Love In The Circus...

El comienzo...

Y por favor damas y caballeros den le un gran aplauso a la bella y hermosa Isabel, la reina del aire, se escuchaba por el micrófono a Asael, el maestro de ceremonias quien era el encargado de animar al público, presentar a cada uno de los acróbatas y personal que trabajaba para el circo, yo me encontraba detrás de la carpa la cual dividía al público con la magia que todos y cada uno de ellos podían crear, dando vida con pintura, vestuario, actuaciones y sobre todo con los animales, todos formamos parte de uno de los mejores circos del mundo, prestigio que no solo se han encargado de brindar celo mis padres sino la mayoría de nuestros ancestros que desde muy pequeños pensaron que un simple sueño sería verdaderamente una realidad.
- Oye azul! Amor, ven vamos a la floreria  necesitamos comprar un lindo arreglo para Mami
-Si papi.
-A demás recuerda que regresando tienes ...-No lo deje terminar por que bien sabia lo que ocurriría al regreso del pequeño viaje-
- Si ! Si ! Empezara mi entrenamiento ! He esperado tanto por esto ! Ya no quiero esperar mas, anda vamos vamos !
- Hija tranquila, aún falta para que termine la función de hoy, y después de ir a la floreria me acompañarás con un nuevo cliente, esta muy interesado en patrocinar el circo, a demás de que es una empresa muy grande y prestigiosa
- Papi
-Mande amor ?
-Ya vámonos
- Claro claro
El camino a la floreria fue muy rápido, mi papi y yo íbamos cantando forever de kiss , los dos tenemos gustos muy parecidos, somos muy unidos.

Al entrar a la floreria me quedé completa mente hipnotizada por todas las flores, arboles y tipos de arreglos que se pueden crear, ya habíamos venido aquí un par de veces, mi padre siempre le regala flores a mi mamá, siempre es muy detallista con ella, y  ella también le demuestra de mil formas su amor.
- Azul, en donde estás pequeña, es hora de irnos.
La suave voz de mi papá me saco de todos mis pensamientos y admiración hacia los próximos regalos. Pero lo que mas robó mi atención fue aquella escena, un niño, no parecía mayor que yo, él era el verdadero artista de todo esto, el es el encargado de crear la magia en este lugar.
- Te gustan mucho las flores? - habló él, dando los últimos toques aun hermoso arreglo de flores azules.- ¿que pasa, Te ha comido la lengua el ratón?-
-No... - dije apenas en un casi inaudible sonido-
- Y¿cual es tu nombre?
- Me llamo.. A azul
- mm mm  jaja tienes nombre de color ...- Esperen ¿se esta burlando de mi? Es verdad que estaba de curiosa pero no tiene por que burlarse de mi, a demás yo no me he burlado de su nombre, aunque aun lo se pero espero que tenga un nombre gracioso para poder burlarme de él-
-Bueno yo soy Peter, un gusto- Dijo estirando su mano enfrente de la mía- Oye noté que mirabas mucho aquellas rosas-

Dicho esto se acercó a los ramos de rosas de aquel color tan bonito, tan diferente, igual que yo, unas rosas azules.
- Ten, toma la como muestra de que quiero hacer las pases contigo, de que ya no te molestaré Azul -

-

-Perdón pero no puedo aceptarla Peter, mi papá no me dejaría llevarla a casa-
- No te preocupes, yo te acompañó y le diré a mi mamá que yo te la he regalado, a demás todas las flores que ves aquí son del jardín de la casa, tenemos varios rosales blancos, después podre pintar otra y reponerla, en verdad me gustaría mucho que te la llevaras.
-Está bien-
- Azul, hija donde estás, ya es hora de irnos, ven, estoy en la caja registradora- escuché la voz de mi padre por el establecimiento.
-Bueno Azul, creo que es hora de que te vallas, no quiero que te regañen, vamos.
-Señorita, nos llevaremos éste, oh y esa rosa igual por favor-

- No señor, yo se la he regalado, madre por favor no la sumes en la cuenta. Prometo reponerla, he visto una hermosa rosa blanca, la puedo pintar en un rato.
- Está bien hijo, veo que te has hecho amigo de esta pequeña joven sita- Dijo dirigiendo su cuerpo a mi altura, espero verlos pronto por aquí.
- Será un placer señora.- dejo las palabras en el aire mi padre puesto que no sabia su apellido de la mamá de Peter
- Jones , Eleonor Jones , mucho gusto señor - dijo la mamá de Peter imitando a mi padre-
-Hoffman, Cristian Hoffman, y ella es mi hija, Azul Hoffman
-

Que bonito nombre, bueno pues los esperó pronto por aquí
-Muchas gracias señora Jones
- Oh no por favor no me llame por mi nombre.
- Asta pronto Eleonor.
El  camino a la empresa fue muy rápido, o al menos eso pensé, no las pasamos hablando de cosas del circo, aunque soy un poco pequeña me doy cuenta de muchos detalles que llega a tener el negocio familiar, como hacerlo mas vistoso para los niños pequeños o que productos deberían de estar en la dulcería.
-Bien hija, necesito que te portes bien mientras estamos en la junta.
Al entrar al gran edificio nos extendió una señora joven, muy amable, de hecho me regalo una paleta, y desde entonces la amé, dijo que amaba mi cabello pelirrojo y las ondas que tenían la volvían loca, no entendí muy bien esa parte pero me hizo reír.
Llegamos a la sala de juntas pero no había nadie, así que mi papá me sentó a su lado.
Pasaron unos cuantos minutos y me empezaba a aburrir así que decidí ponerme a jugar con la silla, de un lado a otro y de arriba para abajo. Pero mi diversión no  duro mucho pues la voz de mi papá me detuvo.
-Azul- Estaba preparada para un regaño pero no fue así-  Di me como lo estás haciendo, se ve divertido y la verdad es que yo también ya me aburrí.- solté una  risita la verdad es que mi papá no se comporta como los señores de su edad, el dice que aun tiene su espíritu de niño y que ser adulto es muy aburrido.
- Pues solo es cuestión de que jales esta palanca- Dije señalando debajo del asiento-
- oh ya entiendo, esperó no romper la silla- La verdad es que mi papi no es muy grande, a lo mucho debe de tener 30 años, pero para ser papá es muy genial.
- Perdón por la demora señor Hoffman, no encontré niñera para mi hijo, así que lo tuve que traer con migo, espero que no le moleste.
-Claro que no señor Biersack, si de algo le sirve, yo igual he traído a mi pequeña Azul, de hecho en la invitación no decía que no se podían traer a nuestros hijos.
- Tiene razón señor Hoffman, pues empecemos con la junta.