CAPITULO 1

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Era el fin de lo que había sido un verano demasiado soleado, me encontraba en el suelo de la sala de estar de mi hogar, los rayos de sol entraban por la ventana, habían ocasiones en que sentía que el sol me observaba, era parecido al pensamiento  ...

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Era el fin de lo que había sido un verano demasiado soleado, me encontraba en el suelo de la sala de estar de mi hogar, los rayos de sol entraban por la ventana, habían ocasiones en que sentía que el sol me observaba, era parecido al pensamiento que tenías de niño cuando caminabas por la calle y creías que el gran monstruo amarillo te seguía, y por mucho tiempo ese monstruo amarillo se convirtió en mi única compañía.

Recuerdo que de niño mi madre solía hablarme acerca de los ángeles y me daba un beso en la mejilla antes de dormir, me decía que por cada estrella en el cielo había un ángel que me observaba, y me gustaba pensar que en ese cielo estrellado estaba mi madre, mirándome, claramente saben que es el cáncer, es aquella enfermedad que se come tus sueños y esperanzas dejándote solo un gran dolor y al final las enormes ganas de morir para dejar ya de sufrir, hay quienes logran salvarse, así como en las películas donde el protagonista supera todo obstáculo y vive feliz con la chica que ama, la vida es algo similar a una serie de televisión, cada día es un capitulo nuevo, pero no se parece en nada a esas películas, y por desgracia mi madre no era la protagonista que lograba superar los obstáculos, el cáncer se convirtió en el hoyo en el camino que no lograría saltarse, lanzándola así en ese gran abismo al intentarlo, a los 37 años de edad aquella cama de hospital se convertiría en el lugar donde mi madre daría su último suspiro, a mis 11 años de edad las últimas palabras que la escucharía decir serían ¨siempre estaré cuidándote, aunque no me veas estaré ahí, te amo y siempre te ama...¨ su cabeza cayó sobre la almohada antes de terminar la frase, y empecé a gritar su nombre pidiéndole que no me dejara, lo más curioso es que hasta ese día me di cuenta que quería estar siempre junto a ella...

Cada noche veía las estrellas y recordaba las palabras que ella me decía, en el día todo era distinto, las estrellas se escondían y los ángeles se iban a descansar, y como las vacaciones llegaban a su fin, tenía que regresar a prisión, bueno al colegio, que era casi lo mismo, pero no sería sino hasta el día siguiente, así que aún tenía un día en el que podía disfrutar de la libertad.

Era alrededor del mediodía cuando practicaba con mi violín, mi padre me lo compró cuando era niño después de haber visto a la orquesta local tocar en una de sus presentaciones, mi madre tocaba el cello en la orquesta, recuerdo lo fascinado que estaba al verla producir sonidos tan hermosos, era un sonido tan bello que simplemente, en ese momento, nada más importaba, recuerdo la sonrisa de mi madre ese día y recuerdo lo felices que se pusieron cuando les dije que quería un violín, pero, al pasar de los años las cosas fueron cambiando y las sonrisas fueron disminuyendo, mi padre ya no era aquel hombre con aquella actitud alegre, y a decir verdad, yo tampoco era el mismo, el tomar se convirtió en uno de sus vicios, y mientras él se sumergía más en el alcohol, yo me sumergía más en la soledad, el sonido del violín entraba por mis oídos y mis dedos presionaban las cuerdas, mientras mantenía mis ojos cerrados y veía recuerdos que pasaban por mi cabeza, de pronto sentí el calor que producían unas manos que fueron puestas sobre mis parpados

-Adivina quién soy-dijo la persona que puso sus manos sobre mí, mi rostro dibujo una sonrisa al escuchar aquella voz

-Jessie-respondí

Sus manos se apartaron de mi rostro y golpearon mi espalda

-Como siempre, no hay manera de sorprenderte

-¿De que hablas?, claro que me sorprendiste

-Claro como digas

Jessie era la mejor amiga que he tenido, de niños siempre fuimos muy apegados, incluso me defendía de los bravucones, y por su actitud y vestimenta poco femenina muchos le temían, pero todo eso cambio al ir creciendo, su feminidad se hizo cada vez más notable y muchos hombres trataron de acercase a ella, claro entre nosotros nada cambio, y si a mi no me agradaba uno de sus novios se lo decía, y por alguna razón era lo mismo cuando yo salía con alguien, nada cambio entre nosotros seguíamos siendo los mismos amigos de siempre.

-Vamos sigue tocando, dijo Jessie cuando me detuve un momento.

Así que seguí tocando, siempre estaba ahí para apoyarme, ella iba a mis presentaciones, aunque ella era la única que me observaba ya que mis presentaciones eran en mi casa y como ella jugaba en un equipo de Baseball yo iba a sus partidos, era apoyo mutuo, y cada vez que sentía que no valía la pena continuar, su sonrisa me hacía pensar lo contrario, y al igual que en ocasiones pasadas la sonrisa que dibujaba en su rostro en ese momento hizo que siguiera tocando, mientras tocaba veía como me observaba.

-Fue hermoso-dijo cuando termine de tocar la canción-Sabes, tengo una idea-en silencio se me acerco y tomó mi violín-yo solo asentí mientras la miraba directo a los ojos, guardo mi violín en su estuche y poniéndoselo sobre su hombro izquierdo tomo mi mano y me guío.

Al salir de la casa vi al cielo, y a que no adivinan quien estaba ahí...era el gran monstruos amarillo, se mantenía igual de radiante que siempre, tenía que mantener mis ojos entre abiertos y cerrados si quería verlo bien, luego de verlo por uno momentos volví a caminar cuando Jessie me gritaba:

-¡Vamos!¡Date prisa!

Después de un rato de caminar llegamos a un pequeño parque para niños de la cuidad, solía ir a jugar ahí con Jessie, al llegar frente a las hamacas Jessie tomó asiento y me miró.

-¿Y que esperas? Toca algo

-¿Qué?-dije, mientras miraba a mi alrededor-¿Estás loca?

Nunca había tocado para nadie más que para Jessie y mi padre, y me ponía nervioso que me vieran tocar

-Vamos, confía en mi-al escuchar esas palabras, puse el estuche sobre el suelo y saque el violín-Toca

Puse mi violín sobre mi hombro y lo presione con mi mentón, cerré los ojos, respire hondo, y empecé a tocar, El corazón se me aceleraba con cada nota, ¿y si fallaba?¿si no hacía bien los tiempos? Seguro se burlarían de mí, así que decidí dejar de tocar, pero al abrir mis ojos había más de un par de ojos observándome, volví a ver a Jessie que solo me sonrío, ya sabía el significado de aquella sonrisa, ya sabía cuáles eran sus intenciones al traerme aquí, ahora no tenía más opción, asentí respondiendo a su sonrisa, volví a cerrar mis ojos, respiré hondo y volví a tocar, no fue mucho el tiempo para que la gente empezara a murmurar, pero traté de ponerle más atención a las notas que a sus palabras, traté de ponerle más atención a mis dedos que a los nervios que sentía en ese momento, veía la partitura en mi cabeza y la seguía al pie de la letra, hasta que esta termino y deje de tocar, al dejar de mover mis dedos escuche una suave voz

-Lo hiciste muy bien-

Al escuchar esa voz abrí mis ojos, el silencio se apoderó del lugar, veía los rostros de quienes me observaban, agaché mi cabeza, sabía que lo haría mal, hasta que un niño empezó aplaudir al igual que todos a mi alrededor, al parecer les había gustado, unos niños se acercaron donde mí, yo veía a Jessie de pie que aplaudía con una sonrisa en su rostro, lo único que hice en ese momento fue responder a su sonrisa de la misma manera, sonriendo...


ÁngelesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora