-Oh vamos-ruedo los ojos-puedo conseguirte algo con él.
-Y tú sabes que puedo meterte un buen puñetazo-Tom bufa riendose-¿Quieres comprobarlo?-lo miro.
-No, gracias. Quiero llegar decente a clases-sonrío mientras ponemos fin a nuestra caminata.
Estábamos a las afueras de la Universidad y ambos teníamos que ir a nuestras respectivas clases.
-Luego te llamo-se despide con la mano y asiento.
Camino buscando a Anne con la mirada, aun quedaban unos 5 minutos para que las clases comenzaran.
Pero, no la encuentro. Sin embargo, mi mirada se para en un par de hombres vestidos de negro. Freno en seco. Sentí como un escalofrío subió por mi cuerpo.
-No puede ser...-susurro y doy media vuelta.
A lo mejor son los inspectores... Me digo a mi misma, antes de decidir si irme o no de la uni.
-¡Madison!-el grito de mi amiga me trae de vuelta al mundo y miro hacia el lado- Gracias por esperarme.
-En realidad... Nada, dejalo.
-Vamos a clases, si no quieres que nos pongan una falta-asiento.
El timbre había sonado y todo el mundo se dirigía a clases. Vuelvo a mirar al lugar donde estaban los hombres vestidos de negro.
Habían desaparecido.
Decidí restarle importancia, aun así, me mantenía en un estado de alerta por cualquier cosa que pudiera pasar...
Os preguntareis, ¿por qué darle tanta importancia a un par de hombres vestidos de negro? Pues, tal vez porque la última vez que me topé con hombres vestidos de negro, las cosas no acabaron muy bien. Teniendo en cuenta que acabé con un coche encima. Es una historia muy larga que ya contaré en su debido momento.
Centrándonos en el tema; si estos tipos son los que digo, puede llegar a ser peligroso. Y no solo por mi, sino por todo lo que me rodea. Porque, vendrán a por mí. Y sin mí, no se irán de aquí. Aunque tengan que hacer cualquier cosa para ello.
El timbre suena después de dos aburridas y largas horas. De no ser por Anne que se ha llevado todo el tiempo hablándome de no se quién.
Mentira, aun así me he aburrido, muchísimo. Tener un zumbido en el oído por culpa de tu amiga pesada no es agradable.
-¿Verdad Madison?-se coloca delante mía.
-¿Eh?-digo parándome.
-Estás rara.
-Conoces mis mañanas, no soy una chica a la que le guste madrugar.
-Lo sé, pero también sé cuando las cosas no van bien-muerdo mi labio inferior- Sabes que puedes contármelo.
-No me pasa nada-dije queriendo acabar con la conversación y levanté la vista. Mierda.
- Ven, anda, te contaré en los baños-la agarré del brazo y dimos media vuelta.
Caminaba rápido y sin mirar a ningún lado. Por fin avisté los baños y suspiré aliviada.
-Estás rara-confirmó.
Entramos a los baños y cogí mi móvil.
-Ya puedes empezar a contarme, no te escaparás fácilmente-levanté la vista y se sentó en los lavabos.
A ver que me invento yo ahora; me dije centrándome de nuevo en el mensaje que estaba escribiendo para un viejo amigo. Si las cosas empeoraban, tendría que tener ayuda, porque estoy segurísima que esta vez no iba a ser igual que las demás, sino peor. Mucho peor.
-¡Madison, hazme caso y deja el maldito móvil!-intentó arrebatármelo pero fui más rápida.
Lo envié y guardé el móvil.
-A ver, qué quieres-le dije sentándome en el suelo encima de mi mochila.
Al menos aquí ganaría algo de tiempo. Todo el mundo está en clases y apuesto a que esos tipos me están buscando por todos lados.
-Es por Luke, ¿verdad?-la miro con el ceño fruncido y ella sonríe tanto que parece que le iba a dar algo.
Se ilusiona más por mis cosas que yo misma.
-Claro-dije intentando buscar cualquier excusa para decirle-Tom me ha dicho que le gusto-su cara se iluminó aun más y me asusté.
-¡¿Y por qué estás así?! ¡Deberías estar feliz!-mueve sus piernas colgadas hacia delante y hacia atrás.
-Es que, no se que hacer...-la voz del director interrumpe nuestra conversación.
'Señorita Madison Rose, acuda al despacho del director ahora mismo, gracias'
Genial.
Miro a Anne nerviosa y mi amiga me mira confusa. No es que fuera una chica que se metiera en problemas a menudo, por no decir nunca.
-¿Madison?-me encojo de hombros y cuelgo la mochila en mi espalda.
-No será nada malo, no te preocupes. Tú quédate aquí hasta que suene el timbre-asiente y salgo del baño.
Vale, Madison, relájate. Seguro que Tony ya tiene todo esto controlado.
O puedes pasar del director e intentar escapar de la uni.
Frené mis pies y miré hacia la puerta.
Mierda, ¿estos tios se multiplicaban o algo así? Habían 4 hombres vestidos de negros y dos furgonetas grandes estacionadas frente a la Universidad.
Suspiré y continué andando. Justo en la entrada de la dirección había otros dos tipos. Los miré seriamente y entré.
Son ellos. Confirmé tras haber visto el símbolo de Hydra.
Cerré la puerta y sin darme tiempo a más, alguien empezó a hablar.
-Ya sabes lo que queremos, si haces lo correcto, no pasará nada-me giré y el pánico se apoderó de mi.
Dos hombres apuntaban con pistolas al director, el cual estaba arrodillado en el suelo, y otro hombre me apuntaba a mi. El director me miró aterrado y suplicante, haciendo que me pusiera aun más nerviosa.
No me gustaba nada que se pusiera en riesgo la vida de las personas, y menos por mi culpa.
Un jarrón que se encontraba en el estante cayó al suelo junto a un par de cosas más. Los hombres se miraron y volvieron la vista a mi.
-Dejadle-dije intentando controlarme.
-Solo si cedes.
-Lo haré, pero no aquí-sin estar muy seguros, bajan las armas.
El tipo que me apuntaba a mi rápidamente agarró mi brazo con fuerza y me arrastró hacia fuera. Solté un quejido de dolor. Los otros hombres de fuera nos escoltaron.
A medio camino, escuché un tiro. Esto hizo querer girarme, cosa que no conseguí ya que me agarraron los tres tipos a la vez. Intenté con todas mis fuerzas zafarme de sus agarres pero no lo conseguí.
Todo el mundo empezó a salir de las clases y el patio se empezó a llenar. A su vez, más hombres de Hydra empezaron a aparecer, causando un gran caos.
De repente, veo aparecer una especie de platillo volante que golpea a los tipos que me agarraban, dejándome caer.
Me levanto con todas mis fuerzas, dolorida, y miro a mi alrededor. Consigo ver como el platillo llega a manos de un hombre que corría hacia mi.
Y caí en la cuenta de que el platillo volante no era un platillo volante, sino un escudo.
Y que el hombre que corría hacia mi, no era cualquier hombre... Era, nada más y nada menos, el Capitán América.
. . . . .
aqui está el 1er capítulo, espero que os vaya gustando!
un abrazo ^^
-irw