A través de la ventanilla del autobús podía ver los autos pasando uno tras de otro. Sus palabras invadieron mi mente y recordé lo que indignada me dijo: "tú no me entiendes"
Lo cierto es que a estas alturas del partido realmente no me importaba mucho si le entendía o no; sin embargo, no había modo alguno en que tuviera la razón pues entendía perfectamente que, aunque quisiera creer que era única y diferente, lo cierto es que no era ni única, y mucho menos diferente.
¿Quién crees que eres para llegar y decir que eres diferente a todos los demás? Esos "demás" son simplemente un puñado de personas, como tú. Los "demás" dependen tanto como tú de lo que "otros" les digan -o callen-.
Lo siento, no eres diferente. ¿Acaso crees que has sufrido más que cualquier otro?
¿Acaso piensas que por vestir mezclilla cuando todos van con deportivos es ser diferente?
¿Te crees único simplemente por el hecho de "creer" que piensas de un modo distinto al que todos lo hacen?
Lo siento, pero no. Jamás vas a conocer el significado de esa palabra.
Dime, cuántas ideas, de esas de las que presumes haber tenido sólo tú y nadie más, han sido paridas desde lo más profundo de tus pensamientos.
No existe diferencia alguna de la cual puedas estar orgullosa. Tus problemas no son ni los peores ni los más importantes, a nadie le importa tu necesidad de atención, a nadie le interesan realmente tus problemas, no hay motivo para seguir arrastrándose tras el consuelo de que todo estará mejor.
No importa realmente si te entiendo o no, tú no eres el único que siente, ni el único que piensa. No eres el único que tiene problemas y no eres el único ser al que la existencia ha tratado como basura. O peor. Siempre puede haber algo peor.
Los autos continúan pasando, uno tras de otro mientras el autobús permanece inmóvil.
"Pienso... Por qué pienso...
Pienso porque existo...
Pienso, entonces existo...
Existo...
Existo...
Existo...
La existencia es una imperfección"
Veo mi reflejo en la ventanilla, no soy yo, el reflejo no me pertenece. No me pertenezco. Ni te pertenezco. Mi existencia depende del otro, de aquél a quién reconozco y en quién encuentro todas aquellas características que en mí identifico.
No existo para las piedras, ni para los árboles, el viento no choca contra mi rostro ni el agua humedece mi cabello. No existo mas que para aquél que es consciente de que soy un ser semejante a él, de que en mi encuentra lo mismo que hay en él. Y existir o dejar de hacer ni siquiera importa porque al final. Dejaré de ser reconocido y quedaré en el olvido. Y todos seremos olvidados. Al final la memoria de lo que somos quedará opacada por la indiferencia, el desinterés en lo que encuentro en mí mismo.
El autobús avanza, en su interior las personas, apretujadas unas contra otras, luchan por continuar haciendo lo que mejor hacen. Existir.