12 de Marzo, 2009

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Hoy hacen ya cinco días que no sé nada de George.
No ha respondido a ninguna de mis llamadas y su móvil dice que ese número no existe.
Sus padres tampoco saben dónde está.

Dimos parte a la guardia civil hace casi tres días y nada, ni rastro. Dijeron que llamarían si averiguaban algo, pero yo estoy desesperada ya, así que me acercaré a comisaría a ver qué tienen.

***

El coche no arrancaba, por lo que he llamado a la grúa y he pedido un taxi.

Estoy subiendo las escaleras dispuesta a entrar en comisaría, pero alguien me agarra fuerte del brazo, me arrastra algunos escalones abajo y me tapa la boca con un paño húmedo mientras me sigue arrastrando por las escaleras.
Miro hacia arriba tratando de ver su rostro, pero lleva un pasamontañas.
Intento gritar, pero no me sale la voz; intento zafarme de él, pero me aprieta demasiado fuerte.

Ese pañuelo debía llevar cloroformo, porque ya no puedo mantener mis ojos abiertos. Siento mucho sueño, no voy a aguantar despierta mucho más tiempo.
Noto como lentamente se me cierran los ojos, lo veo todo negro.

SUEÑOS  ROTOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora