñado. O incluso sin llegar a estar seguro de que lo hubiera hecho.

Lo que era un alivio asombroso.

Por primera vez en mucho tiempo, no tenía que estar comiéndose la cabeza y jugando a las adivinanzas para averiguar si estaba despierto o no. Por primera vez las cosas ocurrían como se suponía que debían ocurrir, y se despertaba con la tranquilidad de saber que estaba viviendo su vida en el mundo real.

Y de acuerdo que en esa vida Derek no le había besado... Pero el caso es que en el mundo real, el día anterior, Derek había dado un paso que jamás creyó que daría.

Puede que fuera un paso tirando a absurdo: Simplemente le había dicho que no estaba seguro de sentir algo por él, pero él había dejado a aquella chica... a aquella preciosidad (sí, eso también era un punto a favor), porque no dejaba de pensar en él.

Se quedó un buen rato en la cama, aprovechando que era fin de semana.

Si al final se levantó, casi media hora después, fue sólo porque sabía que su padre entraría como un vendaval en cuestión de minutos, llamándole holgazán por tirarse en la cama hasta medio día.

Había dormido más de diez horas seguidas. Todo un record.

Cuando bajó las escaleras, se quedó clavado en el último escalón.

Habría pensado que era otro maldito deja vu, y ya estaba más que harto de ellos, sino fuera por una pequeña diferencia.

La vez que soñó con ese instante, Derek Hale estaba en su cocina.

Ahora también lo estaba, sentado en uno de los taburetes junto a la encimera.

Pero en su sueño estaba él sólo, esperando a que bajara a desayunar.

Ahora, a su lado, tenía a su mismísimo padre.

Y si. Acababa de entrar oficialmente en la peor pesadilla de su vida.

Es más, por un instante deseó estar dentro de una.

Sobre todo cuando los dos se le quedaron mirando en silencio, con caras muy serias.

- ¿Estás bien, hijo? – preguntó su padre, que estaba junto a Derek y con un donuts a medio comer en la mano.

- ¿Qué...? - señaló a Derek, quien aún no había dicho nada... Por supuesto que no. – ¿Por qué...?

- Derek ha traído unos donuts para desayunar. Están buenísimos. Deberías probarlos... Y antes de que me eches la bronca, son bajos en azúcar.

Stiles terminó de entrar en la cocina y se acercó al hombre lobo, quien le observaba con bastante calma. Como si tuviera mucha curiosidad por saber cómo iba a reaccionar.

Lo triste es que Stiles no tenía la más remota idea de cómo reaccionar.

Así que Derek se puso de pie soltando un bufido cansado. Cogió una libreta que había encima de la mesa, y escribió algo en ella.

Sin decir nada, se la entregó.

Stiles miró a Derek con la boca abierta, y luego a su padre.

- A mí no me mires – replicó el Sheriff levantando las manos – Me ha dicho que es la única manera de convencerte de que no estás soñando. En cuanto ha llegado, se ha dedicado a colocar notas de esas por toda la casa.

La sorpresa de Stiles no hizo sino aumentar.

- No pongas esa cara – protestó su padre – Creo que es la cosa más asombrosamente absurda y romántica que he visto jamás.

Dream a Little DreamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora