Capítulo 23

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Cerré los ojos ante aquella luz tan potente, y al abrirlos pude ver que todo a mi alrededor era blanco y negro, ni siquiera tenía tonos de gris.

Habíamos aparecido todos en una especie de habitación de hospital, con varias camas en la que gente monocromática estaba colocando a mis compañeros, cuando de repente el peso en mi hombro se desvaneció y me giré alarmada para ver cómo alguien estaba quitando a Hoodie de mi lado.

Me incorporé rápidamente y me arrepentí instantáneamente. Todo mi cuerpo ardía como el día en el que Kate me encontró, pero traté de que no lo notaran.

No se quien es esta gente... Y no me fío.

-Cálmate... Estás herida...- Una melodiosa voz femenina me habló a mis espaldas, al voltearme vi a una mujer de cabellos completamente blancos, sus ojos están tapados por dos equis blancas y de sus labios bajan sendas marcas negras que dan la impresión de ser sangre y que le dan un aire triste, su ropa es blanca y negra y su piel es Igual de pálida que su cabello.

-¿Quien eres? ¿Que hacen?-Estaba más preocupada por lo que le estuviesen haciendo a mis compañeros que por mis heridas. Después de todo... No es como si fuera la primera vez que las tengo.

-Me llaman Cursor. No te preocupes, no tenemos intención de dañarlos.- Su tono suave tiene un tinte maternal, pero aún así no me fío. Miro a mi alrededor buscando al rubio y lo encuentro junto con todos los demás, cada uno recostado en una cama.

Siento una mano en mi hombro y la sacudo violentamente antes de girarme para enfrentar a la misteriosa mujer, quien me mira con aires tristes.

-Estás herida... Dejame ayudarte...

-No - Le interrumpí - Estoy bien.

La mujer sonrió triste y asintió lentamente.

-Como quieras... Si quieres descansar allí tienes una cama. Nosotros nos ocuparemos de tus amigos.- La miré con desconfianza, pero me rendí ante el hecho de que en realidad estaba bastante adolorida y cansada. Asentí débil y me dirigí a la cama.

En cuanto mi cabeza tocó la almohada, mi conciencia se desvaneció por completo.

Desperté con dolor de cabeza y muy cansada, incorporándome mientras tallaba mis ojos y los acostumbraba a tanto blanco brillante. Una vez sentada en la cama pude darme cuenta que mi ropa no era la misma, y en vez de eso tenía una remera blanca manga corta y un pantalón holgado negro.

¿Dónde está mi abrigo?

Miré a mi alrededor y pude ver a mis compañeros recostados, todos aún inconscientes y heridos, con vendas y moretones. En ese momento miré mis brazos descubiertos, en los que mis cicatrices estaban muy visibles y una venda cubría mi marca. Aparentemente esa zona estaba más dañada que el resto.

Me levanté poco a poco ya que el dolor había vuelto a mí, y caminé entre mis compañeros dando un vistazo. Cuando de repente la puerta se abre y al girarme alarmada pude ver que se trataba de Firebrand, quien me miró con un poco de sorpresa antes de sonreírme.

-¿Te sientes mejor?

-Puedo soportarlo.

Negó divertido mientras se acercaba a mi.

-¿Quieres comer algo?

-Preferiría una ducha, si se puede.

-Claro, sígueme.-Contestó mientras asentía y me hacía una seña para seguirle. Le seguí fuera de la habitación hasta otra de exactamente el mismo tono blanco y negro, pero con duchas. - Estaré vigilando a tus amigos, ve allí cuando termines. -Me sonrió mientras se daba vueltas para irse.

¿Como me convertí en esto? (Lucy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora