Nightmares

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-Venga (T/n), volveré dentro de poco.- Abrace a mi madre, ella me correspondió. La semana había pasado muy rápido.

Ella tenía que irse a ayudar en los campos, mientras que yo me tenía que quedar con Jacke. No es que no quisiera estar con Jacke, pero era mi madre. El año pasado prácticamente la perdí, y ahora es ella la que se va.

La acompañe hasta la puerta del bar, me despedí de ella por enésima vez mientras quitaba el cartel que había puesto el castaño "Ahora vuelvo", ese cartel llevaba puesto más de tres horas.

Me di la vuelta para despedir una vez más, a mi madre. La volví a abrazar, ella esta vez me dio unas palmaditas en la espalda. Tras ese gesto, note como las lagrimas brotaban para terminar rodando por mis mejillas.

-No quiero que te vayas...-Murmure cuando dejo de abrazarme.

-Lo sé, pero tengo que hacerlo.- Me limpio las lagrimas que, ya pasaba de evitar que salieran. Me dio un beso en la frente, para luego comenzar a irse.

Me quede mirándola hasta que la pedí de vista y entre dentro del bar.

Desde el día en que había venido la Legión, trabajaba todos los días ayudando a Jacke. Limpie las mesas con un trapo hasta que el castaño llego.

-Buenos días.- saludo mientras dejaba una bolsa de papel con las compras.- ¿Ya se ha ido tu madre?

Asentí.

-Creo que algunas personas de las que se llevaron a trabajar en los campos, también van a ir.- Murmuro Jacke colocando bien las mesas y sillas. Pero no le respondí.

"Pero... si ella va a ir a trabajar en los campos..."

Cuando las personas que ya eran habituales en el bar, comenzaron a mirarme fijamente. Empecé a romper algunos platos y vasos. Jacke me miraba cada vez que sonaba el ruido de algún vidrio rompiéndose.

-(T/n), ve a descansar. No trabajes hoy.- Una mujer mayor, me cogió del brazo cuando pase por su lado.- Dile a Jacke que te dé el día libre, lo necesitas.

El nombrado se acerco limpiándose las manos con un trapo. Inclino la cabeza mirándome. Y la mujer volvió a hablar.

-Anda, cariño, dale el día libre.- Jacke frunció el ceño, pero en seguida se giro a mí.

-¿Estás bien?- Asentí, pero obviamente el no me creyó.- Pues para estar bien, has roto unos cuantos vasos.

Suspire y me encamine hacía la trampilla.

-Luego te llevare algo para que comas.

Me cambie a una ropa y salí a fuera.

Camine hasta la puerta del distrito, varios miembros de las Tropas Estacionarias estaban apoyados en las paredes y otros estaban sentados sobre unas cajas.

"Vagos..."

Cuando me vieron pasar dejaron de hablar entre ellos y se fijaron en mí. Pero yo me fije en otra persona.

Un chico rubio estaba sentado apoyando su espalda en el muro, abrazando un sombrero. Cuando me acerque a él, pude ver como diminutas gotas brillantes caían sobre el sombrero.

-¿Estás bien?- El chico se sorbió la nariz y se limpio las lagrimas.

-Si... Sí, estoy bien.- Cuando alzo la vista pude ver sus ojos. Eran de un color azul cielo, igual al color que se indicaba para las extensas masas de agua, que se encontraba en los libros prohibidos. Lo reconocí, era uno de los tres chicos que estaban también en mi distrito.

Le sonreí y el trato de hacer lo mismo, pero las gotas cristalinas seguían rodando por sus mejillas.

-M-Me... Me llamo Armin... Arlert.

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