hay una cajita de zapatos,
de cuatro muros amueblados,
que esconde las historias de una chica de pelo corto
y rostro alunado.
los libros en el estante cuentan historias de fantasía,
de demonios, niños sin identidad y sueños que se pierden entre la neblina.
pero no se comparan con la verdad
¡su cruda y agria realidad!
dias de caricias,
noche de llantos.
porque le hace mal, ya no lo quiere a su lado.
solía tener una melena que llegaba hasta su cadera,
ahora sus rizos rozan su nuca, ya no es fácil esconder la tristeza que sus ojos reflejan.
que nena buena,
nunca sale por las noches a bailar.
que nena buena,
deja las drogas y vicios esperando desde el otro lado de la puerta.
¿acaso vivir en la cajita de zapatos evitó que su corazón rompieran?
las luciérnagas sobre la ventana titilan,
algunas veces cómplices de un amor imposible
y otras de un llanto ahogado.
demasiado sensible,
demasiado débil,
demasiado rota.
y se lo dijo él,
ese de las "tardes de fiaca".
"ocultas todo esa sensibilidad detrás de un sarcasmo y una frialdad muy mala,
tan solo para que no vean que sos tan blanda como un pan que puede ser
quemado, pisado o estropeado por cualquiera".
¿te tengo que agradecer
por ser tan frio y desalmado?
me heris una y otra vez,
por eso ya no te quiero a mi lado.
prefiero quedarme sola,
en mi cajita de zapatos.
ESTÁS LEYENDO
Un boleto a Francia, por favor.
Non-FictionRecopilación de escritos que son demasiado cursis y personales como para leerlos en mi clase de Literatura.
