—Entonces, Zayn compró un helado de chocolate blanco con chispas de chocolate negro y le colocó salsa de frutilla por encima. Finalmente, me contó que era su sabor favorito. Creo que estoy conociéndolo mejor— dijo Leila. Había estado hablando acerca de Zayn hace unos aproximados treinta minutos y yo, cómo la mala costumbre de mala amiga que tengo, había escuchado tan solo un treinta y dos por ciento de sus palabras. Me hubiera gustado enfocar mi mente en sus comentarios, anécdotas e información que había recaudado acerca de Zayn aquella tarde, pero no podía. Mi mente no volaba por otras nubes que no fueran la conversación, en la que junto a Melanie fui intérprete, que habíamos tenido por la mañana.
No precisamente pensaba en lo que había dicho ni hecho, sino que, tan solo no podía dejar de imaginar lo que podría venir. Quería entender a lo que estaba expuesta y todo a lo que me expondría en un futuro no muy lejano, porque está claro que a estas alturas —gracias a mi fortuna— no puedo mantenerme al margen.
Por suerte, en las horas sobrantes en el colegio, me reservé en evitar cualquier encuentro con Melanie y funcionó. Sin embargo, me sentía como la protagonista de la peor película de la historia de las películas. Mi vida comenzaba a parecer un reality show, con dramas y problemas, que sin desmentirlo, por cierto lado, me divertían y me mantenían ocupada. Pero al final del día, siempre terminaba pensando demasiado. A tal punto de pensar que mi cabeza explotaría.
—¿Estás escuchándome? —preguntó Leila, curiosa y enfadada luego de un relato sin pausas de treinta minutos.
—Claro que sí—mentí.
—Claro. —dijo, observándome con una de las miradas más raras de Leila. —Entonces dime, ¿qué ha sido lo último que he dicho?
—Hmm… Bueno, sino me confundo, te has quedado en que el sabor favorito de Zayn es frutilla, con salsa de chocolate.
—La que se ha quedado eres tú. Empezando, que feo eso de que no me escuches cuándo eres tú la primera que pide hasta el último detalle. Luego, su sabor preferido no es frutilla con salsa de chocolate, es chocolate blanco con chispas de chocolate negro y crocante, con salsa de frutilla.
Solté un suspiro agotador, casi tanto que mis pulmones llegaron a crujir. Sabía cómo era el humor de Leila y así era ella. Nada, con respecto a mí, lo hacía con mala intención. Sin embargo, nada de lo que decía me hacía sentir mejor. Quiero decir, sentía que debido a mis propios problemas, aparto a la gente que más quiero. Y en eso nunca había pensado. Había sido más que egoísta.
—Estás más distraída de lo normal. —confiesa, observándome el rostro y recorriendo con sus ojos cada zona, como comprobando que esté todo en orden. — ¿Estás pensando en Elena?
Boom. Otra vez, no lo hacía con mala intención, pero terminaba hundiéndome al abismo cada vez más hondo. Y la profundidad nunca me ha gustado. Elena, como tantas cosas a las que he apartado, no ha sido la excepción. Han pasado quizá una o dos semanas de que no nos hablamos, desde que, aunque inconscientemente, yo la había apartado como ella lo había hecho sin una explicación. Como si fuese un problema más que acumular y no quisiera tratar con ella. Porque, aunque no dejaba de recordarla, no me había propuesto arreglar nuestra amistad. Y eso dolía. Otro acto de egoísmo por mi parte: Abandonar una amistad. ¡Anotación para Hastings!
Y un punto para ella también, ¿acaso no le importaba?
—No te preocupes. Las cosas entre ustedes se arreglarán— dijo, y por primera vez, más allá del discurso sobre que sabores de helado son los preferidos de Zayn, las palabras que ha dicho me resultaron reconfortantes. Un apoyo que bastaba para que al menos mi depresión subiera un podio hacía el camino de la despreocupación.
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Its Gotta Be You
FanficAria Hastings, una adolescente de dieciséis años, mejor amiga de Elena y Leila, enemiga natural de Melanie, divertida, simpática, y perdidamente enamorada desde hace años de Niall Horan, no sabe que a partir de ahora, su vida tomará un giro inespera...