Cerré los ojos ante aquella luz tan potente, y al abrirlos pude ver que todo a mi alrededor era blanco y negro, ni siquiera tenía tonos de gris.
Habíamos aparecido todos en una especie de habitación de hospital, con varias camas en la que gente monocromática estaba colocando a mis compañeros, cuando de repente el peso en mi hombro se desvaneció y me giré alarmada para ver cómo alguien estaba quitando a Hoodie de mi lado.
Me incorporé rápidamente y me arrepentí instantáneamente. Todo mi cuerpo ardía como el día en el que Kate me encontró, pero traté de que no lo notaran.
No se quien es esta gente... Y no me fío.
-Cálmate... Estás herida...- Una melodiosa voz femenina me habló a mis espaldas, al voltearme vi a una mujer de cabellos completamente blancos, sus ojos están tapados por dos equis blancas y de sus labios bajan sendas marcas negras que dan la impresión de ser sangre y que le dan un aire triste, su ropa es blanca y negra y su piel es Igual de pálida que su cabello.
-¿Quien eres? ¿Que hacen?-Estaba más preocupada por lo que le estuviesen haciendo a mis compañeros que por mis heridas. Después de todo... No es como si fuera la primera vez que las tengo.
-Me llaman Cursor. No te preocupes, no tenemos intención de dañarlos.- Su tono suave tiene un tinte maternal, pero aún así no me fío. Miro a mi alrededor buscando al rubio y lo encuentro junto con todos los demás, cada uno recostado en una cama.
Siento una mano en mi hombro y la sacudo violentamente antes de girarme para enfrentar a la misteriosa mujer, quien me mira con aires tristes.
-Estás herida... Dejame ayudarte...
-No - Le interrumpí - Estoy bien.
La mujer sonrió triste y asintió lentamente.
-Como quieras... Si quieres descansar allí tienes una cama. Nosotros nos ocuparemos de tus amigos.- La miré con desconfianza, pero me rendí ante el hecho de que en realidad estaba bastante adolorida y cansada. Asentí débil y me dirigí a la cama.
En cuanto mi cabeza tocó la almohada, mi conciencia se desvaneció por completo.
Desperté con dolor de cabeza y muy cansada, incorporándome mientras tallaba mis ojos y los acostumbraba a tanto blanco brillante. Una vez sentada en la cama pude darme cuenta que mi ropa no era la misma, y en vez de eso tenía una remera blanca manga corta y un pantalón holgado negro.
¿Dónde está mi abrigo?
Miré a mi alrededor y pude ver a mis compañeros recostados, todos aún inconscientes y heridos, con vendas y moretones. En ese momento miré mis brazos descubiertos, en los que mis cicatrices estaban muy visibles y una venda cubría mi marca. Aparentemente esa zona estaba más dañada que el resto.
Me levanté poco a poco ya que el dolor había vuelto a mí, y caminé entre mis compañeros dando un vistazo. Cuando de repente la puerta se abre y al girarme alarmada pude ver que se trataba de Firebrand, quien me miró con un poco de sorpresa antes de sonreírme.
-¿Te sientes mejor?
-Puedo soportarlo.
Negó divertido mientras se acercaba a mi.
-¿Quieres comer algo?
-Preferiría una ducha, si se puede.
-Claro, sígueme.-Contestó mientras asentía y me hacía una seña para seguirle. Le seguí fuera de la habitación hasta otra de exactamente el mismo tono blanco y negro, pero con duchas. - Estaré vigilando a tus amigos, ve allí cuando termines. -Me sonrió mientras se daba vueltas para irse.
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¿Como me convertí en esto? (Lucy)
ParanormalVale, no soy un ángel. Pero tampoco me merezco todo lo que me ha pasado. ¿Acaso no era suficiente? ¿Por qué tuviste que aparecer para terminar de romper mi quebrada vida? NO QUIERO ser tu proxy. Y te aseguro que no toleraré serlo. Al menos, no po...