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Ella...estaba perdida en las estrellas.
Al sentarse o recostarse en el césped de su casa, o al lado de su piscina, disfrutaba mucho de ver las estrellas, las constelaciones, las luces que, acompañadas por la luna, iluminaban el planeta y hacían de aquel mundo un lugar mejor, sin siquiera saber nada de ellas.
El no saber nada, como qué eran, de dónde venían o por qué existían, lo hacía mucho más interesante e intrigante el ir a verlas, pero no sólo las miraba; sino también las analizaba.
Había escuchado que las estrellas eran gases, que incluso eran más grandes que la misma Tierra. También había oído que nadie sabía cuantas había, pero alguna vez oyó que había 200 mil millones de estas.
Otras teorías más...espirituales, por así llamarlas, decían que las estrellas eran almas de personas fallecidas; que cuando alguien moría, nacía una nueva estrella.
Pero estas hipótesis no tenían importancia para ella, simplemente le gustaba verlas y pensar que algún día llegaría a tenerlas cerca.
El recostarse a ver constelaciones, como las Tres Marías, le era reconfortante y relajante, le satisfacía. Le encantaba.
Hubo veces en las que se quedaba dormida en el exterior observando aquellas lejanas luces que, a decir por ella, no eran tan lejanas.
Sólo pensaba en las estrellas y la atracción que estas le provocaban. Le fascinaba el hecho de no saber realmente qué eran.
Solamente se dejaba llevar, y se perdía en las estrellas.

"Perdida en las estrellas"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora