"Solo... Dame Amor"

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Les recomiendo que lo lean escuchando la canción Give me Love, de Ed Sheeran, (multimedia).

Disfrutenlo.
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Estaba borracho.

Y seguramente también todavía un poco drogado.

Sus manos llevaban horas jugando con la flecha de su arco, corriéndola entre sus dedos una y otra vez. Levi usaba también unas alas blancas de ángel y una toga corta de tela muy fina. Se suponía que era Cupido. Se suponía... que el era Cupido. Sus dedos temblorosos apretaron la flecha con fuerza, rompiéndola en dos partes, mientras intentaba no sollozar.

- ¿Por qué? - pregunto a nadie.

Miro la flecha rota y supuso que esa era el.

- ¿Por qué? - repitió más alto a su departamento vacío y oscuro.

El silencio y las sombras lo rodeaban como única compañía, igual que siempre. Todo el tiempo igual. Todo el tiempo sería así. Soltó una carcajada amarga, y gracias a la ventana abierta un maldito rayo de luna entraba en la habitación, alumbrando directamente a donde el estaba encogido en el suelo, permitiéndole mirar claramente por fin el estado en que lo habían dejado ahora que no tenía su flecha para entretenerse con ella. Miro sus piernas llenas de moretones que le hizo cuando intento patearlo fuera de el, en sus brazos al tratar sacárselo de encima, sintió más que verlos los moretones en sus caderas que sus manos le habían hecho cuando lo sujetaban con excesiva fuerza, el golpe en la boca de su estomago que le había sacado el aire. No deseaba verse la cara, aunque no necesitaba hacerlo para saber que sus labios estaban cortados.

Fue consciente del agudo dolor en su trasero, y del estado de su fina toga blanca que ahora se encontraba desgarrada, aferrándose a uno solo de sus pálidos hombros por apenas un débil jirón. Se la había puesto cuando Erwin se fue de la habitación de motel barato, dejándolo tirado en una cama y llorando, únicamente llorando.

- Él... no parecía ser así - se excuso con su apartamento vacío, siempre vacío - Él era dulce, era atento, era tierno conmigo, él... - su voz se quebró y Levi se maldijo por ello. Después de todo, no era la primera vez que lo violaban. El hijo de una ex prostituta no podía pedir nada más.

Levi se pregunto si todo eso era culpa de su madre. Si era culpa de su padre por haberse casado con una prostituta, y haber abandonado a su hijo cuando Kuchel finalmente murió. Se pregunto si era culpa suya, si hacia algo para provocar que los hombres le hicieran esas cosas.

Levi tenía amigas, y a ninguna de ellas les había pasado algo siquiera similar. Algunas ni siquiera le creían cuando les contaba de su vida.

- ¿Por qué... será? - murmuro, poniéndose por fin de pie.

Ignoro el dolor y fue hasta donde tenía un espejo. Un rostro pálido le devolvió la mirada. Sorpresivamente, solo tenía un golpe en la mejilla derecha y sus labios rotos, todavía un poco sangrantes, pero por lo demás se veía normal. Así que se miro fijamente. Los ojos grises y fríos como el hielo, una nariz pequeña y respingada, pómulos marcados en un rostro de rasgos finos y delicados, y unos labios que usualmente eran rosados y de tamaño mediano. Llevándose una mano a la cabeza, se deshizo los restos del peinado y dejo que su pelo azabache cayera libre por sus orejas.

Era azabache natural, una versión masculina más delicado y hermoso que la Barbie americana. Cintura estrecha, trasero y piernas bien formadas. No era muy alto, pero sus botas lo compensaban. Usaba ropa llamativa, como sus otras amigos, pero ninguna de ellos tenía problemas.

Levi era la viva imagen de su madre muerta. El era el hijo de una prostituta de la ciudad Subterránea, que había sido traída a Japón a base de engaños y después fue sacada de las calles por un hombre nacido japonés pero que tenía ascendencia inglesa. Kenny Ackerman tenía dinero, por lo que no había sido problema. Pero su madre nunca había sido feliz con él, y le había dejado por herencia a su hijo las mismas desgracias al dejarle únicamente la misma estatura.

Give me Love (SnK)[Yaoi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora